B U N N I E
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— No conocemos a la madre de los perdidos, estás segura de querer leer el contenido de este sobre, ¿Qué te asegura que diga la verdad? – con un tono sereno la seguridad de Tadeus había regresado y mirando un poco más allá de sus hombros pude ver su tabla. Ahora entiendo por qué estaba con una toalla lista cuando salí del mar, venía a surfear, pero se encontró conmigo saliendo del agua en ropa interior.
— Me da la misma seguridad que mi padre diciéndome la verdad, es sumamente testarudo y cuando quiere ocultar hechos de su pasado se vuelve en un experto – exclamó rodando los ojos, mi padre no me dirá nada y mi último recurso será esta carta quizá pueda usarla para amenazar a mi padre y que me diga la verdad finalmente.
— Sea lo que sea que tu cabeza esté planeando debes pararlo, conozco suficientes semidioses como para reconocer esa mirada que solo trae problemas Bunnie. Desiste de usar esa carta y pregúntale a tu padre cuál es su pasado no el tuyo, por algo querrá ocultarlo tú no sabes lo que pasa por su cabeza – formula el chico con una ceja alzada. Sé que tenía razón, pero también sé que mi padre intentara mentirme si lo hizo desde que se separó de mi madre que me garantiza que no lo haga ahora.
— Pero... ¿Y si me miente de nuevo? – temblando hable con un escalofrío comenzando a recorrer mi cuerpo, el frío del agua comenzaba a tomar factura de mi cuerpo.
— Lo enfrentaremos juntos – objeta él ofreciéndome su mano – Puedo acompañarte a que te diga la verdad, soy un dios después de todo si no quiere que lo maldiga tendrá que decirnos la verdad – alega ahora con un mejor semblante y acepto su mano tomándola con firmeza. Estaba a punto de comenzar a temblar por el frío, pero el calor que emitía su mano me hizo contener el estremecimiento.
— Gracias – contestó con un tono bajo, sentía que la sangre estaba subiendo hasta acumularse en mis mejillas. Por Zeus que es Tadeus nadie más, pero es verdad que lo bese y desde ese momento todo es extraño entre nosotros. — Es mejor que me vaya ahora luego te devolveré la toalla – soltando su mano recojo mi ropa del suelo, apretándola contra mi pecho quería salir corriendo, pero aún estaba hipnotizada con la sonrisa de Tadeus. Ya es momento de concentrarse y dejar de ver como idiota al hijo de los mares.
— No te preocupes por eso – su voz se quebró al pronunciar las últimas palabras y la curiosidad se despertó en mí, ya que él me estaba ayudando me gustaría hacer lo mismo por él.
— ¿Está todo bien? – balbuceo en un hilo de voz acercándome hasta donde se encontraba y tomándolo de su antebrazo. No le conocía mucho, pero se notaba que algo lo estaba preocupando.
— Sinceramente nada está bien, pero debo aprender que las cosas nunca salen como las planeo siempre termino decepcionado – se entristeció con lo que dijo y apartó su mirada de mí, pero su otra mano tocó la mía apenas rozando nuestras manos.
— Dime si puedo ayudarte Tadeus – expresó apretando mi agarre en su brazo, ahora sí que quería ayudarle y eso que apenas nos conocemos, todos estos años ambos éramos dos desconocidos entre nosotros, pero ahora somos lo que se puede decir amigos o algo supongo.
— Esto es algo que debo arreglar solo Bunnie no lastimaré a nadie cuando puedo solucionarlo solo, gracias por tu ayuda de igual manera – murmura girando su rostro a verme y joder su mirada fue como los rayos del sol en pleno verano quemando hasta la última célula de mi piel. Sin voz tan solo pude asentir con la cabeza y rezarle a Zeus para que mi boca se mantenga cerrada, ¿en qué momento dejó de verse como el tío de mi amiga y pasó a ser un chico ardiente?
Soltando su brazo sentí el frío de la ausencia de su piel, apenas haciendo una mueca de sonrisa me alejo de su persona caminando reprendiendo mental mente que no debo darme vuelta. Si lo hago no habrá marcha atrás, no puedo darme la vuelta debo seguir adelante mi casa queda muy cerca no puedo voltear... al demonio. Girando mi rostro hacia atrás me encuentro con sus ojos azules como el océano viéndome con una sonrisa carente de humor, alzó su mano para saludarme y yo imité su gesto torpemente intentando que mi ropa no se me cayese. Dándome vuelta una vez más sonrió de nuevo riendo bajo para mí y vuelvo a retomar mi camino a casa ahora sonriendo de manera genuina compartir un instante con aquel chico fue suficiente para que me sintiera mejor.
En casa de mi madre me di una ducha dejando mi otra ropa para lavar y con una nota a mi madre por si se aparecía antes en la casa para poder devolverle la toalla seca a Tad. Viendo la hora me voy corriendo de la casa de mi madre si mi padre se da cuenta de que no estoy en casa va a matarme tenemos un acuerdo estricto y que yo me pase las reglas a estas alturas sería como retroceder varios casilleros. Con mi mochila
en manos viajó hasta mi casa dejándome caer en la cama, soltando un largo y contenido suspiro mientras observo las estrellas de plástico que había en mi techo. No se escuchaba nada inusual en mi casa lo que quería decir que estaba sola y con esa libertad me deje dormir pensando en todo lo que había pasado. Mi felicidad me resultó efímera, apenas pude dormir comencé a tener sueños con la madre de los perdidos, su carta y los secretos que envolvían el pasado de mi padre. Pude sentir una opresión en el pecho tan grande que me estaba costando despertar del sueño, no podía escapar de aquellas pesadillas que ahora me estaban persiguiendo mientras pronunciaban mi nombre. Y habría seguido en aquel bucle sin fin donde yo escapaba y las pesadillas me atrapaban si no fuera por Maddy que saltó encima de mí.
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Editado: 02.10.2021