Los Ojos Del Mal

Memorias

Al llegar el lunes me sentía extraña, desde el día que deje solo a Tommy me sentía de ese modo. Tenía un cierto dolor que me invadía y llenaba mi mente de absurdos pensamientos de culpabilidad. Al mismo tiempo habían sentimientos de satisfacción dentro de mi. Mi cabeza era un desastre. No entendía como podía sentirme de ambas maneras.

Sabía que no estaba bien haber dejado solo a Tommy, pero no me sentía del todo mal, no me arrepentía de haberme quedado en casa de Demian. Mis sentimientos no eran solo de amistad. No podía olvidar su sonrisa.

Al verlo en el colegio mi corazón respondió y unas ligeras mariposas se comenzaron a mover sin control dentro de mi.

—¡Hola Kai! —dijo Demian con su elocuencia común. ¿Cómo estuvo tu fin de semana?

—Interesante —respondí intentando sonar natural—. Solo fue un fin de semana más.

—¡Qué bien! —dijo Demian haciendo caso omiso a mi aptitud—. Durante todo este fin de semana estuve pensando en como ayudarte.

—¿En serio? Cuéntame tus opciones —pregunte curiosa.

—Pensé en dos opciones —Demian usó sus dedos para crear el número. La primera, supongo no será muy útil. Pensaba que si tenías algún número para llamar, podrías hacerlo desde la tienda.

—No tengo ningún número para llamar, Jason no me dio uno.

—Lo supuse, sino lo hubieras mencionado. La otra opción es ir a Ferdwook —agregó Demian ocultando sus dedos. ¿Qué te parece?

—Me parece que se te olvido con quienes vivo. Jamás podría ir a ese lugar por mi propia voluntad. Puedo escaparme de vez en cuando para andar por ahí, pero irme por tanto tiempo no sucederá.

—Lo sé, sé que tus tíos no son fáciles, pero la última vez los logramos engañar. No creo que sea tan difícil.

—Demian, no es así —dije con mis mano cubriendo mi rostro—. No los engañamos.

No quería mencionar lo que sucedió. Simplemente se me escapó de la boca y no lo pude controlar.

—¿De qué hablas? —preguntó Demian un tanto confundido.

—No es nada —repliqué evitando la pregunta.

—Kaila ¿Qué pasó? —preguntó nuevamente.

—Ya te dije que no paso nada, no es importante Demian.

En ese preciso instante entró mi prima y se nos quedó observando de pies a cabeza. Me empujo ligeramente para hablar con Demian.

—Hablamos después —dije mientras me retiraba.

Durante todo el día Irina estuvo pegada a Demian, al punto que este ni siquiera pudo acercarse a mi.

Yo por mi parte estuve pensando sobre su solicitud. Debía darle las gracias a Irina por alejarlo un poco. No me sentía en condiciones de tenerlo cerca. Quería enfriar mi cabeza, porque el momento en que Demian hizo la solicitud de viajar juntos me sentí muy feliz, pero no me podía dejar llevar. Ni siquiera me sentía feliz por ir a buscar a Jason, sino porque estuvo pensando en mí y porque podríamos viajar juntos. Eso estaba mal. Debía dejar de pensar de ese modo.

Ya por la tarde en el trabajo Demian volvió a sacar el tema.

—Kaila, me puedes decir que sucedió en tu casa.

—No quiero hacerlo ¿Acaso no entiendes que no quiero que me sigas viendo como la pobre chica al rescate?

—Tú acaso no entiendes que me gustas demasiado, para pasar por alto lo que te sucede.

—Demian yo no pedí gustarte, ese es tu problema —respondí con frialdad.

—Entonces es solo mi problema, dices —replicó Demian con molestia en su mirada—. El que te hayas quedado en mi casa y el momento que ambos sabemos que compartimos no es nada para ti. Kaila no puedo dejar de pensar en ti. Cualquiera puede pensar que soy un simple chico demasiado joven para saber de estas cosas, pero eso no me importa. Yo sé lo que siento y sé que no puedo sacarte de mis pensamientos, el sólo verte me hace sentir nervioso. No creas que no notó que tu estás en el mismo estado.

—Podrías bajara la voz —repliqué—.Estamos en el trabajo.

—En serio te cuesta tanto aceptar que sientes algo por mi —Demian se volteo molesto y abandonó el área de cocina.

Me sentí un poco culpable, siempre estaba a la defensiva. Demian solo estaba preocupado por mi. Sabía que me había equivocado. Demian no se acercó a mí ni una sola vez, me ignoró hasta la noche.

—Demian ¿Quiero hablar contigo? —dije un poco antes de cerrar la tienda.

—¿Ahora si quieres hacerlo? ¿Por qué debería de escucharte? —respondió Demian con molestia.

—Me equivoqué, tienes razón—respondí agachando mi cabeza.

—Kaila te quiero, pero eso no quiere decir que voy a soportar esa aptitud. Quiero ayudarte, pero si tu no te dejas ayudar no puedo hacer nada.

—Podemos hablar en la parte trasera de la tienda, no quiero incomodar a los otros empleados.

—Está bien —respondió Demian guiándose a la puerta trasera—. Ahora te escucho ¿Que me quieres decir?

—Te quiero pedir perdón —respondí mirando al suelo—. Tienes razón, siempre la tienes. Yo soy reservada, no quiero que nadie llegue a inmiscuirse demasiado en mi vida. Me da miedo y es cierto, hay algo que crece por ti dentro de mi.

—Entonces porqué cuando creo que por fin nos hemos acercado, te vuelves a alejar —preguntó Demian acercándose a mi—.

—Demian somos apenas dos niños de casi dieciséis años. Nos falta tanto por conocer, no sabemos nada de esto que otros llaman amor y tengo miedo, tengo miedo de no lograr contener mi emociones. Tengo miedo de depender de ti y que no estés para mi tarde o temprano, como sucedió con otros —dije sonrojada, mientras intentaba ocultar mi rostro mirando al suelo.

—Kaila mírame a los ojos —Demian tomó ligeramente mi mentón.

—Yo también tengo miedo —dijo Demian—. También sé que somos unos niños, pero quiero que seas tú con la que aprenda esto de amar. No sé si sea lo mejor, no sé donde nos lleve o hasta donde... Pero quiero que seas tu.

—Yo quiero que seas tú también, solo te pido que me entiendas —respondí con mis mejillas ardiendo en color rosa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.