Los Ojos Del Mal

Revelación

Ya habían pasado unos dos días y uno de los doctores me indico que podía marcharme. Jason y Cristal vinieron a mi encuentro, pero Demian no aparecía.

—Dame un momento ya vuelvo —le dije a Jason y me marché a la recepción del hospital.

—Disculpe señorita tengo una pregunta —dije mirando a una de las mujeres vestidas de blanco.

—Claro linda, dime que necesitas —respondió de manera amable la mujer.

—No he logrado ver al doctor Miller ni comunicarme con él ¿Sabe si se encuentra bien?

Utilice el nombre falso de Demian.

—¡Ah! Benhrman Miller, él está en un seminario desde ayer, puede que esa sea la razón —respondió la mujer muy confiada—. Creo que tardará una semana o un poco más, llamó para informar junto con el documento para justificar su falta.

—Esta bien, muchas gracias —me dirigí a Jason y Cristal que esperaba curiosos por mi regreso.

Tenía una corazonada, se me hacía realmente extraño que Demian después de ese día simplemente desapareciera, pero intente no pensar. No lo creía capaz de marcharse como si nada de nuevo, no lo creía capaz de hacerlo.

Solo bloquee mi mente sobre el tema y no pensé más, «Esperaré pacientemente porque se comunique conmigo». Pensé.

Cuando entre a nuestra casa junto con Jason y Cristal un latigazo recorrió mi cuerpo se sentía diferente... Vacío y oscuro.

Cristal pareció predecir mi comportamiento y me tomó en sus brazos, acarició mi cabello y no dijo nada, yo la abracé de vuelta y como una niña pequeña me recoste sobre su hombro.

—Puedes ir a tu habitación y pronto te llevaré un chocolate caliente con galletas ¿Te gustaría eso? —preguntó Cristal en tono maternal.

—Si, estaría genial —respondí.

Mi teléfono comenzó a sonar, era del centro de investigación.

—Hola Kaila —saludó una voz masculina del otro lado del teléfono.

—Hola Ethan ¿Necesitas algo?

—No, es más que quiero informarte de algo —el hombre hizo una leve pausa antes de hablar—. Mikel se marchó del centro, presentó su renuncia y sé que es estupido de mi parte preguntarte a ti, pero sabes algo de él.

—¿Por qué me preguntas eso? —respondí con la ira en mi interior sobresaliendo.

—Sé que no es el momento adecuado, pero estoy preocupado, no responde las llamadas, ni mensajes, tampoco está en su casa.

«No me importa lo que pase con él Ethan, después de lo que me hizo no me importa si muere o si desaparece». Pensé para mi misma, eso era lo que quería decir, pero no me atrevía a hacerlo, sabía que aunque me doliera el alma, no podía decirlo. No me atrevía a desear la muerte de alguien más.

Después de recordar mis deseos inéditos de asesinar, después de recordar como se sintió estar rodeando el cuello de Mikel con mis manos mientras lo asfixiaba, luego de sentir ese placer que recorría mi ser al ver morir al que me quitó a la persona más importante de mi vida frente mis ojos, tuve miedo. No quise averiguar quién podía salir de mis adentros si le daba rienda suelta a ese tipo de pensamientos.

—Si sé algo te lo diré —respondí fríamente.

—Esta bien, muchas gracias y Kaila, siento mucho todo lo que sucedió, puedes tomarte unos días —dijo Ethan en tono compasivo.

—Está bien —colgué la llamada y me tire sobre mi fría cama, metí mi rostro en la almohada y contuve las ganas de llorar, solo me quedé en silencio.

Ese día, el día que estuve en el hospital me percate de lo débil que podía llegar a ser, me di cuenta de que podía caer, que era humana como muchas veces lo había escuchado. Pero en especial me percate que el llorar o peor aún darle la entrada mi mente y acabar con ella es justo lo que quien sea que me está torturando quiere lograr.

Debo ser más fuerte, debo ganar esta guerra que empezó hace tantos años y darle un final. Me di cuenta de que no podía hacerlo sola. Decidí dejar de refugiarme en un caparazón y salir a afrontar mi realidad. Debía darle un final a todo.

Pensé comunicarme con Ethan y discutir todo lo que estaba sucediendo, incluso lo de Mikel, era una persona algo confiable y con más poder que yo.

Me tomé una semana y luego de eso decidí levantarme y enfrentar lo que debía, la mejor forma de hacerlo era demostrarle a ese maldito que jugaba conmigo que podía levantarme y en especial que mi familia sería vengada. Pero ya no jugaría sus juegos, no más.

° ° °

Estaba nerviosa, hoy Kaila volvería al centro de investigación después de lo de su hermano. Había evitado discutir cualquier cosa del caso con ella.

No estaba segura de como convencer a Kai de dejar todo atrás, ni siquiera estaba segura de si yo quería hacerlo. Mis padres habían sufrido el mismo destino que los suyos, pero, ¿Estaba bien lo que estábamos haciendo? Estaba bien sacrificar todo de esta manera.

Me sentía en un debate interior, me preocupaba que Kaila o alguien más terminará como Tommy. Sentí que después de lo que había sucedido lo mejor era dejar todo atrás, sentí miedo por mi y Jei también. La persona que estábamos enfrentando estaba demente, no eramos lo suficiente fuertes ni yo ni Kai. Terminariamos perdiendo todo.

Entre a la oficina de Kai para esperarla allí y discutir todo con ella, no sabía si era capaz de hacerla entender, pero quería intentarlo al menos. Sabía que era cobarde de mi parte y admiraba demasiado a Kai por su determinación y fortaleza, pero yo no era así, no era osada y no quería forzarme más a intentar serlo.

Cuando entre a la oficina de Kai, me senté en su escritorio, y aunque había pasado un tiempo Kai aún no llegaba. Por simple curiosidad abrí uno de los cajones y note que había algo, lo cual era extraño ya que Kai no había vuelto, me pregunté si algún amigo suyo lo había dejado allí, pero Kai era un poco solitaria y no se relacionaba demasiado con las personas del centro de investigaciones a excepción de Elizabeth y yo.

Parecía una caja de regalo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo por completo, de inmediato mi cabeza dirigió mi pensamiento a alguno de los hombres que habíamos visto en las cámaras de seguridad.




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