Los ojos también mienten #1

|•Capítulo 5•|

—¿Podemos hablar un segundo?— Me sorprendió mucho que a cuarta hora cuando había corrido a la biblioteca, en lugar de la cafetería me llamara alguien que no sea, Josh, Alex, Jazmín o Eidan.

Si no, Jeffrey Heizer... El mejor amigo de Eidan.

—¿Si? ¿Que pasa, Jeff?— Él también formaba parte del grupo de atletas, en un principio la ver la chaqueta verde y gris, pensé que era Josh.

—No es nada, Collings... Solo quería saber como estabas.

—Estoy bien— Sonreí— ¿Y tú, que tal?

—Bien también— Me sonrió de vuelta— Aunque debo admitir que a veces te extraño en las prácticas de fútbol.

Fruncí el ceño.

Jeff era un chico con una bonita piel morena y unos ojos negros bellísimos, él era uno de esos chicos que vez en la escuela y piensas que jamás voltearan a verte.

—¿Si? Bueno... Eidan ya no me extraña por ahí.

Desvié la mirada a la ventana de cristal.

—Solo quiero que sepas, que el hecho de que lo que sea que tenías con Eidan haya terminado, no implica que nuestra amistad también.

—Lo sé, no te preocupes Jeff.

Él era un buen chico, lastima que tuviera que convivir con personas como Eidan.

—Bueno... Ya nos veremos por ahí— Sonrió y salió de la biblioteca dejándome sola, lo vi pasar frente a mi ventana de cristal e irse a quien sabe donde.

Suspiré.

No importaba lo que hiciera de algún modo terminaba pensando en Eidan.

¿Como era que olvidaría todo eso? Recordaba a Jeff sentado junto a nosotros mientras veíamos alguna película, o simplemente hablando con nosotros dentro de su auto.

Biangelis Marie Collings, vamos superalo, ya.

Tomé una larga respiración y fue ahí cuando sentí el tremendo jalón que me había dado Josh levantándome de mi habitual silla en la biblioteca.

—¿Vienes aquí diario?— Negué con la cabeza.

—No, solo tengo dos días viniendo a esta hora— Respondí— ¿Y ustedes? ¿No van a comer?

—Si, bueno... Necesitamos que alguien nos recomiende del menú, y no confiamos en nadie más— Farfulló Alex y lo miré con ambas cejas elevadas y los brazos cruzados.

—Aquí no tienen un menú— Me reí— Solo coge lo que aparezca en las vitrinas.

—¿Y como sé que eso no va a matarme?— Alex elevó una ceja— Por eso vinimos a buscarte.

—¿Vienes?— Insistió Josh.

—Según la jerarquía se supone que debes sentarte con los atletas— Mofé.

—No me importa la jerarquía— Me guiñó un ojo, el opuesto al magullado— Así que camina y deja de hacerte la interesante, ya te conozco, eso no funciona.

—Solo vamos— Rodé los ojos ignorando lo que había dicho y cogí a Alex de su antebrazo para guiarlo hacia la cafetería, mientras que Josh venía a nuestro lado.

Bajamos las escaleras y doblamos a la izquierda para llegar al letrero que decía cafetería.

No fue sorpresa que la mayoría se nos había quedado mirando. El problema había sido deducir el motivo, ¿Sería la falta de visión de Alex, que venía siendo guiado por mí? ¿El hecho de que yo era una reprimida social? ¿O que un atleta guapísimo iba entrando con un ciego y una reprimida social? ¿Todo junto? Imposible saber.

—Me siento una estrella— Aseguró Josh luego de pedir tres gaseosas de uva, no había fila, pues ya la mayoría estaban sentados y habían comprado su almuerzo.

—El moretón en tu ojo no está de acuerdo— Bromeé haciendo que Alex se riera— Aveces eres tan presumido y despreciable Josh— Él simplemente se rió.

—No estoy presumiendo, no quisieras verme presumir.

—Confirmo.

—No podré ir con ustedes a la salida— Mencionó luego de coger los tres refrescos y sentarnos en una mesa alejada, solo los tres— Tendré práctica del equipo de baloncesto, al parecer serán martes, miércoles y jueves.

—Oh, bueno... Está bien— Respondí.

—¿Que haces aquí?— Eidan se paró junto a nosotros, hablando directamente a Josh. Mis ojos se fueron directamente a su labio rebentado, a su ceja partida y al moretón junto a su mejilla que comenzaba a tornarse entre amoratado y verdoso.

Entonces supe que las palabras de Josh habían sido ciertas.

—¿Sentado bebiendo un refresco?— Josh lo miró esperando que le comentara el fallo.

—Debes estar allá, con tus hermanos, con tus amigos, con tu familia, ellos quieren entender porque estás aquí y no allí— Señaló la mesa de los atletas— ¿O no te quedó clara nuestra conversación en la mañana?

—Ya tendré tiempo para eso Eidan y creeme que no tengo problema en recordarte nuestra conversación de la mañana— Respondió tranquilo él— Por ahora estoy con mi único hermano y con mi única amiga. Así que dejame en paz.

Me quedé pasmada.

¿Amiga...?

¿Él me consideraba su amiga?

Josh se percató de sus palabras, y al sus ojos hacer contactos con los míos solo rodó los suyos con una sonrisa.

—Como quieras.

Eidan se fue caminando a paso rápido fuera de la cafetería y Jazmín que había estado en una mesa con su mejor amiga Paola Langford y Jeff, fue tras él.

—Que quisquilloso— Se quejó Josh— No me agrada la gente dramática— Soltó un respiro profundo y segundos más tardes escuchamos el timbrado que anunciaba nuestra penúltima clase.

Para cuando todas las clases terminaron comencé a sentirme más tranquila, Axel y yo salimos juntos de la escuela, luego de despedirnos de Josh, y comenzamos a caminar por las calles, justo como habíamos venido solo que con un diferente destino.

El simple roce de su piel en mi brazo me hacía sentir segura, no podía creer que en serio él no pudiera ver.

No lo merecía.

—En la mañana dijiste que estabas seguro de que serías tu quien escucharías mis oscuros pensamientos— Murmuré— Puede ser que tengas razón, pero para eso voy a necesitar escuchar los tuyos.

—Bueno... Acabas de matar mis experanzas— Sonrió.

—¿Hay 0% de probabilidades de que lo haga?— Fruncí el ceño.




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