Los ojos también mienten #1

|•Capítulo 8•|

Con el ceño fruncido di un paso atrás y me encontré con Josh, quien fruncía ligeramente el ceño, y luego sin decir nada entró al salón de clases, yo sin dudarlo lo seguí.

—Te extrañé.

Solo había escuchado dos palabras de la rubia y ya sabía que no iba a soportarla hasta el día que me muriera.

¿Por besar a Alex?

No estaba segura, pero de lo que estaba segura es de que no podía creer lo que había visto. Solo segundos antes hablábamos de lo importante que era el enamorarse del interior de una personas y él ya estaba comiéndole la boca a la primera barbie que se escapó de su caja.

—¿Quien es ella?— Le pregunté a Josh sentándome a su lado al final de la clase.

Él me miró con sus ojos negros unos segundos y luego se encogió de hombros.

—Nicole.

¿Nicole? Eso no es suficiente.

Yo había escuchado ese nombre antes en la biblioteca cuando hablé con ellos.

—¿Y que hace aquí?— Pregunté como quien no quiere la cosa.

—No lo sé, dijo algo de un intercambio por unos meses y creo que quiere reconciliarse con Alex— Rodó los ojos y comenzó a jugar con su lapicero— No dudes que lo consiga, siempre consigue lo que quiere y Axel está perdidamente enamorado de esa manipuladora.

Solté un suspiro.

—¿Y sabías que vendría?

—De hecho no, de haber sabido que vendría hoy, me habría cambiado de escuela ayer— Sonrió con sarcasmo.

—¿Tan mala es?— Lo miré sorprendida.

Él volvió a sonreír.

—Es peor de lo que parece y peor de lo que te estoy diciendo— Soltó el aire— Por cierto, esa chiquilla... A la que se le cayeron los libros ¿Es amiga tuya?

—No, solo tengo fotografía con ella— Fruncí el ceño ante la pregunta— ¿Por qué?

—Nada— Se encogió de hombros— Es una casualidae qie yo estuviera pensando en inscribirme en fotografía como clase optativa.

—No Josh— Lo miré mal— Priscilla es una buena chica, no la conozco muy bien, pero me daría pena su esa pobre muchacha se enamorara de ti.

—¿Que tengo yo de malo?— Lo miré de pies a cabeza con lentitud, en ese momento empezaban a entrar los demás alumnos a la clases.

—Todo— Elevé las cejas y él se rió.

—Bueno... Creo que ya no necesitaré tu ayuda con Alex— Mencionó mirando algo, seguí la dirección de su mirada encontradome con Axel siendo ayudado por la tal Nicole, mientras esta le hablaba en voz baja.

Rodé los ojos y los seguí con la mirada hasta que se sentaron en la segunda fila, uno al lado del otro.

—De igual manera él no quería mi ayuda— Fingí no darle importancia.

—¿Que harás hoy en la noche?— Cuestionó.

—Creo que nada ¿Por?

—Vamos al cine, yo invito— Se encogió de hombros y yo elevé una de mis cejas— Como amigos— Rodó los ojos.

—Tu pagas.

—Hecho— Sonrió— Lo cierto es que no me agradas, pero mi mejor amigo me va a abandonar por esa traidora y necesito entretenimiento.

—Estaban peleando desde ayer. Además yo no voy a ser tu payaso Joshua.

—No, ni siquiera tienes gracia.

Lo miré mal.

—¿Sabes qué? No iré contigo, eres un idiota— Suspiré mirando al frente, solo faltaba un minuto para que llegara el profesor.

—Ya perdón, solo era una broma Biangelis— Me haló del brazo— Prometo portarme bien.

—De acuerdo, pero no más ofensas y quiero palomitas grandes— Asintió— Con extra mantequilla.

—Bien— Farfulló.

En ese instante entró el profesor y comenzó con tu típico balbuceo pidiéndonos escuchar.

—Yo elijo la película— Susurró Josh.

Cerré mis ojos decepcionada de mi misma al caer en la cuenta de que no había pensado en eso.

Y es que, aunque no quisiera admitirlo, estaba distraída observando como Nicole acariciaba la mano derecha de Axel sobre el pupitre, y no podría entender como era que una acción tan básica podía hacerme sentir cosas tan intensas como eso que estaba experimentando en ese preciso momento.

Joshua me chasqueó los dedos frente a los ojos.

Y entonces cuando lo miré se rió de mí.

—No lo puedo creer.

—¿Qué?— Fruncí el ceño mientras él continuaba riéndose a costa mía.

—¿Te gusta Alexander?— Elevó una de sus cejas y lo miré de mala manera.

—¿De que estás hablando Josh?— Rodé los ojos— Es que ella... No me parece buena para él.

—Si lo estás pensando, no lo hagas— Me aconsejó— Está enamorado de ella desde que teníamos como doce años. Soy hombre, y su mejor amigo, y te juro que nunca lo he visto con nadie más.

—Le es muy fiel— Comenté comenzando a sentir amarga la garganta.

No sabía si llamar suerte o mala suerte el hecho de estar enamorada de Eidan, y no de él.

—A pesar de todo, si— Asintió Josh— No me malinterpretes, mi sueño es que se enamore de otra chica. Pero no creo que nunca se enamore de alguien más.

—Él no me gusta— Corté.

Pero la última frase de Josh se repitió en mi cabeza toda la mañana.

No creo que nunca se enamore de alguien más.

Y fue tanto que en aquella ocasión no fui con ellos a la cafetería, si no que me obligué a mantener mi rutina solitaria y volví a la biblioteca.

No podía pasar tiempo con alguien que me hiciera sentir lo que creía sentir.

—Vuelves a tu cueva— Comentó Eidan sentándose frente a mí. Yo estaba en mi asiento habitual frente a la ventana de cristal, y él subió los pies en la mesa.

No aparté los ojos de mi libro, romántico "Orgullo y Prejuicio". Uno que había leído incontables veces.

—No entiendo que haces aquí— Susurré pasando la página— No te gusta leer.

—Antes solía leer para ti— Respondió.

Yo tomé una larga bocanada de aire y por más que lo intenté, no pude evitar pensar en él. En como sus finos labios rosas se movían para pronunciar las palabras que leía para mí, y en como su ceño se fruncía al perderse dentro de la lectura o no comprender alguna palabra, como alzaba levemente su cabeza y me miraba con sus bellísimos ojos verdes, que ahora lucían tristes, pidiéndome ayuda.




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