Los pensamientos de una joven

El último barco

Le gustaba el celeste,

soñaba en grande...

Pero no rompió el cascarón.

Y cuando el amanecer llegó,

un saludo le di, luego...

respiré hondo y un adiós

se formó en mis labios.

 

Si llora o se lamenta.

Si vive o muere en vida...

Cuando el sol acaricia mi piel

sé que estaremos bien,

que el mar salado que

desprende mis ojos se secará.

 

Sólo entonces podré sonreír,

y aquellos ojos cafés que

tanto amo se hundirán

en mí como un barco.

 

—Para el chico de los dibujos.

 




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