Quienes conocieron al poeta, sabían de su amor por esa mujer.
Lo vieron hundirse en sus momentos más difíciles, pero también los vieron renacer ante la esperanza del regreso de esa mujer.
Él deliraba, porque esa hermosa mujer de ojos marrones, que en más de una ocasión vio caminar en soledad en la playa, ya no volvería.
Y uno de esos días de caminata en la playa, ella entró al mar y no volvió a salir.
Y él observando, gritó y gritó pidiendo ayuda y nadie lo escuchó.
Él esperaba ese momento para decirle lo que sentía.
Ella ya no volvió.
¿El séptimo mar? Es un mar celeste, calmo y sin olas al que llegó el mismo día que partió.
Allí se volverán a encontrar.