¡Mierda!, Grite en mi mente mientras guardaba la biblia en mi sudadera, rápidamente tome la piedra que use para entrar y fui a la entrada principal, rompiendo la cerradura, salí corriendo, los policías ya habían entrado, podía escuchar como gritaban:
"¡Manos arriba, sal a dónde podamos verte!".
Corrí a toda prisa al pequeño centro comercial, cerrado por supuesto, por suerte unos chicos rompieron la puerta trasera, y el guardia estaba dormido, entre con cuidado y me escondí en la tienda de ropa, ahí había una mochila que pensaba comprar en unos días así que ahí guarde el libro, estaría a salvo y si llegaban a encontrarme solo me culparian de vandalismo y allanamiento, suficientes cargos así que no quise agregar otro.
Unos minutos después los policías llegaron y enviaron al guardia a casa, entraron con sus linternas a revisar el lugar, no es necesario decir que me encontraron rápido.
–¡Tú! Sal de ahí.–grito un oficial, no podía ver su cara por la luz. Salí con las manos en alto.
–arrodillate con las manos detrás de la cabeza.–obedecí sin alegar, su tono de voz me dijo que no sería buena idea resistirme.
A continuación tomaron sus macanas y empezaron a golpearme hasta hacerme escupir sangre, cada golpe dolía más que el anterior, increíblemente resistí sin desmayarme por la golpiza.
–ve a casa y no metas tus narices en cosas que no te importan chico.–dijo frotándose la nariz, guardando su linterna y macana.
El otro policía hizo lo mismo y me cargó a la salida, todo fue borroso pero pude ver sus inhumanas sonrisas, carecían de labios y sus ojos eran totalmente negros.
Me lanzaron a la calle y se fueron en su patrulla, me levanté con dificultad para respirar, por lo menos no golpearon mi cara, será más fácil de ocultar mi situación cuando llegue a casa, ahora estaba seguro que algo estaba mal por aquí...