CAPÍTULO VIII
TABATHA
El entrenamiento terminó con un poco de defensa. Darien y yo, Ginevra contra Brooke. Darien estaba desconcentrado, me había dado cuenta por la facilidad con que podía golpearlo. Como si él estuviese ahí pero su mente lejos, bastante lejos. No quise indagar mucho. Darien era críptico, pero no era quién para presionarlo. Si algo le preocupaba siempre solía resolverlo. Theodore estaba un poco más apartado jugando con el saco de box. Por suerte no hubo “duchas compartidas” como había propuesto Brooke.
Cuando terminamos de arreglarnos para irnos, Ginevra me dijo que Brooke la llevaría a la casa. Yo solo la miré con las cejas alzadas y una sonrisa en mi rostro. Le pregunté si le parece bien que nos encontremos en casa a las once, Collingwood tenía una cena familiar y había propuesto ese horario. Nos estábamos dirigiendo a la puerta cuando Darien me detuvo.
–Vamos a comer algo, Coy.
En sus ojos puedo ver cierto atisbo de preocupación. Era cuestión de esperar. Veo a Gin con el ceño fruncido. Le guiñé el ojo en señal de respuesta y la besé en la frente. Eran las nueve de la noche por lo que aún tenía una hora para que Darien no ganara la apuesta. Luego me iba a enterar.
A lo lejos aún puedo a ver a Theodore con el saco del box. Concentrado. Era extraño, Darien solía irse último del gimnasio. Nos encaminamos hacia el bar. Cuando entramos, Rumi nos saluda con asentimiento de cabeza y nos señala un reservado. Una vez allí simplemente esperamos que nos trajeran las bebidas. Luego de ir tantas veces, Rumi ya sabía qué queríamos. Darien me miraba fijamente, toda su atención estaba puesta en mí.
–Mira,Coy–se pasó la mano por la cabeza y luego se la rascó–,yo no soy quién para decirte nada, pero sabes que siempre intento cuidarte la espalda, lo sabes ¿no? –solo me encogí de hombros y aseveré. No sabía a dónde quería llegar–. Intenta mantenerte alejado de Theodore.
Lo soltó sin previo aviso por lo que yo me quedé confundida y estática en mi lugarmirándolo, interrogándolo con la mirada.
–Pensé que eran amigos.
Él afirma con la cabeza, haciendo un esfuerzo por encontrar las palabras justas.
–Y lo somos, Tabs. Y si fueses cualquier otra chica me importaría mierda lo que hagas. Pero no lo eres… no lo eres. Y Theodore es… complicado. Su vida es complicada. Tiene la misma moral que … –en ese momento se calló y reformuló la frase–.Sus niveles de moral son bajos, hizo cosas y hace cosas que hacen que yo quiera mantenerte al margen. Desconozco qué pasó ayer, pero…
–Ah, es por lo de ayer –lo frené. De repente entendí un poco mejortodo–. Darien, sabes que lo hubiese hecho por cualquier otra persona, ¿no? Es decir, lo estaban golpeando. No es como si no hubiese visto nunca una pelea, pero esto era diferente. No sé –negué con la cabeza–, no le di mucha importancia. Solo fui yo, Tabatha, ayudando a alguien que no conozco. Tal cual hiciste vos hace años, ¿lo recuerdas?–él me sonrió negando con la cabeza. Apuesto que se acuerda a la perfección y muchos recuerdos están ahora en su cabeza–, y ni siquiera te caía bien –resoplé recordando todas las veces que me prometió que esa sería la última vez que me ayudaba. Y luego siguieron muchas más.
–No es eso, idiota. Solo que te conozco lo suficiente para saber que las causas perdidas te encantan, pero… –frunció los labios por un leve momento–, Theodore no tiene salvación. Por lo menos no la que vos le puedes brindar. Mantente alejada de él y de sus problemas. Son suyos, Coy. Simplemente… aléjate. No voy a poder siempre estar salvándote el culo, cariño –en ese momento le golpeé la mano riendo.
La comida y la bebida llegó toda junta. El resto de la cena fue tranquila. Darien me contaba del gimnasio, de las chicas con las que se estaba viendo, de que su relación con su medio hermana estaba mejorando considerablemente pero que su padre seguía siendo un completo idiota.
Llegué a mi casa pasada las diez y media, Hércules me recibió como siempre, mucha baba en la boca y una lengüeteada en la mejilla. Mari estaba viendo tele en el salón por lo que me uní a ella. La película no era muy entretenida porque apenas se dio cuenta que estaba allí me ofreció un café el cual acepté contenta.
–Mark llamó –me avisó mientras se sentabaen frente de mí en el desayunador.
Mark es mi padrino y tutor legal desde hace un año. Era el mejor amigo de mi padre desde que juntos iban al colegio y fueron socios en una productora hasta que él se fue y se abrió una propia. Thomas no solo se fue dejándonos a nosotros atrás, sino que también lo abandonó a él. Gran amigo, mejor padre. A veces me gustaría saber los motivos por los cuáles desapareció y solo aparece unas pocas veces cada un par de años. Momentos que realmente prefiero olvidar y que Woody resuelva solo.
–Déjame adivinar, quería saber qué tenías planeado para mi cumpleaños –la miré y ella me regaló una sonrisa y asiente–. Predecible.
Todos los años Mark empieza por estas fechas a organizarse el calendario para que el día de mi cumpleaños, el veintisiete de enero, tenerlo libre completamente y poder estarun par de días por aquí. Por su trabajo se la pasa viajando, o en distintos estados. No tiene hijos ni esposa por lo que Woody y yo somos lo más parecido a una familia. Adora a Ginevra y ya le propuso trabajo para cuando termine la secundaria. Ambas tenemos planeado trabajar con él juntas cuando nos graduemos. Aún no había pensado nada por mi cumpleaños. Normalmente solemos festejarlo en el bar, algunas veces, para desgracia de Ginevra, Lola se nos une en el festejo y luego va a alguna fiesta. Pero nosotros no, los cuatro terminamos siempre con el mismo ritual. Ayudando a Rumi a cerrar el bar. Borrachos la mayoría de las veces.