Gae Hul era una melodía para mí, una suave, ligera y hermosa melodía que me hacía estar en calma, una melodía que me inspiraba los más dulces sonetos para combinar.
Durante cinco años, esa melodía me acompaño, me apoyó y me enamoró. Amé esa melodía con toda el alma, estaba seguro ella me amaba igual, pero todo cambió cuando escogimos nuestros destinos.
Yo elegí la carrera de Derecho. Ella eligió la carrera de Diseño de Modas.
Nos separamos por tres años, tres años en los que creí nuestro amor superaría todo, pero no fue como yo creía.
Tal vez mi error fue creer que teníamos algo.
Tal vez mi error fue nunca declararme y sólo dar por hecho las cosas.
Tal vez mi error fue pensar que esa era la melodía que escucharía cada día de mi vida hasta mi muerte.
Pasó un tiempo donde creí que ya me estaba acostumbrado a la soledad que adornaba mis días, hasta que una nueva melodía nubló mi mente.
Está melodía no era igual a ninguna otra que haya escuchado.
Está melodía era ruda, oscura, áspera, misteriosa, magnética.
Está melodía era pasión, entrega, sensualidad, éxtasis y locura.
Esa melodía me atrapó desde la primera vez que la escuché. Esa melodía inspiró nuevos sonetos para mí, esa melodía hizo latir mi cansado corazón, pero tengo un problema:
Ella no cree que lo sea.
Bueno, supongo que tengo que trabajar para que lo crea. Tengo que devolverle a esta Musa la confianza en sí misma, en hacer que las viejas heridas del pasado no dicten su presente y su futuro.
Yo le debo eso. Ella me devolvió la música, ella me devolvió la alegría, ahora, yo crearé letras con su nombre, melodías con su sonido, le dedicaré sonetos de amor.