Yoongi.
No soy una persona a la que le gusten las casualidades, lo encuentro como algo muy chocante, ilógico y extraño, pero admito que esta, fue la mejor de todas.
No me quedé con la duda al salir del club, de inmediato busqué el nombre de Carol González en el navegador de mi celular, encontrando el mismo rostro que hace unos minutos había contemplado, haciéndome sonreír.
Supe que, en algún momento, volveríamos a encontrarnos, pero no esperaba que fuera tan pronto, y menos, que me dieran ganas de fastidiarla. Es divertido ver como se opone, se rebela y no se intimida, eso hace que me den ganas de jugar con ella.
Por supuesto que no habló de la cosa de enamorarla, llevarla a la cama o algo así de vil, habló de hacer que se rompan esos muros, que se quité esa máscara y me dejé ver quien es en realidad, que me muestre a la verdadera Carol González.
–¿Y a ti que insecto te picó? ¿Desde cuándo molestas a las personas, cuando apenas las vas conociendo? –preguntó Jimin, sacándome de mis pensamientos.
Giré y vi a mi colega y amigo acercarse a mí, con una mirada confundida, asombrada y curiosa. Rodé los ojos por esa mirada.
–¿Y tú desde cuando entras a MI oficina sin tocar? –pregunté, arqueando una ceja.
–Oh, no. No vas a librarte de esta, Lil Meow.
–¿Cuál es el afán de que todos me llamen así? No soy un gato.
–Eso dices, pero cada vez que te enojas, que sonríes o haces pucheros, pareces un gato. Échale la culpa a tu mamá, por habernos dado ese dato –se mofó Jimin, sentándose en una silla frente a mi escritorio.
–Le echó la culpa a tu mamá, por haberte tirado de pequeño –gruñí.
–¡Oye! No hay que ser tan duros.
–¿Qué es lo que quieres?
–Quiero saber porque te comportaste de ese modo con Carol González –pidió.
Pasé una mano por mi cabello, observando a Jimin. Puede decirse que Jimin es mi mejor amigo, siempre está cuando lo necesito, incluso cuando nunca se lo pido.
Es alguien muy tierno, amoroso, con un aura angelical que te cautiva, sobre todo, por ese cabello rubio que tiene ahora. Parece que le gusta cambiar de color de cabello cada vez que supera alguna etapa de su vida.
Bueno, esa aura angelical suele confundir cuando lo vez en su faceta coqueta, atrevida y rebelde. Sólo he visto esa faceta cuando quiere conquistar a una chica o está bailando, porque Jimin al igual que Hoseok, son Dioses en el baile.
Ahora, me cuestionó si decirle todo lo que pasa en mi cabeza a Jimin, pero no es una decisión muy difícil. No es que no confíe en los demás chicos, es que Jimin me brinda esa confianza que necesito.
–Ella me intriga –confesé –. No creo que ella sea del modo en que se ha mostrado, siento que hay más en su interior.
–¿Y quieres averiguar qué es?
–Sí.
–Cuidado, Yoongi. Recuerda, la curiosidad mató al gato –me advirtió Jimin.
–Qué bueno que no soy un gato, ¿verdad? –señalé, haciendo reír a Jimin.
–Uno muy parecido, sobre todo cuando sale esa faceta curiosa.
–¿Sabes que es lo mejor? –negó con su cabeza –Que voy a ignorar todas tus advertencias, haciendo lo que yo quiera.
–Lastimas mi corazón, Hyung.
–Oh Ha Ni siempre puede repararlo –mencioné, recordando a su asfixiante novia.
–Sí, creo que estoy comenzando a arrepentirme de salir con ella –murmuró, llamando un poco mi atención.
–Adivinó: su imagen de blanca palomita se hizo añicos cuando viste sus celos tóxicos.
–Sí, hizo una escena así frente a Lina, casi la llama “perra”.
–Uh, Oh Ha Ni está en problemas. Si Jin se entera que la llamó así. La despide.
–Lina va a ser discreta en cuanto al tema. Después de pedirle disculpas, fui y tuve una larga charla con Ha Ni, parece que entendió, pero no lo creo.
–Corta con eso, Jimin –aconsejé –. Esa relación no te hace bien, sólo te hace daño y sin que te des cuenta, vas a explotar y vas a lastimarla de algún modo.
–Es la mejor solución, ¿no? –preguntó en un suspiro.