Love Sonets

Capítulo 21. Días de locura.

Carol.

Debo confesar, que de todos los escenarios que pude imaginar, a mi mente no llegó este en donde vivo actualmente.

Ser consolada por Yoongi.

Ser cuidada por Yoongi.

Ser besada por Yoongi.

Estar en una especie de relación con Yoongi.

Ver como se iba en la mañana, luego de quedarse dormido en mi sofá.

Sigo rememorando todo el día de ayer, y no sé qué causo más alboroto en mi corazón, si su comprensión, sus cuidados, sus besos o su ternura. Sea como sea, mi pregunta no es ¿cómo pasó?, sino, ¿por qué no pasó antes? Ah, sí. Mi miedo y cautela a la confianza.

Siento que no le confié demasiado, pero al mismo tiempo, fue tan grande, que, en lugar de huir, me consoló, lloró conmigo y dejó en claro que iba a quedarse, a pesar de mi oscuridad. O Min Yoongi tiene un gran corazón, o le gusto demasiado.

Ahora, vamos al momento donde quiso quedarse conmigo para cuidarme. No lo esperaba, me tomó desprevenida, pero acepté, pues aquí entre nos, no quería quedarme sola. Me aseguré que mi estudio estuviera cerrado, porque sólo tenía intenciones de revelar un secreto, al menos, por ahora.

No creí que también tendríamos un momento pasional derivado de una cicatriz, pero sucedió, y créanme, la palabra intenso le queda corta a este hombre. He experimentado muchos tipos de besos, unos más memorables que otros, pero Min Yoongi no es capaz de ser comparados con ellos, porque ese hombre sí que sabe cómo usar sus labios.

Su boca es un peligro mortal, un peligro que incita a pecar, un peligro demasiado exquisito para disfrutarse más que una sola vez. Oírle decir que le gustó, fue un momento cliché, pero fue lindo, no sé, me hizo sentir cosquillas en el estómago, como una colegiala. Por supuesto, no quise quedarme atrás y también le dije que me gustaba, y no, no fue por quedar bien, fue porque quería hacerlo.

Se supone que iba a esperar a ver si sus sentimientos son firmes, pero, ¿de verdad tengo que esperar más, al analizar lo que ha hecho por mí, sin ninguna clase de compensación? Se siente un poco como dejar de lado mis creencias, pero no se siente mal, al contrario, es un alivio extraño, pero alivio, al fin y al cabo.

Ahora, estoy en búsqueda del vestido ideal para la fiesta de hoy, debatiéndome sobre si ir a alguna tienda en búsqueda de uno, pedirlo en línea o usar uno viejo. Las opciones de Lauren se han agotado, además, dudo que alguna tienda tenga mi talla. El timbre de la puerta interrumpió mis pensamientos, así que fui a ver, viendo a Carson del otro lado.

–Hola, cariño. ¿Estas ocupada? –preguntó, entrando con un folder y unas bolsas que parecían ser de una tintorería.

–Un poco, pero lo resolveré luego. ¿Qué sucede?

–Necesito que revises el contrato de permanencia de tus pinturas en la galería Ilusión, para saber si los beneficios y clausulas te complacen –avisó, entregándome el folder.

–De acuerdo, te avisaré apenas lo haya revisado.

–Muy bien, cariño. Por cierto, ¿fuiste invitada a la fiesta de Kim SeokJin?

–Ajá, parece que hoy se va a dar a conocer a su hermano menor –murmuré, revisando un poco los papeles de contrato –. ¿Tú fuiste invitado?

–Sí, y pensaba que podíamos ir juntos o algo así.

–Eh, te voy a fallar en eso. Ya fui invitada por alguien más –respondí algo nerviosa.

–¡Diablos! Le debo cien libras a Lauren –se quejó, rascando el puente de su nariz.

–¿Disculpa?

–Es que hicimos una pequeña apuesta. Ella dijo que irías con ese hombre que llama tu atención, y yo que irías conmigo. Supongo que ese hombre me ganó.

–¿Alguna vez van a dejar de apostar por todo? –me quejé, haciendo que me sonriera.

–Deberías intentarlo, es divertido.

–No, gracias, ya tengo suficientes vicios.

–De acuerdo –aceptó, dándome una de las bolsas –Lauren dijo que era el vestido perfecto para la fiesta, además, viene con el plus de asombrar a tu acompañante –sin tacto alguno, le arranqué la bolsa de las manos, para ver el interior.

Casi grito de la emoción, porque si hay algo que me emocione, es ver ropa linda y elegante, y este vestido era una maravilla ante mis ojos.

–¡Es hermoso! –exclamé emocionada, abrazándolo con ganas –. Muchas gracias.

–Voy a aceptarlo, porque sonreíste muy bonito. Creo que ese hombre te hace bien, te ves más viva.

–Supongo que es un efecto secundario, cuando sales con alguien que en serio te gusta.

–¿Ya son novios? –preguntó con interés.

–No exactamente, pero vamos a ver qué pasa.

–Interesante, cariño. Ya quiero ver ese día, donde por fin te establezcas con alguien que vale la pena.

–¿Es alguna clase de apuesta? –cuestioné, pero él sólo se alzó de hombros.

–Puede ser.

–Me lo imaginé. Muchas gracias por el vestido, lo usaré con el honor que se merece.




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