Luna de lobos

Capítulo 2

Selene me guía hasta el interior de la edificación que mis tíos han transformado en un bello y moderno hogar.

Mientras observo la decoración y como ha cambiado el interior de la casa, no dejo de darle vueltas al nombre del perro. Mi prima parlotea sin cesar acerca de recuperar el tiempo perdido, pero yo estoy abstraída, escuchando tan sólo a medias lo que ella me cuenta, por lo que, para detener mi involuntaria falta de atención, finalmente acabo preguntando.

—Oye, siento cambiar de tema bruscamente, pero... me ha llamado la atención el nombre del perro, no lo había oído antes.

Cuando me escucho a mí misma pronunciar esas palabras, pienso en lo estúpido que suena el darle tantas vueltas al nombre de una mascota.

—Ulv significa lobo en noruego. A mi padre le gusta el idioma y se le ocurrió.

—¿Tu padre no tenía ascendencia noruega? —creo recordar que papá me comentó algo sobre ello.

—Ajá. Se nota con tan sólo mirarlo. Parece más un vikingo que un estadounidense. Con esa musculatura tan desarrollada, su altura, el pelo rubio y lo claros que son sus ojos.

—Sí, es cierto. Le pega lo de empuñar un hacha.

—Ya te digo, todavía no le has visto cortando leña. Pone unos cuatro troncos gordos apilados y los parte de un sólo golpe. Imagínatelo en medio de una pelea en aquella época... ¡Sus enemigos huirían despavoridos en cuanto se acercara! ¡Sería una leyenda!

No puedo evitar reír ante el gran orgullo que siente al hablar de la fuerza de su padre y sus creativos comentarios.

—Veo que sigue sin faltarte imaginación.

—Eso jamás, antes muerta que sin imaginación —me coge del brazo de nuevo —ahora que ya tengo toda tu atención, voy a enseñarte rápidamente la casa y te prometo que hay una habitación en especial que te encantará, al menos eso espero.

En cuanto asiento, Selene vuelve a dirigir nuestro paseo por la casa.

—Han cambiado varias cosas, no tan sólo la decoración. Cinco años dan para muchas reformas —informa mi prima.

Selene intenta mostrarse modesta, dejando caer cada cierto tiempo que para que la casa haya quedado así, han ido reformándola poco a poco y con mucho esfuerzo. Pero, se ve a simple vista que una casa de tal calibre y con muebles de diseño, ha tenido que costar un verdadero dineral.

El interior es impresionante. El cristal, los tonos claros y los toques de color aquí y allá son los protagonistas de la decoración. Hay preciosas fotos familiares decorando las paredes del vestíbulo y los estantes del comedor y el salón.

Nada más entrar veo unas grandes y sólidas escaleras de cristal, con una estructura metálica negra, que se alzan imponentes ante mí. La zona donde se encuentran constituye el vestíbulo, una estancia que da paso, a su izquierda a la cocina y el comedor, y a la derecha al salón. Todas las habitaciones están completamente equipadas, en especial la cocina, que podría ser perfectamente el lugar ideal para cualquier cocinillas que se precie.

La planta baja cuenta también con dos baños.

En el piso superior se distribuyen las habitaciones y al despacho de la tía Kate.

"No sabía que se podía ganar tanto como abogada y como paisajista" pienso inevitablemente.

El salón no es exageradamente grande, pero tiene varios elementos impresionantes, como un piano de cola de manera negra pulida, y una estantería que ocupa prácticamente por entero la longitud de la pared interior. La pared exterior es una gran cristalera por la que se ve la piscina y un bonito césped cuidado.

Llegamos a la planta de arriba y tras enseñarme la habitación de sus padres, el baño del matrimonio, su habitación y el baño que compartiremos, me lleva hasta un par de puertas contiguas.

La puerta izquierda tiene un grabado, Gaia, y la puerta derecha otro similar en el que pone Nigel.

Acaricio la madera con los dedos.

—Es muy bonito, Selene.

Me emociona que se hayan tomado tantas molestias para que nos sintamos como en casa.

—¿Preparada? —me pregunta.

—¡Por supuesto!

Selene abre la puerta y me invita a entrar.

Abro la boca asombrada. Lo primero que me llama la atención es un gran ventanal con un descansillo decorado con cojines y pequeños cajones.

La habitación tiene un predominante tono claro, pero con toques de colores oscuros. Me encanta el contraste entre la luz y la oscuridad.

Voy directa a mirar de cerca la lámpara de lava de color turquesa que descansa sobre la mesilla de noche. De pequeñas siempre habíamos querido tener una cada una, yo de color turquesa y Selene de color rojo. Son los colores que nos definen, ella es muy pasional, mientras que yo soy una persona que, como el mar, tiene idas y venidas. Puede que un día esté revuelto y al otro puede parecer una balsa de agua.

El escritorio esta equipado con cualquier cosa que pudiera haber deseado, incluido un ordenador de última generación de Apple.

—Esto es demasiado, Selene. Tenéis que devolverlo inmediatamente. Yo ya tengo mi portátil.




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