Capítulo 11. [Canción]

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A la mañana siguiente Greta estaba por irse de vuelta con Arkain y el resto del clan.

—Creí que estarías aquí para encargarte de ella —alegó molesto Kalisman—, pero en su lugar huyes.

—Yo solo vine a supervisar lo que el niño de papi está haciendo porque se suponía que tú te encargarías de las cosas en Richmond —protestó la mujer irritada— ¿Y qué has logrado? Nada ¡Absolutamente nada!

Kalisman desvió su vista ocultando sus ojos furiosos.

—Cuando el proceso adaptativo acabe podrás tener a la bruja, si fracasas todo será tu culpa porque entonces confirmarás lo que tanto dice tu padre de ti…eres un inútil —susurró con desprecio—, por eso prefiere a tu hermana.

— ¡Ja!

La risa perversa del rubio perturbó a la mujer, pero al final lo ignoró y se levantó del comedor para irse.

—Si tanto la prefiere dime entonces ¿por qué no está aquí en mi lugar? —Despotricó en voz alta— Te diré por qué… —Aclaró su garganta y fue hasta Greta con un cuchillo— Porque a ella nunca le hemos importado.

El vampiro le susurró al oído mientras le clavaba el cuchillo en el corazón y lo giraba dentro de ella causándole gran dolor.

— ¡Kalisman! —Marcel llegó hasta ellos y alejó al rubio— Basta ya de esto.

Greta sacó el cuchillo mientras gritaba y la sangre escurría por sus manos y su pecho manchándole la blusa blanca que traía puesta. Ni bien lo sacó lo dejó caer al suelo.

— ¡Estás enfermo Kalisman! —Exclamó molesta— Tu mente retorcida te llevará a la muerte…

—Es mejor que te vayas Greta —añadió serio el moreno manteniendo al rubio controlado.

—Que seas la perra de Arkain no significa que debas ser niñera —dijo mofándose—, te daré un consejo…aléjate lo más que puedas de Kalisman, es igual que su padre, sacrifica cabezas para salvar la suya.

—Si yo muero antes estaré en el más allá esperando tu muerte y ojalá que cuando mueras… ¡Te despedacen lentamente mientras sigas con vida! —Gritó Kalisman desquiciado— Y yo estaré oyendo cada grito que des suplicándole a alguien que te salve.

—Es suficiente —ordenó alejándolo—. Greta ya vete y Kalisman debes controlarte… ¡Greta ya!

La vampira le lanzó una última mirada de odio y repulsión antes de salir a gran velocidad que apenas si se pudo ver cuando se fue.

—Tú no hagas caso a esa perra —sujetó con fuerza al moreno—, tú no puedes dejarme…yo no soy como mi padre.

Unas palabras resentidas salieron y enseguida unas lágrimas brotaron.

—Yo no dejaré que te maten —balbuceó soltándolo—, eres lo único que tengo.

—Kalisman…sube a tu cuarto y descansa, aún sigues mal desde ayer —expresó agotado.

— ¿Vas a irte? ¡Irás detrás de ella! —Gritó enloquecido— ¡Eres un cobarde!

Kalisman se fue hacia Marcel y empezó a golpearlo, luego este lo aventó y fue hacia él para romper su cuello para dejarlo inconsciente.

—Joder ¿acaso la locura es de familia? —Dijo agitado.

Marcel lo dejó en el piso y se marchó al jardín. En la inconsciencia de Kalisman este empezó a recordar su vida de cuando aún era humano.

Era un niño perdido en la desgracia de vagar por los territorios romanos huyendo por robar y tratando de sobrevivir a la pobreza que se le otorgó al ser despojado de su derecho natural de vivir como hijo del real emperador romano. Él y su hermana melliza pasaban días sin comer, en ocasiones eran golpeados y explotados por personas mayores o por miembros del ejército romano que eran mezquinos y muy crueles sin importar de quien se tratara. La única forma que aprendieron para sobrevivir en ese bajo mundo era robando y engañando a todos a su alrededor, luego el imperio vivió una gran catástrofe que obligó a los mellizos a huir por completo del pueblo, así fue como poco a poco se fueron alejando cada vez más de su hogar.

Años después tras el fallecimiento del supuesto emperador de Roma, se esparcieron rumores entre los pueblos vecinos que aseguraban que el emperador real había sido reemplazado por quien estaba en el poder y que había sido él quien mandó a matar a su madre tras haber conspirado en su contra y haberlo reemplazado luego de intentar matarlo.

Fue entonces cuando los mellizos adolescentes emprendieron la búsqueda por su verdadero padre y legitimo heredero, pero lo que no sabían era lo que vendría después de haberlo hallado. Pasaron algunos años hasta encontrarlo, entonces tuvieron que pasar otros más hasta que ganaron la confianza de Arkain, el vampiro más sanguinario de esos tiempos que había perdido al amor de su vida y estaba en busca de la venganza; una vez que le entregaron su total lealtad solo faltaba un paso para que él los uniera a su clan de vampiros y les brindara su protección, así como cierto derecho al poder que Arkain tenía.

La hermana de Kalisman se había reusado a ser transformada en vampiro, pues a pesar de respetarlos consideraba que su forma de vivir no era la que ella quería para sí misma, pero Arkain no lo aceptó así que la hizo beber su sangre sin que supiera y luego la llevó arrastras a un cañón no tan alto donde sin piedad la tiró mientras Kalisman veía por atrás sabiendo de antemano el plan del vampiro.

—Padre… —dijo asustado— ¿Eso era necesario?

— ¿Me estás cuestionando Kalisman?

Arkain volteó a verlo con su mirada sádica, lo que puso de rodillas al muchacho que también agachó su cabeza temblando para mostrarle su respeto.

—Jamás lo cuestionaría —afirmó nervioso—, yo quiero ser como usted…guíeme.

El hombre sonrió y caminó hacia él para acariciarle su cabeza.

—Tu hermana despertará en un rato ¿sabes que pasará? —Susurró— Busca a tres personas…un anciano, una mujer joven y ¿Por qué no? A un niño pequeño.