STELLA
Puede que esté huyendo de Killian.
Pero solo un poco.
Hace varias horas que recolecte unas bellas flores para dar un poco de color a mi habitación, tenía el aura muy oscura y a mi me gustan las cosas que revientan en colores. A veces mi depresión llega de vuelta en los momentos de soledad, así que tengo que combatirla con un entorno colorido que me haga sentir bien.
Ya es de noche, el sol ha caído por las montañas lejanas y la luna creciente sobresale en el cielo lleno de estrellas brillantes. Hoy todo está despejado, no hace tanto frío, pero yo no estoy vestida adecuadamente para estar fuera. Pronto sentiré como mis huesos se hielan.
¿Por que huyó de Killian?
Me siento asustada.
Todo está pasando muy rápido, no tengo tiempo de sopesarlo.
Ahora quiere que me vaya a dormir con él. En su cama. Toda la noche. Pero lo que más me asusta, es la emoción que siento por imaginar mi cuerpo junto al suyo, mientras lo abrazo y lo sostengo en mi pechos mientras duerme.
Así que me he encerrado en el balcón de mi habitación para que nadie me encuentre. He cerrado las cortinas, me he colocado en la pared del tabique de la pared de la ventana y aquí estoy. Pensando. Y dibujando.
Puede que también me haya quedado un ratito dormida.
Pero es que tengo mucho sueño últimamente. Es producto del bebé que crece en mi vientre, está robándome toda la energía para que su pequeño cuerpo se forme por completo. Me gustaría saber un poco más sobre el embarazos de hombres-lobo, para estar al tanto de lo que tengo que hacer y por lo que voy a pasar.
Si es que decido tenerlo.
—No sé si quiero tenerte, bebé —me libero.
Dejo a un lado el cuaderno lleno de bocetos de atuendos de moda, me relaja crear mi propia ropa. Me gusta vestir con prendas que nadie viste, que nadie usa.
Porque la ropa que vendían en las tiendas en Humanity eran muy oscuras, básicas y holgadas. Casi todos eran atuendos negros con una falda larga o un pantalón ancho.
Suspiro, cierro los ojos y mis manos repasan mi barriga. Está un poco abultada, me tragué la mitad de la despensa de Killian, pero también es el bebé crece a pasos agigantados. Es por el gen de hombre lobo, es muy poderoso.
—Decidiste venir en el momento equivocado. Ni siquiera sé cuál es tu verdadero padre —murmuro —. Pero eso no me importa. Tenemos a Killian, y tenemos que protegerlo como él nos protege.
Ojalá pudiera borrar mi pasado y vivir plenamente el presente.
Hago algo que me sorprende a mi misma, abrazo con la palma de mis manos mi vientre, me imagino el color de ojos del bebé. Me gustaría que fuese del color de Killian, esos que te analizan con su color avellana y robar el oxigeno.
Si tan solo pudiera alterar el ADN de este bebito, no me sería tan complejo crear un vinculo con él.
—No me odies por no quererte ahora —me sobo la barriga, depositándola un rato en la zona de debajo del ombligo para darle calor al ser de mi interior.
Un ruido llama mi atención, así que detengo mis palabras. Procede de dentro de mi habitación, durante toda la tarde han habido ruidos como esos, supongo que son las empleadas trasladando mis pertenencias inexistentes.
En la zona de abajo también hay alboroto, los empleados y soldados circulan por el entorno. No me he dado cuenta porque estaba sumergida en mis bocetos de moda. Parecen muy nerviosos, cómo si estuvieran en busca de algo importante. ¿Qué será? Estás tierras están llenas de secretos.
No sé si estoy preparada para destaparlos todos.
Un grupo de personas transitan apurados hacia la espesura del bosque, lejos de la seguridad del palacio. Una discusión sucede en debajo del balcón dónde me encuentro escondida. Soy chismosa, así que me quedo atenta.
—¡La quiero aquí en una hora! Me da igual dónde busquéis para encontrarla, la quiero ya. Buscadla hasta que no tengáis aliento, porque si no aparece, me encargaré de ser el responsable de que vuestras cabezas desfilen una por una por la plaza del pueblo—su voz hace que todos tiemblen, incluso a mi me da un escalofrío, y otro grupo sale disparado hacia distintas zonas debo bosque que rodea el palacio.
Conmigo jamás ha usado ese tono de voz tan autoritario. De hecho, no pensaba que sería tan agresivo con sus empleados. ¿Por qué los trata así? Puede decirles de un modo más... ¿lindo?
Entonces caigo en cuenta de lo que está pasando.
Me están buscando a mí.
Mis mejillas se calientan por la vergüenza. Todo el desastre que se ha montado abajo, ha sido por mi culpa, porque en vez de comunicarme me he escondido como una sucia rata. Mi valentía se ha desmoronado por completo, pero tuve que hacer un esfuerzo.
Después de unos minutos, el palacio se encuentra en calma. Únicamente los bichos nocturnos, que me mortifican con sus cantos. Estoy atrapada entre mi conciencia y mis valores.
No sé qué hacer, ni tampoco si moverme o no.
Suspiro agotada, es que esto se pudo haber solucionado. Me encuentro muy mal, el sentimiento se culpa me mata. Killian seguro piensa que me perdí o me secuestraron. Yo no pretendía que pasara nada de esto, no sabía que podía suceder algo así.
Un destello de luz me distrae de mi pelea mental. Giro mi cabeza para verificar que es, pero con lo que me encuentro, me hace desear querer huir de nuevo. El impacto de esa cosa es sonoro, soy rápida y me hago a un lado, así que no tengo que pensar en mis heridas.
Pero ella sí.
Una bruja acaba de estrellarse en el balcón de mi habitación. Tiene las piernas hacia arriba, con la cabeza boca arriba en el suelo. Su cabello es rojo como una zanahoria, tiene una expresión joven, su complexión física es delgada. La escoba mágica con la que se transporta pende de las barandillas dal balcón, al borde de la caída.
Y me mira con el ceño fruncido.
—Ya te encontré, escurridiza —anunció ella.
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Editado: 02.12.2024