La extraño, siento que una parte de mi se mueren con cada minuto que paso lejos de ella ¡Ya van dos días! Necesito estar con ella al menos un par de minutos al día.
Mi hermana y su familia llegaron hace dos días, el pequeño Edrien se parece cada día mas a su padre, mi hermana Evie no puede dejar de sonreír desde que llegó, ama este lugar, siempre será su hogar, su manada. Noah desde que llegó, me trata más o menos igual que siempre, no me nombra para nada lo sucedido en los últimos meses, se que las noticias de mis extrañas desapariciones llegan hasta el, por varios medio.
—Esta dolido, aunque lo oculte.
Giro y veo a mi hermana con los brazos cruzados, su mirada pasa de mi hasta su esposo que juega con su hijo.
—Por lo que dijiste hace meses en nuestra casa.
Desde entonces no hablamos mucho, un par de cosas por ahí y por acá, pero mas que nada solo temas de las manadas, además paso más tiempo visitando a mi lobita.
—Siempre pensó que jamás le ocultarias nada, después de todo, dependieron el uno del otro por mucho tiempo, está algo decepcionados.
Había tristeza en su tono de voz y lo comprendo totalmente, me siento igual que el, mis deseos por contarle al fin, la mejor noticia de mi vida, se ve obtaculizada por una gran roca que nos separa.
—Tienes razón, para los ojos de los otros el es primero el rey, pero para ustedes, primero es la amistad ¿O no?
—La Diosa Luna nos maldijo, no solo por culpa de quién era el rey en aquel entonces, si no, por todos los que conformamos nuestra especie.
—Lo se ¿Que tiene que ver?
—Las leyes se rompieron, todos nos corrompimos por egoísmo, por nuestros egos, por sed de sangre. Cuando peleamos para que Noah sea el rey, el juro siempre respetar esas leyes, que volvieron a fundarse, en ser respetadas y valorar cada vida.
—Lo se.
—Quiero que el cumpla su palabra y que no se vea en la situación donde debe ignorar lo que tiene frente a él, no es justo ni para el, ni para los lobos que creyeron en nosotros. No puedo hacerle eso, quiero que el sea, en lo que siempre deseo ser.
—Entiendo, pero... ¿Corres peligro con lo que haces?
Si hermana, mi secreto puede llevarme a perder no sólo mi manada, si no la vida.
—Costestame —exige.
—Ve con tu esposo —beso su frente y me voy.
No soy capaz de mentirle a mi hermana, no puedo.
Subo las escaleras hasta mi cuarto, me siento en la cama junto a mi velador, lo abro y sacó el collar que mi mamá me envió hace un tiempo.
—Tenias razón mamá, ella estaba más cerca de lo que jamás imaginé.
El resto de la tarde paso normal, hasta que me dijeron que se iban a quedar toda la semana, me hace feliz por una parte, pero por otra solo quiero verla, con ellos aquí, es más difícil. Steven y los demás miembros de la mana, deben seguir mis ordenes, si le digo que no me siga a donde sea que yo vaya no debe hacerlo, pero Noah o Evie no tiene porqué hacerlo.
Veo a Noah sentado en el sofá con un baso de Whisky que sacó mi oficina. Me siento a su lado y nos quedamos ambos en silencio mirando hacia al frente
—¿Quieres? —me ofrece Whisky.
—¿Me ofreces mi propio Whisky?
Reímos.
Se inclina hacia adelante, en la pequeña mesa de centro y me sirve un bazo.
—Sea lo sea que ocultes, te apoyo, siente lo he echo y siempre lo haré, aunque no sepa que es, solo espero saberlo algún día.
—Asi será amigo.
Levanta su baso a mi dirección, también lo levanto y los chocamos.
—Salud —digo.
—Salud.