¿Nunca se han sentido tan asustados que desean desesperadamente que todo sea un sueño?
Nunca en toda mi vida me habia encontrado en una situacion parecida. Trate de contener las lagrimas, aspirando grandes cantidades de aire.
Lance la cosa que tenia en la mano lejos, porque no tenia idea de que era, y, temblorosa, me lance a por la primera cosa grande que vi; El escritorio de madera de mi padre. Solia tenerlo en su oficina, era grande y estaba lleno de libros en la parte superior.
Use todas mis fuerzas para poder moverlo. Era mas pesado de lo que parecia, pero eso era una ventaja.
Cuando por fin pude dejar el mueble frente a la puerta me aleje dando traspiés hacia la parte más lejana. Entonces los golpes pararon, y yo me mantuve estática contra la pared, con las mejillas rojas y sollozante. — No queremos hacerte daño — Murmuro una voz tras la puerta. Una voz grave. Una voz que me causo un feo estremecimiento. — Tienes cinco minutos para abrir la puerta, o la derribaremos. Sera mejor que tomes una buena decisión.
¿Qué querían? ¿Porque estaban aquí?
Me sobresalte cuando comenzaron los golpes. Golpeaban la puerta, y, por el estruendo, alguna cosa en la sala.
Cinco minutos. Él había dicho cinco minutos. Intente calamar mi llanto, mientras miraba hacia los lados. Cinco minutos. ¿Realmente iba a quedarme aquí a esperar que alguien viniera a salvarme? Abrí el armario de mi padre y comencé a cavar entre sus cajones, no habia mucha ropa y, aun peor, no había ningún arma.
Los golpes a la puerta incrementaron.
Me moví hacia la ventana y me di cuenta de que era una causa perdida. ¡Era un maldito tercer piso! Eran casi seis metros de altura. Si no me mataban ellos, lo haria la altura.
Volví mi rostro hacia la puerta, que nadie golpeaba. Había visto muchas películas, pero las habilidades físicas de mi cuerpo eran limitadas. También había estudiado gimnasia, pero ya no era una niña flexible. Corrí de nuevo hacia la cama, donde descansaba el objeto que le había arrancado de las manos al hombre en el jardín. Era muy largo, grueso abajo y fino arriba, como un cono muy largo. Tenía una empuñadura negra y de metal, y el cono superior, de color plateado, estaba rodeado de aros trasparentes muy finos. La agite, esperando que encendiera de alguna forma y emitiera el azul que antes había emitido. Pero nada sucedió. Podía sentir los latidos de mi corazón martilleando contra mi pecho, ¿Qué podía hacer? ¿Qué podía hacer? ¿Desde cuándo era tan malditamente inútil?
Di varias vueltas por la habitación y finalmente volví a la ventana.
El árbol.
Habia un árbol junto a la casa; Grande grueso, con miles de ramas. Desafortunadamente, ninguna llegaba a donde yo me encontraba. Pero, al sacar la cabeza, me di cuenta de que las ramas mas altas estaban mas cercas del techo. ¡El techo!
Un foco se encendió sobre mi cabeza. Si lograba subir, quizá, solo quizá, podía correr y saltar hacia el árbol.
Me quite la chaqueta y, sosteniéndome del marco de la ventana, la lance hacia el jardín. Tal vez al verla ellos creyeran que había escapado.
Fue difícil sacar la otra pierna. Sostener mi peso solo con ambos brazos era complicado.
Aspire de nuevo una bocanada de aire gigante, tratando de calmar los nervios. Estaba mareandome, pero estaba segura que tenia mas que ver con la inquietud que con las alturas.
— Puedo hacerlo. — Suspire, envalentándome. Había estudiado gimnasia, ¿Qué tan distinto era aquello de alzarme sobre una barra? Volví a suspirar. — Puedo hacerlo.—No había hecho gimnasia desde los catorce años, estaba tan oxidada en ello que no recordaba cómo hacer una simple vuelta hacia atrás. — Oh dios, ¡No podré hacerlo! ¿En qué rayos estoy pensando?
Logré extender el brazo izquierdo para que sostuviera el tubo de desagüe que estaba justo bajo las vigas del techo, lloriqueando. Sí, era una cobarde. Pero, hey, ¿Desde cuándo una chica de dieciséis tiene que escapar de locos que la persiguen? Nadie podía culparme. Cinco minutos. Solté un jadeo por el esfuerzo, cuando me sostuve con ambas manos del tubo de desagüe. Mi cuerpo no era exactamente una pluma. Y yo definitivamente no era liviana.
Estaba seriamente pensando si sería mejor dejarme caer o entrar de nuevo a la habitación para suplicar por mi vida cuando un sonido retumbante me heló los huesos.
Estaban abriendo la puerta.
La idea de la muerte, y la adrenalina actuaron juntas.
Me alce con ambas manos y rodé, lastimándome los brazos y las piernas, por sobre las tejas del techo.
Me lleve las manos a la boca cuando el sonido se repitió, esta vez estuve segura de que habían abierto la puerta por completo.
— ¡No esta! — Gritó una voz masculina. Baje las manos hacia las tejas, por que me estaba resbalando. El techo era piramidal, y si no me sostenía, iba a caer.
— ¡Salto por la ventana! — Gritaron de nuevo. Me mordí los labios, aferrando mis dedos a las tejas.
No funciono.
La gravedad hizo su trabajo y me hizo rodar. Solté un gemido y moví mis brazos freneticamente, tratando de aferrarme a algo. Llegue al borde, y el sonido que hizo mi cuerpo con las tejas fue mi sentencia de muerte.
Solo estuve ahí un minuto, y entonces escuche su voz de nuevo:— ¡ESTA EN EL TECHO!
Jadeando, me aleje del borde del techo a tiempo para eludir una bala. Al menos eso creí que era. Gatee entre jadeos lo más lejos que pude de alli, intentando no resbalar por el techo inclinado y caer. El inconfundible sonido del tubo de desagüe balanceándose me advirtió una cosa: El intentaba subir. Fue fácil ponerme de pie, teniendo en cuenta lo irregular de la superficie. Mis ojos cayeron en los dedos del hombre, que se aferraban al borde del tehco, y que eran una pista de que él iba atraparme. Fije mis ojos el gran árbol: Era enorme. Luego mire de nuevo al hombre. Estaba subiendo, y lo hacía con más dificultad que yo. Obviamente, él era mucho más grande. Mire de nuevo el árbol. ¡Al diablo! Prefería morir intentando salvarme, que a manos de un montón de psicóticos. Corrí inetnatndo aclarar todo lo posible, fijando mis ojos en una rama particularmente gruesa que se extendía tanto como un poste eléctrico. Grite, muy fuerte, cundo salte.
#37239 en Novela romántica
#17558 en Fantasía
#6904 en Personajes sobrenaturales
Editado: 13.06.2020