Macht en alta mar

Extra1

🌬️🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊

Olivia

Dicen que toda buena historia de amor necesita un tercer personaje que haga de puente. El amigo que da consejos, la hermana que empuja a los protagonistas a hablar, la vecina que casualmente aparece en los momentos más incómodos.

Pues bien… adivinen quién fue esa tercera rueda.

Exacto. Yo.

Aunque, para ser justa conmigo misma, nunca planeé convertirme en cupido profesional. Ni mucho menos en terapeuta matrimonial antes de tiempo. Pero cuando juntas en la misma habitación a mi mejor amiga y a mi hermano… el desastre está garantizado. Y, con un poco de suerte, también el romance.

Recuerdo perfectamente la primera vez que sospeché que entre Brooke y Oliver había algo más que odio compartido. Fue aquella tarde de pizza, cuando los dos se pelearon por la última porción como si de verdad el destino del mundo dependiera de ello.

Yo estaba en medio, literalmente, con un pedazo de queso colgando de mi plato, mirando cómo se lanzaban miradas que eran la mezcla exacta de “quiero matarte” y “no puedo dejar de mirarte”.

En ese momento pensé: ajá, aquí hay algo raro.

Pero claro, a ninguno de los dos se lo iba a admitir.

Ahora que todo ha pasado, que sobrevivimos al crucero, a la isla, al sol abrasador y a los mosquitos que parecían helicópteros en miniatura… me siento un poquito orgullosa de haber tenido razón.

Brooke y Oliver están juntos.

Lo repito porque todavía me cuesta procesarlo: ¡mi hermano y mi mejor amiga están juntos!

Y aunque eso debería sonar a pesadilla (porque, vamos, ¿quién quiere a su hermano metiéndose en la vida privada de su mejor amiga?), en realidad es… lindo. Caótico, sí, pero lindo.

La primera vez que los vi besarse fue como ver un eclipse solar. Uno de esos momentos en los que sabes que deberías apartar la vista porque puede ser peligroso para tu salud mental, pero no puedes dejar de mirar porque es demasiado espectacular.

Ellos dos, después de tanto pelear, discutiendo como siempre… y de repente, ¡boom! Se besan.

Yo estaba a unos metros, fingiendo que buscaba cocos, pero en realidad estaba observando con la disimulación más torpe del mundo. Me mordí la lengua para no gritar: “¡AL FIN!”.

Ahora, semanas después, vengo todos los sábados al apartamento de Brooke. Y no es porque me guste entrometerme —bueno, un poquito sí—, sino porque me parece fascinante ver cómo se han adaptado a estar juntos.

La dinámica no ha cambiado demasiado: siguen discutiendo por cosas ridículas. Pero ahora las discusiones suelen terminar en un beso o en risas.

El otro día, por ejemplo, pelearon veinte minutos enteros porque Oliver cambió la contraseña del Wi-Fi a “SoyElMejor”. Brooke amenazó con cortarle el cable del router. Yo estaba en el sillón, comiéndome unas palomitas, disfrutando del espectáculo en vivo.

Al final, terminaron abrazados en el sofá, con Brooke apoyada en su hombro, todavía quejándose, pero con una sonrisa que lo decía todo.

Lo que más me sorprende es cómo Oliver ha cambiado. Mi hermano siempre fue un experto en sarcasmo y arrogancia, pero ahora… bueno, sigue siéndolo, pero Brooke es la única que sabe cómo bajarle los humos. Y él, aunque no lo diga en voz alta, la escucha.

Lo vi hace unos días: Brooke hablaba de abrir un nuevo proyecto en su cafetería, y Oliver, en lugar de soltarle una broma pesada, la miró con esos ojos de “te apoyo en lo que sea”.

Ahí entendí que mi hermano, el mismo que una vez fingió estar enfermo para no ayudarme a cargar las bolsas del supermercado, estaba perdidamente enamorado.

Y Brooke… qué decir de ella. Siempre fue la soñadora, la que se metía en citas imposibles y terminaba llamándome para que la rescatara con excusas improvisadas. La que se reía de sus propios fracasos y aun así seguía creyendo en el amor, aunque le costara admitirlo.

Ahora la veo diferente. Todavía tiene esa chispa loca que me encanta, pero se la nota más tranquila, más segura. Como si, de repente, hubiera encontrado el lugar donde descansar después de tanto correr.

Y ese lugar, para sorpresa del mundo entero, resulta ser al lado de Oliver.

Claro que no todo es color de rosa.

Ellos dos juntos son como dinamita y fuego: explosivos, impredecibles y peligrosamente divertidos.

Una tarde, por ejemplo, organizaron una competencia de quién cocinaba la mejor pasta. El resultado: la cocina parecía zona de guerra, con salsa en el techo y harina en el suelo. Oliver decía que la suya tenía “la proporción perfecta de al dente”, y Brooke aseguraba que el suyo era “un insulto a la gastronomía italiana”.

Yo, la jueza imparcial, terminé con dolor de estómago por comer demasiado. Pero me fui a dormir sonriendo, porque pocas veces había visto tanta pasión en algo tan tonto.

Y entre todo ese caos, empecé a pensar en mí.

Porque, vamos, si hasta Oliver encontró a alguien que lo aguante, ¿qué estoy haciendo yo con mi vida amorosa?

He tenido algunos intentos, claro. Citas aquí y allá, conversaciones por aplicaciones, un par de besos robados. Pero nada serio.

El otro día, mientras Brooke y Oliver discutían por si era necesario o no doblar las toallas “en estilo hotel cinco estrellas”, me descubrí preguntándome: ¿y yo cuándo?

No porque envidie lo que tienen, sino porque me inspira. Si mi mejor amiga pudo tropezar cien veces hasta dar con alguien que la hiciera feliz, tal vez yo también pueda.

De hecho, hay alguien rondando mi cabeza últimamente. Noah, sí, el del canal de YouTube imposible. Ese chico es un torbellino de energía y bromas, pero cuando nadie lo ve, tiene una mirada de soledad que me parte un poquito el corazón.

No sé si estoy lista para lanzarme a nada con él, pero admito que cada vez que aparece con su cámara y su risa contagiosa, siento que mi vida se llena de chispa.

Y aunque no se lo digo a nadie, tengo guardado un cuaderno donde escribí “ideas para un posible canal juntos”. Sí, ya sé, parece una locura… pero ¿qué es la vida sin un poco de locura?



#181 en Otros
#92 en Humor
#18 en Joven Adulto

En el texto hay: #amorverdadero, #amor-odioo

Editado: 22.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.