Mademoiselle Robin

Capitulo VI: ¡Flores De Lavanda Para Mary-Ann Baxter! (Arco Argumental Nº2: La Pequeña Petirrojo)

Una parte de mi vida se perdió completamente, cuando mi madre murió... Ella había contraído una enfermedad a los pulmones, pasando en ocasiones largas temporadas en cama, siempre la recuerdo... tejiendo mientras su estado de salud fue empeorando cada vez más, teniendo tan solo 10 años fue el comienzo de una fría época como en el invierno, luego de la muerte de madre….mi vida cambio para siempre…en especial con la partida de mi hermano hacia las minas de carbón y ser entregada a un burdel por aquel hombre que alguna vez llame padre…

...Pero elegí huir de esa vida…a la cual estaba destinada a vivir… buscando una vida completamente diferente… a cambio encontré a la familia Delaney-Sinclair y en especial a….¡Edmund!...

                                                  

 

(Hace un tiempo, invierno).

-Huye lo….más lejos posible…- se repetía en su mente.

Todo había iniciado hace cuatros días, finalizando la tarde de su cumpleaños número 12. Su padre le comunico que realizaría un viaje hacia un sitio lejos de casa con un hombre que le afirmo tenerle un contrato para comenzar a trabajar en una casa respetada de una familia acomodada pero en medio del viaje y tras algunas paradas en pueblos aledaños, varias chicas cercana a los 16 años se le unieron en el viaje con destino hacia Carlisle condado de Cumbria, Inglaterra.

Aquel hombre estaba acompañado de otros dos hombres que se le unieron en el camino, esa misma noche mientras la mayoría de las chicas dormía, ella escucho la charla de los tres hombres y cuál era su verdadero destino.

-¡Podremos cobrar el doble por cada chica…la mayoría son vírgenes… e hijas de estúpidos campesinos…y esa mocosa pelirroja entregada por su padre….nos dará mucho más dinero….los burdeles de Carlisle…se la van a pelear….solo me costó una pinta de cerveza, un par de peniques y una mentira!…- riendo como sus demás compañeros.

Caroline continuaba recordando aquellas palabras esperando por largas horas hasta que los tres hombres se fueran a dormir. Aprovechando aquella oportunidad huyo en medio de la noche solo necesito correr tan rápido como le permitieron sus piernas y alejarse lo más posible de aquel destino como aquellos hombres.

Cumplía su tercer día de caminata por medio del bosque había preferido evitar cualquier camino transitado pero con rumbo desconocido, inesperablemente en medio de su travesía, la lluvia de aquella tarde de invierno, la atrapo vistiendo apenas un vestido de lana y un par de zapatos de pésima cálida.

-Debo…ir hacia un lugar nuevo, no puedo regresar a casa…él me vendió y lo volverá hacer…como lo hizo con Josh…¡lo odio!...¡deseo que este muerto!...¡Mamá debería castigarlo desde el cielo!...¡los hombres son animales!...necesito encontrar un lugar seguro- se repetía luchando contra la lluvia, el frío y el hambre. –¡Mi pequeña Robin!- recordando a su madre.

En el momento de buscar refugio bajo un árbol se percato que las suelas de sus zapatos estaban completamente despedazas, el fango le llegaba hasta las rodillas y la lluvia continuaba cayendo sobre la región.

-¿Dónde debería ir?- se pregunto apoyando la cabeza en el árbol. –El hombro me duele…- viendo como la prenda de vestir, específicamente en la manga estaba teñida de color rojo mezclándose con la tela luego de sufrir un corte en medio de su fuga.

Aquel instante trataba de recuperar el aliento había sido un viaje muy largo en dirección desconocida, necesitaba encontrar un lugar seguro para comenzar su vida y olvidar la anterior.

En medio de su propia reflexión trataba de mantenerse despierta, la falta de comida le estaba pasando la cuenta en especial con la noche tan cerca. Caroline Baxter de 12 años lentamente fue cerrando los ojos, pensando en su madre y hermano Josh pero aquel sonido metálico la saco de sus pensamientos, volviendo abrir sus ojos de par en par.

-¡Esas…fueron…campanas, son las campanas de una iglesia…!- se dijo poniéndose una vez más de pie y buscando aquel sonido con sus últimas fuerzas.

La niña solo necesito caminar 5 minutos, los cuales fueron una verdadera tortura al dar cada paso en busca de aquel sitio de donde provenía ese sonido, finalmente luego de dar un último paso se encontró con un portón entreabierto ingresando hacia el interior.

En vez de encontrar alguna iglesia en su lugar dio con una enorme casona de tres pisos, un jardín con diversos arboles, algunos asientos e incluso pudo ver una estatua de una mujer sosteniendo a un niño entre sus brazos.



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En el texto hay: sirvienta, inglaterra, sigloxix

Editado: 08.02.2021

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