Kuran Kaname se puso de pie, junto a él dormía su preciosa omega, una hermosa castaña de ojos café tan suave y gentil siempre dispuesta a complacer sus instintos y deseos más bajos y salvajes. Se puso el pantalón de su pijama y salió al balcón. Tenía el mundo a sus pies y no se sentía completo.
Tenía una omega que era deseada por sus enemigos, lo envidiaban por la sutil belleza de Yuuki Cross y ella no pedía nada más que dinero para complacer sus gustos y dinero era lo que él tenía de sobra.
Se puso su bata y fue a su oficina en el piso inferior de su mansión. Si era tan feliz y estable con Yuuki, ¿Por qué demonios no podía anudar en ella?
Tomó una copa de coñac y revisó algunos documentos, tenía ingresos muy sustanciosos los casinos las apuestas, armas, drogas, la trata de omegas incluso, todo le reditúaba muy bien y su poder se expandía.
Pero aun así en su pecho tenía un hueco enorme imposible de llenar.
No creía en el amor ni en el destino, no creía en esas estupideces. Porque sus padres no se amaron nunca. Haruka y Juury eran dos alphas que hicieron funcionar un matrimonio concretado. Incluso habían mandado asesinar a sus destinados para que no interfirieran en sus planes.
Habían movido los hilos para colocarse como una fuerte familia de la mafia. Aún ahora, poseían cierto poder a pesar de ser Kaname quien manejaba y decidía en los negocios. Haruka y Juury celebraron su compromiso con Yuuki, deseaban nietos y que Kaname tardará en dar un heredero no era bien visto.
La familia necesitaba un sucesor, porque si no había uno habría guerras internas para nombrar uno mientras el líder tenía un heredero. Kaname claro al ser un alpha Sangre Pura le importaba un comino lo que dijeran.
Pero tres intentos de homicidio a él y uno a Yuuki del que la chica ni siquiera se había enterado gracias a la beta que había designado como su guardiana.
Kaname se frotó el rostro y miró a la nada aun así no podía anudar en Yuuki y no es como si no lo hubiera intentado pero su lobo se retorcía de asco al tener que follarse a esa omega que según él NO era su omega.
Fue a dormir, Yuuki olía a canela y flores, no era desagradable pero después de un rato le provocaba dolor de cabeza, por eso dormían en habitaciones separadas.
Quizás no existía un omega que tuviera un olor completamente agradable para él.
—Kaname, los hermanos Kiryuu están aquí.– dijo Takuma, un alpha que era su mejor amigo desde niños.
—¿Y esos son?– dijo Kaname sin despegar su mirada de los documentos que leía.
—La deuda que nos traspasó Serkov, ¿recuerdas?– dijo Takuma.
—Oh si, el torturatore. Me dijiste que ya habíamos solicitado dos veces de sus servicios ¿no es así?
—Así es. Es muy eficiente, por eso nos conviene tenerlo en nuestras filas.
—¿Por qué aún no es uno de nuestros numerales?– dijo Kaname aún concentrado en los documentos.
—Trabaja para cualquiera que pague el precio. No quiere pertenecer a ninguna familia.– explico Takuma.
—Pero ahora nos pertenece, ¿no es así?
—Hasta que pague la deuda sí.
—Si es que la paga– sonrió malicioso Kuran. —Que pasen. No quiero interrupciones.
—Como órdenes Kaname.
Un suave pero firme llamado a su puerta un autoritario "adelante" unos minutos que parecieron siglos.
Kaname en cuanto olió aquel aroma levantó su mirada, era perfecto, lilas blancas y lavanda, manzana verde y miel.... Olía a bosque recién bañado por el rocío, a tierra húmeda y libertad. Su lobo despertó del letargo, su alfa gruñó por la intensidad del sentimiento que lo embargaba.
Se supone que iba a entrevistarse con dos alphas y definitivamente uno de esos dos no era alpha. Uno de ellos era SU omega.
Estaban tan cerca el uno del otro que no podía identificar cuál era el omega.
Se cruzó de brazos, no importaba, que fueran iguales, no quería el olor de otro alfa en su omega.
¿Su omega? ¿y Yuuki? ¿Qué se suponía que haría ahora? Él debía asesinar a su omega como sus padres.
¡No! ¡imposible! No lo podría lastimar su maldito lobo lo deseaba dolorosamente.
—Tomen asiento– dijo fríamente.
—Soy Ichiru, mi hermano Zero.– Ichiru le dio la mano pero Zero se quedó a distancia.
—¿Quién es el responsable de la deuda?– Kaname cruzó los dedos frente a su rostro.
—Yo– dijo Zero.
—Entonces este asunto nos concierne solo a ti y a mí ¿no crees?
Zero lo miró con desconfianza, frunció el ceño.
—Espérame con Yagari en la camioneta,– dijo a su hermano.
Una vez que Ichiru salió Kaname se acercó a Zero y enterró su nariz en la curvatura del cuello del peliplata.
—Mío– gruñó su lobo.
—Alejate– ordenó Zero.
—Quédate... quieto...– susurró Kaname.
Zero se quedó de piedra, ningún alpha podía olerlo, ninguna voz alpha le afectaba... él era un omega defectuoso...
¿Por qué estaba quieto mientras un jodido alpha lo olfateaba?
Editado: 23.03.2020