Magic History "Ansias De Libertad"

Capítulo 14

Capítulo 14 Subí las bolsas hasta mi cuarto y cuando baje ya Mar estaba empacando sus cosas en el bolso de la escuela. —¿Te vas? —Pregunte, no era normal que se fuera tan rápido. —Si tengo mucho que pensar Lenya. —¡Oh! Entiendo ve con dios. —Vendré en cuanto despeje mi mente. —Hecho, para la próxima semana ya poder caminar, iremos a la fiesta o a la escuela juntas. —Bueno nos vemos. —Sin más palabreo lo último que supe de Mar por ese día era el portazo que dio al salir de casa. Acto seguido me fui cerré todas las puertas con el seguro mágico y me fui arriba para leer más del libro. Héctor me dijo que llegara tan siquiera hasta la mitad. Subí lo mas rápido que pude y con la espalda algo cansada me lance a la cama de un brinco. Busque el libro de Carpinsor. Y el del autor desconocido y empecé a leer. La eterna espera había culminado, la otra semana ya había llegado, era miércoles por la noche y la luna estaba llena, iluminaba perfectamente todos los senderos del bosque, desde el beso Helena no se había visto con Mau hasta hoy. Ella ese día en comparación a la semana anterior estaba un poco asustada, pensaba en el hecho imposible de que su amado lobo fuese asesinado en manos de un soldado de la legión del clan. Aunque en la sala de guerra no había escuchado de algún enfrentamiento. Esta semana había estado más pendiente de todo, desde las reuniones de generales hasta las posibles ubicaciones del hogar de los lobos, entre ellas estaba, Los ríos del Sur, La colmena del Este y las praderas del oeste. Ella reía en silencio cuando proponían una ubicación que no era la montaña del norte. El extraño comportamiento de Helena le había gustado a su padre el conde. Le concedió el título de dama protectora. Ahora el penaba que si hija por fin se interesaba por los asuntos políticos. Pero en realidad ella solo se preocupaba por esconder la ubicación del hogar de Mau. Hasta borraba la ubicación de la montaña con tinta modificando el mapa, solo para que pasaran por alta la colosal montaña era como tapar el sol con un dedo. Pero hasta ahora las cosas estaban bien. Cumplió con su tarea y pudo mantener en secreto la ubicación del hogar de los lobos. Mau por su parte también se interesó por los asuntos del consejo de sabios, fue la primera vez que entraba en la sala de los ancestros. Lobos con más de cien años de edad aquellos que guardaban la historia y el legado de los demás lobos. Con influencia de su padre, paso a ser miembro del consejo aunque no había hablado con él en años. Pero para estar seguro de que su manada amigos y amada no corrían peligro, tuvo que tragarse el orgullo y sacar el pecho con valentía. La semana había pasado sin novedades, algunas cacerías y lunas llenas, pero nada que ver con vampiros. Al ver que ninguno de los hombres lobo había tenido un roce con los vampiros y además que los guardias no reportaron algún acercamiento de sus fuerzas se calmó, ahora pensaba en helena, no se había visto con ella desde el beso. Ese beso cálido y momentáneo que plasmo sus labios con líneas paralelas que se convertían en recuerdos. Desde eso se había procurado de hacer más guardias de las que correspondía, no podía estar encerrado en su cuarto, si lo hacia su corazón explotaría de ansiedad. Quería verla de tal manera que hasta empezó a dibujarla en su cuaderno de anotaciones solo para tener un recuerdo de ella que lo acompañara en las noches de luna llena haciendo su guardia. Suspiros de felicidad salían de su interior al recordarla, al recordar su cuello y sus hermosos ojos. La línea de su cuerpo dibujado por un artista con muchísimos años de experiencia en total la perfección. Mientras que se recostaba a la piedra del vigía mirando a la luna y al horizonte. Pensando en ella. Hoy como hizo la semana anterior llevo un pastel, esta vez no lo hizo el, le encargo a una doncella del pueblo de al lado de la montaña que lo hiciera, lo busco en la mañana y lo dejo guardado en la canasta hasta la noche. Helena se volvió a escabullir por las sombras, paso por la biblioteca llego a la caballeriza usando el pasadizo y corrió hasta el muro, pegada a la pared llego a la alcantarilla, quito el barrote y después camino por entre las piedras del desagüe, hasta salir a la desembocadura y bajar hasta el bosque sin ser vista. Ya no sentí miedo al hacer el recorrido le parecía ms bien excitante violar todas las reglas de la casa. Como el último caballo lo había dejado libre por el bosque, tuvo que encontrar la manera de buscar otro. Con ayuda de la doncella y dos monedas de plata no hubo problema, esta vez consiguió un potro de color negro, era mejor para la ocasión se mesclaba con la oscuridad, era perfecto para el trabajo. Esta vez para no dejar ninguna pista, le diría a Mau que lo matara y lo llevara a su casa para que le diera de comer a sus amigos. El La traería en su espalda y todo quedaría en la sublime oscuridad. Así que emprendió el camino para llegar al rio, ya casi lo sabía de memoria aunque solo dos veces se había encontrado con Mau esta era la tercera vez. Mau también puso rumbo al rio. Salió de la cueva por una de las entradas que nadie transitaba, llevaba la canasta en su espalda y se echó a correr por el camino de siempre. Sin dificultad aunque era una distancia larga llego en diez minutos al rio. Helena hoy había llegado más temprano. Ella ahora espera a Mau en las rocas de siempre, Helena trajo una manta para no ensuciar la ropa, pero estaba preocupada tal vez le había pasado algo a Mau cosa que no quería. Pero estaba en guerra y en la guerra nada era estable. La luna ya estaba en su punto máximo arriba del cielo. Estaba impaciente era como si los minutos se alargaran para convertirse en horas. Y así pasaron diez minutos más hasta que escucho el craqueado una rama. Enseguida empuño su espada. Abrió sus ojos hasta donde más podía y estuvo atenta a quien se acercaba. Mau salto las ramas y paso por entre los árboles, tomo su forma humana en el aire y cayó encima de Helena. —Hola llegue. —Musito cerca de sus labios. —Te estaba esperando Mau, pensaba que… —Ya te dije que no voy a morir tan fácilmente. —Ella sonrió con inocencia. Ambos se levantaron del suelo, ella guardo su espada, ya que cuando estaba cerca de Mau se sentía muy segura. —Te tarje algo. —Otro pastel —Respondió enseguida. —Sí. Pero este está mejor que el otro ten confianza. —Mau yo también traje algo para ti. —El hombre lobo se quedó viendo la cara perfecta de la vampiresa como si fuera una obra de arte. —¿Qué es? —Bueno en realidad son dos cosas. —El hombre lobo frunció el ceño— la primera es esto. —Enseguida de la capa saco un collar con un crucifijo brillante muy brillante— Es un collar, lo usan los humanos cuando tienen que ir a guerras y eso, dicen que es para la buena suerte. Y lo segundo es más para tus amigos que para ti, pues como siempre que vengo me llevas en tu espalda, y hoy creo que también lo harás, pues el caballo también lo puedes llevar para que tengan carne. Y así tú dirás que viniste a cazar y no tendrás ningún problema. —Mau sonrió sorprendido. —Eres muy inteligente. Y Gracias. El crucifijo es muy bonito pero ¿no será de plata verdad? —No lo es, me asegure de que fuera de acero. ¿Eso no te daña o sí? —No el acero no. Pero la plata sí. Helena se acercó un par de pasos al Lobo. Y con el collar en sus manos le indico que bajara la cabeza para ponérselo. Mau se acercó a ella y bajo la cabeza lentamente hasta que estaba completamente con la vista al suelo. Helena con mucha delicadeza paso el collar por entre su cabeza y lo puso en la nuca, después dejo caerlo para que se ajustara al cuello y al final acaricio el crucifijo la excusa perfecta para acariciar el pecho de piedra del lobo. A Mau le encanto como le acaricio helena eran como manos de fuego gentil. Que daban pequeños respingos al cuerpo frio del lobo. —Gracias Helena. Te ves muy bonita hoy. —El lobo acaricio el rostro de la chica, desde la barbilla hasta donde llegaba el cuello, por su parte derecha. —No digas tonterías, nunca me he puesto linda, porque siempre que salgo del castillo debo hacerlo a escondidas y no puedo llamar mucho la atención. Y además no me he maquillado y vengo recién bañada. —Mau hiso caso omiso a las declaratorias explicitas de la lindura de helena y hasta puso los ojos en blanco. —Porque no comemos el pastel, te aseguro que está mejor que el de la semana anterior. —Eso espero veré cuanto has mejorado. Enseguida Mau saco el pastel de la canasta, después Helena puso la manta y se sentaron a un lado del rio, que estaba calmado y bien iluminado por la luna. —Tenía muchas ganas de verte Helena, pensaba que tal vez te había pasado algo. —Suspiro. —Yo también Mau. —Como los rayos de la luna reflejaban los objetos metálicos Helena pudo ver un brillo en el chaleco de Mau era una insignia—. ¿Mau que es esa insignia? —Mau miro su chaleco. —Tuve que entrar en el consejo de Sabios como aprendiz para asegurarme de que no te pase nada. Ni a ti ni a nadie de mi manada. —Yo también tuve que hacer algo parecido.—Ella cogió un pedazo de torta y se lo metió en la boca esta vez era más dulce y ella emitió algo parecido a un gemido.—Mau está muy bien hecha mejoraste mucho. —Mau solo sonrió. —Cuando estaba en casa me puse a practicar. —Era una pequeña mentira que guardaría como secreto— ¡Helena! ¿Crees que podamos estar juntos sin que nuestros clanes peleen?—Ella suspiro como si la pregunta fuera muy difícil y en teoría lo era. —Pues no lo sé. Pero sé que las cosas son difíciles para nosotros. —Yo quiero estar contigo. —Dijo Mau acostado en la manta pero viéndola con total atención como si ella fuera lo único que existiera en este mundo. —Yo también Mau. Pero debemos aguatar, sino nos pueden descubrir y… —Si lo se.—Rápidamente interrumpió Mau— Pero me mata, cada vez que salgo a cazar pienso en ti. Como si no pudiera pensar en otra cosa, cuando estoy en la torre del vigía miro el horizonte, esperando a que llegues por el basto bosque. Miro a la luna para recordarte y pensar que tu estas mirando a ella, para que a pesar de la distancia podamos estar en el mismo lugar. En alma. Helena sentía como su rubor pasaba de la cara al resto del cuerpo y un calor le invadía el pecho ese fuego otra vez tomaba posesión de ella. —Mau yo siento lo mismo, siento que un fuego me invade cuando estoy contigo y me siento viva. Hasta olvido que pertenezco al clan de los vampiros y que tu perteneces al clan de los lobos, y pienso que somos como los humanos y a lo que llaman amor. —Helena quedo en silencio por un momento. —Si pero mientras seamos una Vampiresa y un Hombre lobo, nunca podremos estar juntos en la luz de la luna, sino en las tinieblas de este bosque. —Helena parecía que iba a llorar, entonces Mau acaricio su rostro otra vez y le dio un beso suave en los labios. —Mientras que la eternidad pase, nos juntaremos aquí y nos amaremos aquí en las tinieblas. Las palabras de Mau eran gratificantes para la vampiresa. Se calmó más y puso se cara en el pecho del hombre lobo, después lo empujo al piso y se recostó sobre su cuerpo, a un lado estaba él y ella se quedó a un lado probando el calor de su cuerpo y escuchando los latidos incorpóreos de su corazón. Mau entrelazo su mano derecha en la cabellera de la chica y acaricio su cabeza como madre que da consuelo a su hijo. Sintiendo el cabello sedoso y brillante de la bella vampiresa. Ahí mismo tuvo que controlar sus instintos, aquellos de besarla acaloradamente y morderle el cuello perfecto. —Voy a hacer una cabaña aquí mismo. Para nosotros.—Musito Mau al oído de Helena —Pero cortarías la vista de la luna y el rio. —Me encargaría de que tuviera la hermosa vista que vemos ahora. O el techo será de vidrio. —Creo que eso imposible, el vidrio es muy sensible. —Hasta el vidrio más sensible resiste si es por amor.—Helena lo miro y sonrió. —¿De que maderas harías la cabaña? —De cedro o de pino, pondría una cama en medio de la recamara del segundo piso, una mesa de dormir donde pondría libros para que leas, una lámpara mágica, un armario grande para tus vestidos. Mecedoras para que leamos los libros y una cocina pequeña para cocinar comidas deliciosas para ti. Con esfuerzo contactaría a mi amigo y haría un horno para hornearte pasteles todos los días. Y por las noches veamos juntos las estrellas. —¿Y qué pasaría con tu familia? —No lo sé, pero no seguiría viviendo con ellos. ¿Y qué pasaría con la tuya Helena? —Pues haría lo mismo. No me siento bien encerrada en las murallas del castillo. —Helena cual sería la forma de dejar la oscuridad del bosque. —Helena no entendía. —Esperar que llegue el día. —No me refiero a eso. ¿Digo cual sería la manera de que estemos juntos sin importar nada, ante todos, tu clan y el mío? —La única manera es que fueras un príncipe o un rey. —Ella se corrigió— pero como eres hombre lobo aun así, no te aceptarían. —¿Entonces en nuestra sangre la que hay que cambiar? —No. Quedémonos así como estamos. —Si tú lo dices así será pero, quiero que seas mía todos los días de mi vida. —Helena se compadeció de su sufrimiento, ella también quería lo mismo, entonces se ruborizo y le dio otro abrazo. —Esperemos a que el tiempo lo decida Mau. Tal vez pase un milagro. El lobo miro a la luna y después a helena. —Espero que pase muy rápido. No soporto estar lejos de ti el tiempo pasa muy lento. —Yo también lo siento, así como que cada minuto se extiende tanto que parece que envejeces. —Dijo Helena. Sin Darse cuenta los amantes dejaron que pasara el tiempo, como si no hubiera nada más que ellos dos en la eternidad de aquel bosque. Pero el tiempo estaba en contra de ellos. Se habían descuidado tanto que el sol ya estaba saliendo. Helena se dio cuenta que ya eran las seis de la mañana cuando vio su reloj. —Mau esto es malo. Son las seis de la mañana casi va a salir el sol, y si el sol sale… —Desapareces de la faz de la tierra. Y tu gente notara que no estás en la casa. —Vámonos. Con rapidez y avidez helena recogió las cosas del piso y metió todo en la canasta. Mau inmediatamente tomo su forma animal y miro diestramente por donde aria a correr. Antes de convertirse en lobo le advirtió a helena con sus propias palabras que se aferrara fuerte a su pelaje. Porque hoy iba a correr como el viento. Helena subió enseguida a la espalda de Mau y el lobo empezó a correr. Pero esta carrera no era como las demás, ahora corría con más fuerza que la última vez. Antes para helena había sido un magnifico paseo a las espaldas de un lobo, mas ahora era una pelea con el tiempo para salvar su vida. El sol casi estaba encima de ellos y los primeros rayos de luz rosaron primero la montaña rocosa del norte. Donde vivía Mau. Y se había extendiendo a lo largo del bosque. Mau aunque exhalaba fuertes jadeos de cansancio por la boca. Pero no bajo el ritmo, helena iba pegada a la espalda del lobo, cada paso que daba era tan potente que casi la tumbaban al suelo. El sol cada segundo era más brillante y traspasaba las hojas de los árboles. En efecto ya el cuerpo de Helena empezaba a quemarse. —Mau— grito en pánico. El corrió aún más fuerte, casi desgarrando sus piernas. Pero no fallo. El castillo ya se podía divisar bien. Pero el sol ya estaba encima de ellos. La única opción era meterse en aquella alcantarilla. Sin parar tomo todo el impulso de la sangre que corría por sus venas. Y sin detenerse de una roca se abalanzo y salto con todo el impulso de sus cuerpo pasando el pequeño riachuelo y entrando a la alcantarilla perfectamente, donde las sombras cubrían sus cuerpos. Pero al entrar la forma lobo de Mau se desvaneció en el aire y cayó en su forma humana al desnivelado suelo. Helena se levanto de la espalda. —Lo lograste Mau. —El chico no respondió estaba quieto, muy quieto como si no estuviera consiente. Helena movió el brazo del lobo. Enseguida la vampiresa entro en pánico, los ojos de Mau estaban cerrados. Mau después de un minuto despertó. Pero con la respiración agitada. Miro a su alrededor, y vio a la cueva, vio a helena a un lado de él. Intento levantarse pero sintió demasiado pesada su espalda como para hacerlo, inmediatamente cayó al piso otra vez. —¿Mau que te pasa?—Pregunto helena completamente estática mientras el miedo le invadía el cuerpo. —Solo es un “vaquiro” es un desmayo por sobre esfuerzo, calma. Tráeme agua cuando puedas. Me quedare aquí hasta la noche. Helena actuó rápido, se quitó la capa y la puse un su cabeza para que pudiera estar más cómodo, Mau arrastrándose busco el lugar más oscuro del pasillo y donde ningún guardia lo iba a ver. Acomodándose vio como el hombre lobo iba tomando otra vez su color normal de piel. En comparación al rojo en el que estaba hace unos minutos. Helena subió hasta el castillo cuidando que nadie la viera, pero los guardias de la mañana eran humanos avasallados que no pintaban nada en el reino de la oscuridad del conde. Así que en vez de ir al pasadizo entro a la oficina central del consejo de guerra y tomo el pasillo para después llegar a la cocina. Ahí puso a cocinar alguna de las cocineras humanas, estofado de carne con papas, cosa que le iba a gustar a Mau y preparo una cantimplora de agua repleta. Se cambió de ropa y volvió a la alcantarilla sin dejar que nadie la viera. Mau estaba durmiendo descansando, entonces Helena lo despertó y le dijo que le dejaba la comida en una canasta en el pasillo que comiera cuando quisiera. Mau enseguida bebió tanta agua como pudo, hasta vaciar la cantimplora y volver a dormir. Helena volvió a la habitación para dormir un poco y que nadie notara su ausencia rezando a dios para que nadie encontrara a Mau. Pasó la tarde y se convirtió en noche, helena volvió a la alcantarilla como a las once y media. Llevaba más carne y agua para Mau. Cuando llego a la alcantarilla Mau estaba levantado moviéndose, estaba en mejores condiciones. Mau escucho a helena llegar y levanto la mano para saludarla y sonrió con todos los ánimos que podía contener su cuerpo. Helena inmediatamente corrió a abrazarlo. —¡Estas bien nuevamente!—Mau se quejó un poco cuando lo abrazo. —Bueno me duelo los brazos y piernas un poco pero nada más. —Pensé que te había pasado algo. —Solo fue por el sobre esfuerzo, los lobos sufrimos de esos ataques. Pero no podemos hablar mucho, debo irme mi familia y el clan debe estar buscándome. —Pero no te puedes ir así. —Si debo hacerlo. —Que excusa pondrás al volver. —No lo sé. —Mau miro fijamente a los ojos de Helena—.pero tenlo por seguro que ayer fue la mejor noche de mi vida. —No será la última —Helena lo volvió a abrazar—. Nos veremos la próxima semana en el lugar de siempre. —Si lo hare. Ten fe que estaré allí. —Mau se acercó a sus labios y le dio un beso, acaricio su pelo y tomo la canasta con algo de carne. Bebió agua y después se despidió de helena, dio un salto por la peña del desagüe y llego al otro lado del rio. Donde se transformó en lobo sin dejar ser visto y se echó a correr. Helena volvió a la habitación y se quedó viendo los vestigios de la luna creciente mirando a la distante montaña donde se encontraba otra parte de su corazón. Después que leí las páginas, me preguntaba que me quería decir Héctor con aquel inesperado encuentro. Me dijo que llegara hasta la mitad del libro y casi lo estaba haciendo, después me dijo que cuando entendiera lo que era el amor, podría saber la verdad. Pero que era a lo que se refería. Amor. Una palabra demasiado grande para mí. Nunca conocí eso, o bueno no por completo. ¿Qué era? Mire a la ventana de mi cuarto por donde entraba un poco de luz de luna. Sonreí y deje el libro a un lado de mi almohada, sabía que no debía hacerlo pero me puse en pie y con unos cuantos tambaleos fui hasta la ventana. Abrí las cortinas la luz era perfecta, iluminaba las calles a pesar de no ser una luna llena, estaba en su fase cuarto menguante creo. Pero sin más me senté en la ventana viendo la hermosa luna y contemplando aquella vista tan espectacular. La pregunta seguía en mi cabeza ¿Qué era amar o que era el amor? ¿Por qué Héctor decía eso de un momento a otro? Mi mente estaba en una eterna confusión. Y así deje que un pequeño suspiro salir. Hasta que empecé a hablar con la nada. —¿Que será aquello que querrá decir él? —Y el viento se llevó las palabras. —Porque no se lo preguntas directamente… —Una voz me invadió en la cabeza. Abrí los ojos y estaba un chico de aspecto tenebroso en la ventana levitando. Yo me asuste y me fui al piso.



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En el texto hay: criaturas sobrenaturales, romance, magia

Editado: 05.06.2020

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