Magic History "Ansias De Libertad"

Capítulo 28

Me lance al suelo las balas seguían saliendo de todas partes era como una guerra y donde impactaban estas balas dejaban a los arboles destruidos, era tan potente que en ocasiones destruía  hasta las rocas. Yo estaba en medio de aquel fuego cruzado, no podía moverme ni un centímetro, de verdad había gente tan poderosa como aquellos fiscales, si ellos quisieran destruir la ciudad lo harían, y nadie era más fuerte que ellos. Mientras estaba en el suelo aterrada, cerré los ojos y vi la oscuridad, me parecía familiar, recordé un día de verano en el cual la noche estaba muy oscura, antes que mis padres se fueran de la casa, antes que el imperio tomara posesión de las confederaciones antes de todo. 
Yo estaba con mama riendo jugando por la calle, en ese momento recordé que me dio un golpe en la cabeza, algo suave ni siquiera me dolía, le pregunte que porque hacia eso, ello nunca me respondió, solo dijo algo como:—Las cosas son como son—. Desde siempre quise buscarle sentido, porque carecía de él, todos los días buscaba el significado de aquellas palabras. Luego la siguiente semana mi madre caminaba con lágrimas en los ojos por los pasillos de la casa, papa la consolaba. Yo no entendía porque lloraba, la verdad no lo entendía, más tarde camine hacia ella por el centro del pasillo, más tarde pregunte porque lloraba, no me respondió con algo sólido, sus palabras fueron:—Nunca podrás ocultar lo que eres— y aunque papa no la dejo hablar más, los tres nos dimos un fuerte abrazo. La mañana siguiente se despidieron de mi porque debería ir a trabajar, siempre esperaba sus cartas en navidades y el resto de las fiestas, así fue por quince años, y aunque seguía recibiendo las cartas, algo había cambiado. Yo. 
Después de eso me fue difícil todo, desde caminar hasta ir a la escuela, pensaba que mis padres regresarían en algunos días, pasaron los días, después se convirtieron en semanas, después fueron meses luego para llegar a ser años. 
Regrese al campo de batalla, las balas de fuego ya no me acorralaban, pero Reus ya estaba de pie, él fue directamente a el cuerpo de yo pegue una carrera no iba a permitir que le pasara nada, corrí con impulso hasta donde estaba el fiscal. 
—Detente… —Grite con fuerzas. Mi garganta después se sintió como si se hubiese reventado, y tenía miedo mezclado con adrenalina. Mis manos temblaban mientras que mis piernas querían vacilar y derrumbarse, más me mordí la lengua para seguir adelante controlando mis nervios. 
De repente Darius se levanta del piso haciendo un salto con demasiada agilidad, mucha agilidad, yo me  frene  con todas mis fuerzas clavándome en la tierra, hasta levante polvo. 
—No vengas aléjate Lenya. 
Darius me estaba hablando, me daba alegría que estuviera bien, acto seguido volvió a golpear al fiscal. 
—Lenya voy a usar el Meteoro cuando te avise ven detrás de mí. —volvía  a sentir su voz en mi cabeza.
Darius estaba completamente incontrolado le daba puñetazos al fiscal de una manera muy brutal, sus golpes eran tan rápidos que no los podía ver. En un momento de la batalla Darius me dio la señal, él se alejó completamente de Reus quien parecía estar mareado. Yo corrí a sus espaldas, hasta ponerme detrás de él. Después elevo sus manos al cielo y un sello mágico se abrió. Con su mano izquierda conjuraba otro hechizo. Tenía bastante experiencia para conjurar dos hechizos a la vez. 
—Voy a hacerlo Lenya disparare el cometa, es nuestra única oportunidad. Pondré un escudo para que no nos pase nada. 
El cielo se puso rojo, como un atardecer en verano, o como el cielo del mismo infierno, mientras que el calor subía intensamente. Yo me sentía sofocada y sudorosa, ese era el poder de un Nefelim de verdad hacia que la noche se convirtiera en día. El calor se sentía más intenso, y una luz emergió del sello. 
—Está aquí. —Mire lentamente al cielo, en efecto una bola de fuego de como del tamaño de la escuela, bajaba a tierra. Mis ojos casi se salían de mi cuenca, aquel ruido que hacia ese cometa era indescriptible, era como un ruido de muerte, algo que se sentía pesado en el pecho, el aire se ponía caliente y mis nervios de punta. Pobre hombre cuando aquel inmenso poder cayera sobre ese fiscal. Darius ya había puesto el escudo en nosotros pero yo seguía con aquel mal presentimiento que invadía mi pecho. 
—Esto es por haberme encarcelado Reus, espero que te guste. —Después de aquellas palabras Darius bajo la mano que tenía elevada, y el cometa bajo a gran rapidez, la luz que producía era tan fuerte que tuve que cerrar los ojos. Aquel ruido estrepitoso seso ya no había nada, en el campo de batalla se sentía calma. Todo había terminado. El escudo de Darius era tan bueno que no sentí ni un pequeño temblor. Absolutamente nada era como si no hubiera impactado el basto cometa. 
Abrí los ojos, pero lo que vi no lo podía creer. 
Darius estaba temblando, con los ojos llenos de ira. Reus se levantaba del suelo con total normalidad. Mira a los lados, nada había pasado era imposible que pudiera parar aquel ataque y menos cuando estaba casi arrodillado y tambaleándose después de la golpiza que le había dado Darius. 
—Darius que paso. 
—Lenya estamos en problemas. Llego él. 
Voltee lentamente a ver aquella silueta macabra, un hombre de sombrero rojo y traje de fiscal, las llamas del cometa giraban en torno a él. Una escopeta en unos de sus brazos mientras que caminaba con aires de grandeza. 
—Lenya él es el Fiscal más demente de todos. No dudara en matarnos, él es El señor de las Flamas el gran joven de la espada de fuego y duque a su corta edad, Vitorino. 
El hombre tenía un traje rojo, piel clara, cabello negro ojos azules y una sonrisa macabra, una capa caía  desde sus hombros hasta llegar a sus rodillas. Botas altas, de cuero negro muy brillante llegaban a sus muslos, vestido con gran elegancia, se asemejaba a un conde, y aquel poder que desbordaba era abrumador. 
—Viejo traje un regalo. —El hombre hablo con gran potencia, tenía una voz burlona como la de un payaso, pero no de aquellos que alegran a los niños, sino los que salen en las historias de terror. Enseguida lanzo el cuerpo de Héctor al piso. 
—Héctor. —Yo grite ajustada iba a ver si estaba bien, pero Darius me detuvo. 
—No vayas, te va a matar, Lenya el cometa no era lo único que tengo, pero debes prometerme que  vas a hacer lo que te diga. 
—¿Entonces qué? —Dije con voz de ignorancia. 
—Me voy a… —Corrigió sus palabras— voy a usar todo mi poder mágico, pero después que lo haga no podré moverme.
—Estás loco.
—Es la única opción estamos acorralados.
—No. 
—Toma a Héctor sal corriendo lo más lejos posible, cuando te de la señal déjame atrás. 
—No eres muy egoísta solo piensas en ti. 
—Todos vamos a salir de esta. 
Héctor estaba inconsciente en el suelo Darius quería sacrificarse para que nosotros pudiéramos escapar de aquel peligro latente. Era una situación bastante compleja, como podíamos salir ilesos de esta. Yo  fruncí el ceño para no entrar en pánico. Darius debía atacar a uno de los, dos ya fuera a Reus o A Vitorino, pero eran dos contra uno, y además cada uno con la equivalencia de su poder mágico, no era justo.  
—Lenya voy a distraerlos un poco, quédate a salvo. —Darius a una velocidad impresionante, ataco a Reus y lo alejo al bosque, desapareció de mi vista en segundos. Vitorino me ignoro y fue tras Darius dejándome sola con Héctor. 
Fui rápidamente a ver como estaba, comprobé si tenía pulso y gracias al cielo que si lo tenía. Estaba muy mal herido, tenía muchos magullones y cortes, su piel estaba llena de magulladuras, el combate había sido de verdad de lo más bestial. Yo como pude hice un hechizo básico con mis manos, para curar un poco sus heridas, tres minutos después de que curara cada herida el despertó. 
—Que paso Lenya. —Su vos estaba agitada, como si no supiese donde estaba.
—Tranquilo ya estas mejor.
—Que paso.
—Vitorino te hizo desmayar. 
—¡Diablos! y el Nefelim ¿dónde está?
—En el bosque distrayendo a los fiscales. 
—No. —Héctor se levantó del piso aunque le costaba un poco.
—Espera tus heridas.—Héctor no hizo caso.
—No Lenya no entiendes, lo van a matar. 
—Pero él. —No me dejo hablar.
—Lenya, los fiscales que están aquí eran los encargados de la celda del Nefelim. Para ellos un escape de la celda, significa la muerte. Ellos tienen un odio peor que el mío. 
—Tus heridas. 
—No me importa hay que salvarlo. Porque el único que puede Matarlo Soy yo… —Y ruge el lobo. 
Acto seguido Héctor se transformó en lobo y me dio las espalada perdiéndose en el bosque y dejándome sola ora vez. Yo no me quede atrás y con menos velocidad que ellos me introduje a el bosque, me guie con los estragos causados por la pelea, ramas abajo tallos cortados y múltiples cráteres en la tierra. Así me fui acercando más a donde estaban. 
El bosque era demasiado estrecho no me podía mover con facilidad, me preguntaba como ellos se movían con tanta facilidad. Vi una luz roja a la izquierda, era fuego, por ahí debía ir allí estaba Darius. Corrí como pude por entre los tallos de los arboles hasta que llegue a donde estaban todos allí, peleando a la orilla del lago, yo quede en medio de la batalla, mientras que por los arboles me escabullí hasta llegar a un lado de los chicos. Darius me vio llegar no tardó mucho en darme aquel reproche engorroso. Héctor me miro de reojo y siempre estaba pendiente de los movimientos de los fiscales. 
Reus utilizo su ventaja y escollo algunos pinos, sus ramas se extendieron por todas partes casi que tapando cualquier paso de aire por las ramas de los árboles. Tapo toda vía de escape para Héctor. Darius giro su cara para verme, tal vez me iba a decir algo, pero Vitorino con gran velocidad se puso en frente de él, y lo golpeo. Darius fue a dar a una roca que estaba unos diez metros de distancia. Del golpe quedo estampado en la roca, inconsciente no se podía mover. Al mismo tiempo le dio una patada a Héctor lo acerco a la valla de pinos, Héctor no podía defenderse, las patadas de Vitorino parecían una metralleta. Después Reus lo apreso con una de las ramas. Héctor intentaba reventarlas con sus garras pero no podía ellas eran demasiado espesas como para ser cortadas. Las ramas se extendieron hasta su cuello tapando todo su cuerpo con múltiples ataduras. 
Yo era la única que quedaba, Vitorino se me acerco, se paró enfrente de mí, yo temblaba. Estaba aterrada. Él se me quedo mirando fijo a los ojos como esperando para atacarme, seguro que de un golpe me mataría. 
—Déjala. —Dijo Héctor aun atrapado entre las ataduras de ramas. Vitorino miro a Héctor. 
—Eres importante para estos dos. —Su voz era  ronca y muy potente clara y nítida me daba miedo. Su sonrisa se tornó macabra burlona, como si me quisiera hacer algo. Vitorino me tomo del hombro y me dio media vuelta, me recostó contra su pecho y después me puso la mano en el cuello. 
—Vas a hablar Lobo. Dime, ¿Dónde está la ciudad de La libertad?
¿Qué? Ellos también buscaban la ciudad de la libertad. ¿Por qué la buscaban? Héctor se negaba a hablar, y yo estaba como rehén. Aunque yo no quería hacer nada más que cambiar todo el pasado ya no podía, pero tampoco iba a comprometer a la ciudad de la libertad por mi culpa. 
—No se lo digas Héctor. —Fue lo único que pude decir las manos de Vitorino eran muy pesadas y me estaban apretando el cuello, tanto que me estaba quedando sin aire. 
—Lenya deja tu porfía. 
—No se lo digas.
—Silencio. —Dijo Vitorino enojado—. Cállate mocosa o te mato.
—Déjala Vitorino el asunto es entre tú y yo. 
—No te la juegues de héroe, tú no pudiste defenderla.
—Hablas de… Mónit. 
—Sí.
—¿Aun sigues con eso?
—No pudiste protegerla. —Vitorino hizo una señal a Reus, y los amarres se empezaron a estrechar, las ramas crujían o era el cuerpo de Héctor. 
—Es verdad no pude.
—Era el único deber que tenías y fallaste,  y por ese fallo pagaras con la muerte. 
No nadie debía matar a nadie, no me podía mover con tanta libertad, pero pude ver como Reus se estaba acercando a Darius para ponerle unas esposas mágicas. Era el fin, todo se acababa. Cerré los ojos, un silencio invadió mi cabeza. Recordé aquel hechizo que me enseño mi madre antes que partiera, lo único que me quedaba. Sus palabras fueron: Úsalo sino queda más remedio. Esas palabras fueron las ultimas antes de irse. Dependiendo de aquel gran poder que tenía los fiscales, el hechizo no iba a servir de mucho pero quería intentarlo. Por ultimo moví las manos y conjure el sello. Al final de mi cuerpo empezó a salir un esplendor como nunca había visto. 
Mi cuerpo empezó a tomar una forma extraña y mis manos y piernas brillaron, capte la atención de ambos fiscales. Dije que salvaría a todos para que nadie más se sacrificara por mí, no soy ese tipo de chicas, no va conmigo aunque la verdad es que debería estar contenta por colaborar por un buen motivo, la libertad. Vitorino se alejó de mi con gran velocidad mientras Reus estaba captando toda mi atención. Quería salvar a Darius como fuese, porque se, que mil años de tortura y trabajo pesado es peor que la misma muerte. Lo sé, si para mí, siete años de dictadura ha sido una eternidad. Para él una eternidad sería interminable.  Estaba lista para morir por todos. 
Entonces de repente escuche un susurro, una voz de mujer que parecía que estuviera musitando mi nombre. Lenya, Lenya, Lenya una y otra vez. Yo tenía los ojos cerrado el odio estaba invadiendo mi corazón y tenía sentimientos de ira, quería matar a los fiscales por habernos causado tanto daño. Mi poder no sé qué era, la verdad desconocía lo que hacía, pero solo miraba a los fiscales con odio. Más ellos tampoco querían acercarse a ponerme una mano encima. Una esfera parecido a un domo estaba siempre conmigo me cuidaba era como un manto protector. Alce una mano apuntando a Vitorino. Y la tierra se separó, un temblor también se produjo en una escala menor. Vitorino se alejó de donde estaba con agiles movimientos. Le grito algo a Reus algunas palabras. Yo no escuche todo dentro del domo era silencio, ni mi misma voz se escuchaba  cuando pretendía hablar. Reus intento traspasar el domo con su espada atacándome por detrás, mas fue enviando por el domo a una distancia considerable. Cayendo en el agua. Vitorino estaba sorprendido su cara decía todo. 
—Lenya. —Escuche la voz de Darius—. ¿Me escuchas?
—Darius. ¿Cómo estás? Si te escucho. Ya voy para allá. 
—No quédate ahí y no hagas movimientos. 
—¿Porque?
—Hazme caso. 
—Los fiscales van.
—No yo me encargare de Vitorino. 
Darius estaba de vuelta a la acción. Con sus piernas agiles combatía con Vitorino. Mas el fiscal no se quedaba atrás. Seguía los movimientos de Darius y hasta golpeaba como estaban pelando con los puños y a corta distancia el fiscal nunca pudo usar su escopeta. Entonces yo levante las manos y la tierra se volvió a abrir. Cada vez que movía una mano causaba un destrozo. Eso me frustraba más. Reus volvió a salir del agua y esta vez estaba más enojado que antes. Y se fue directo a Darius con su  espada. 
Héctor tampoco se quedó atrás con fuerza se transformó en lobo y se quitó las ataduras con de un golpe. Con dos saltos se abalanzo contra Reus y lo mando al piso donde siguió golpeándole. Pero los fiscales volvieron a tomar ventaja, Reus utilizo su naturaleza y Vitorino su fuego. Las cosas eran bastante parejas. Yo no me movía. 
—Lenya  la única opción para sacarnos a estos guardias de encima va  a ser utilizando un bomba. 
—¡¿Que dices Darius?! 
—Tu domo es indestructible. Así que Héctor se quedara adentro de él no pasara nada. 
—¿Y tú?
—Yo seré la bomba.
—No
—Soy inmortal descuida. 
—Pero Héctor no te va…
—Ya hable con él. Me dijo que era la mejor opción. 
En mi situación actual sin saber cómo desactivar aquel hechizo tan abrumador, lo único que podía hacer era ver. Pero me devoraba la impotencia de no poder ayudar. Héctor corrió directo al domo, pensé que era la hora de ver como Darius explotaba. Entro sin ninguna dificultad. Y se puso a un lado mío. Ambos miramos como el cuerpo de Darius empezaba a brillar. 
Los fiscales estaban inmóviles no le atacaban. Y un destello de su cuerpo salió, este era el momento. Hasta que…
Lenya… Lenya… Lenya… 
Otra vez aquella voz, mire en dirección donde venía aquel susurro. El tiempo parecía detenerse, todo se congelo delante de mí. Una balada de temor en mis ojos. Héctor parecía estar petrificado delante de mí, igual Darius y los fiscales. Todo estaba en plena quietud. Hasta el agua se detuvo en su momento y el torrente del lago se detuvo completamente, hasta que un tono gris se esparcía por cada centímetro de bosque. En un momento aquel brillo se apagó, ahora podía moverme. 
—Lenya no te recuerdas de mi… —Conocía aquella voz, en mi memoria estaba ella, aquel matiz y tonada de cómo hablaba. Aquel extraño susurro volvía a musitar entre el abundante silencio. Yo cerré los ojos para percibir de donde venía. Exactamente venía detrás de mí. La voz se volvía más clara y fuerte con el pasar de los minutos. Rápidamente me gire de talones y me puse en dirección al lago. Una mujer, de cabello largo y rubio también de esbelto cuerpo y con un báculo. No podía ver su rostro la luz no me dejaba. 
—¿No te acuerdas de mí? —Su voz era angelical, como si tuviera un eco en cada momento que hablaba. Ella estaba levitando y empezó a descender con paciencia, mientras que yo tenía mis manos encima de mis cejas para poder distinguir quien era. —¿No te acuerdas?
—No es posible tu…
—Hola Lenya. —Las lágrimas empezaron a salir de mis ojos acompañada de mi cara de asombro. Mi piernas cedieron y caí de rodillas al piso, y me lleve las manos a la boca.
—Ma…Má… ¿Eres tú?—Ella sonrió. 
—Has crecido mucho pequeña Lenya. 
—Sí. —Tal vez por ese día no pude hablar más, pero mi mente colapso. Note que ella se acercaba a mí. Pero me desmaye antes de que llegara a mí, creo que me dio un abrazo pero yo no lo supe había perdido el conocimiento para cuando paso. 



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En el texto hay: criaturas sobrenaturales, romance, magia

Editado: 05.06.2020

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