Magic: Luciérnagas

REI ZERETE

17 de noviembre de 813

     En la pequeña Kyoda, una ciudad portuaria del Reino de Reithur, un hombre observaba el terreno circundante a su alrededor desde la cima de una antigua atalaya de piedra que se encontraba cerca del mar, un lugar desde donde podía ver cualquier estructura de la ciudad sin importar lo alta que fuera, tanto iglesias como tejados de edificios y otros puestos de observación estaban a su vista, y gracias a esto fue que pudo ver como un niño a lo lejos se desplazaba saltando de techo en techo con movimientos fluidos mientras atravesaba las diversas estructuras de la ciudad con suma facilidad, «Un pequeño ladrón ¿eh?» pensó al verlo.

     Aquel hombre de rostro maduro y de rasgos afilados respondía al nombre de Ratfel, tenía el cabello blanco y sus ojos eran azules, pero estos no poseían brillo alguno. Lucía una túnica negra con bordes dorados y pantalones oscuros acompañados de botas negras y guantes sin dedos.

     Ratfel era un hombre que se identificaba a sí mismo como un viajero y había llegado recientemente a la ciudad para investigar el asesinato de un nobiliario cercano a la corona. El motivo del porqué se encontraba en la cima de aquella atalaya es que creía que desde ahí podría observar toda la ciudad, cosa que le ayudaría a decidir a donde debería dirigirse ahora. Él meditaba sobre a donde ir, pero mientras lo hacía fue interrumpido por el llamado del hombre que le acompañaba en su misión.

— ¡Hey Ratfel! ¿De dónde viene ese humo?—preguntó el otro hombre desde la parte baja de la estructura de piedra.

     « ¿Humo? ¿Dónde?» pensó antes de girar la cabeza a su derecha y descubrir que al noreste de la ciudad había un pequeño incendio, dirección de la que provenía el pequeño ladrón, Ratfel rápidamente lo asoció con el incendio creyendo que el niño probablemente tendría algo que ver. Bajó de la estructura teletransportandose con su magia al lado de su compañero, quien era un hombre alto y musculoso que poseía un aspecto similar al de un bandido del sur, su cabello y barba eran de color castaño, y su vestimenta consistía en una zamarra de piel de oso negro acompañada de placas marrones que cubrían su pecho y hombro izquierdo, además también lucía pantalones marrones y botas negras

— ¡Ah!—dijo sobresaltado aquel hombre— ¡Demonios Ratfel! Tienes que dejar de hacer eso, nos conocemos desde hace años, pero nunca me acostumbraré a esa extraña magia que usas. En fin viste algo interesante ¿No? ¿Qué deberíamos hacer?

— ¿Vi algo interesante?...Si—afirmó Ratfel ante la pregunta de su compañero

— Ya veo, entonces ¿Qué hacemos?—le preguntó

— Ve al lugar del incendio e investiga, quizás puedas conseguir algo de información que nos ayude en esta ciudad. Yo iré hacia el noroeste, tengo la sensación de que allá hay algo interesante.

— Así que “algo interesante” ¿Eh? Conociéndote debe ser algo con lo que no quieres que me entrometa ¿Verdad?...Como sea, iba investigar ese lugar de todos modos, así que ve a hacer lo que tengas que hacer, yo intentaré encontrar alguna pista sobre el paradero de nuestro asesino en esta ciudad. Reunámonos luego—le indicó su compañero

— Gracias por entender…—dijo Ratfel en voz baja

— ¿Dijiste algo?—preguntó el hombre al instante que Ratfel desapareció—…Siempre igual. Supongo que “de nada” Ratfel. Como sea, debería ir hacia el noreste ¿No? Bueno en marcha—dijo para sí mismo antes de partir

     Ratfel quien se había telestransportado a pocos metros de la atalaya se encontraba caminando en la dirección en que se dirigía el niño, supuso que si era un ladrón tendría algún escondite en la ciudad y lo más probable era que él estuviera camino hacia allí, y él lo encontraría.

     El niño que corría por los tejados de la ciudad de Kyoda tenía una baja estatura, pero la compensaba con su destreza, poseía una piel pálida y un cabello desordenado de color negro, pero el rasgo más notable de éste eran aquellas extrañas marcas rojas que tenía en sus mejillas. Vestía únicamente con un chaleco canelo y pantalones negros desgatados con zapatillas marrones, además traía consigo una bufanda roja alrededor de su cuello y una bolsa a sus espaldas.

     Aquel niño se dirigía hacia los barrios bajos que se encontraban al noroeste de Kyoda, los edificios cada vez eran más pequeños y menos vistosos, una señal de que se estaba aproximando al lugar, él al notarlo decidió que seguir a pie sería lo mejor ya que así no llamaría tanto la atención, así que bajó de un salto a un callejón y desde ahí continuó a pie. Nadie había visto al niño que cayó de pie como un gato, o al menos eso era lo que él creía en ese momento.



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En el texto hay: acción espíritus comedia drama

Editado: 04.02.2019

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