Era agradable sentir la Arena bajo de mis pies, la brisa salina fluir con intensidad haciendo volar mis rulos, la orquesta incesante del romper de las olas y su sonoro juego de vaivén en la orilla, llevándose con ello todas mis preocupaciones y dándome la paz que tanto había anhelado. El cielo era un azul, más intenso de lo que jamás pude haber visto en mi vida, el sol estaba en su punto alto pero el clima era fresco y agradable. Parpadeo y trato que contener mi cabello de lado para que no tape mi rostro, quiero seguir perdiéndome en ese hermoso paraje que por alguna razón traía a mí corazón una alegría desmesurada y una sensación de estar flotando, pero mi corazón se salta al sentir como sus brazos me rodean desde la espalda y se cierran en un abrazo. Me estremezco al percibirlo reposar su mentón sobre mi hombro con la cabeza ladeada en dirección a la mía, pero me gusta su cercanía.
— Me gusta venir aquí — comienza a decir, su voz era dulce y armoniosa como una melodía sin final. Con atención lo escucho —. Aquí fue donde nos conocimos…
…
14.04.17
— Los signos vitales están bien, no hay contusiones cerebrales que expliquen el estado en coma — informó el médico —. Los resultados arrojan que no hay nada fuera de lo común y su actividad cerebral es regular.
— ¡Es imposible que todo esté bien! — esgrimió Pilar con desesperación. No dejaba de pensar en lo mediocre que se habían vuelto los profesionales de salud —. Mi hermana tiene dos días en ese estado ¿y lo único que puede decir es eso?, ¿Dónde consiguió su título en mercado libre? Debe haber una explicación no puedo creer que sean tan incompeten…
Antes de que pudiera continuar sus insultos, basados en el hecho de que no había un diagnostico coherente que explicara porque su hermana no despertaba, Alma la sujetó del brazo con fuerza y clavó sus oscuros ojos en ella, para que cerrara la boca. Aquel gesto hostil silenció de facto a la muchacha quien no evitó sentir como un nudo se afirmaban en su garganta acompañado de un violento abatimiento que cincelaba los huesos que la sostenían de pie.
— Con los equipos y el cuidado adecuado no es necesario que permanezca en la clínica —. Aseguró el doctor, impávido y envestido por una frialdad inhumana —. Estará muy bien en casa. Cualquier novedad no dude en llamarme.
Dicho esto, le pasó una tarjeta con su contacto a la jefa de familia quien no dudo en ningún momento de las capacidades del profesional, y tras un asentimiento de cabeza profirió un “gracias”. El doctor abandonó el cuarto de la joven junto con Alma para iniciar los trámites del traslado de Daniela a la mansión.
Una vez sola, Pilar miró el cuerpo inerte de su hermana, quien traslucía una palidez casi mortuoria, conectada a múltiples aparatos que alimentaban su cuerpo y la mantenían con vida. Verla en ese estado avivaba en su corazón el más profundo dolor y desesperanza, temía perderla. Con la mirada cristalizada dio unos pocos pasos en dirección a la camilla y tomó la mano de Daniela con fuerza mientras hipaba rogando con todo su ser que pudiera escuchar su llamado y que volviera a abrir los ojos.
No podía dejar de recordar la última vez que la vio, antes de que la encontraran sin conciencia en su cama, Tenía años sin ver esa sonrisa, de hecho, en ese momento quedó abrumada pues Dani brincaba y saltaba mientras tarareaba una melodía. Quiso preguntarle a que debía su cambio de humor y recordarle la causa por la que estaban luchando, pero al ver como la ilusión se pintaba en sus ojos esmeraldas, tan parecidos a los de su madre, no tuvo el valor de arrebatarle eso que por años faltó en su vida. Al cerrar los ojos recordaba ese día mientras salían del salón de música, Dani no caminaba, flotaba en una danza entendible solo para ella, tanto que olvidaba que iba sobre sus tacones, sus mejillas rozagantes decoraban una sonrisa llena de ilusión y que luego de responder: “de maravilla” continuó su camino subiendo las escaleras, perdiéndose de su vista. En ese entonces no sabía que sería la última vez que se verían… Si tan sólo la hubiese detenido esa vez, tal vez hubiese sido diferente.
— Pilar — la voz de Matt la sobresaltó, pero luego de tomar aire y secar sus ojos, con cautela se volvió hasta su emisor, mientras hacía su mayor esfuerzo para mantenerse fría y fuerte —. Tenemos que esperar afuera, deben enlistar a tu hermana para llevarla a casa, vine a preguntarte si quieres venir conmigo.
Con un nudo en la garganta se volvió hasta su hermana y secando unas cuantas lagrimas que se atrevieron a salir, decidió ir con él, y en cada paso que daba su agarre se tornó como un rose desvanecido por la brecha que se instauraba entre ambas a medida que Pilar avanzaba para marcharse.
Al subir al auto del pelirrojo no dejó de pensar ni en un solo minuto en su hermana, su cuerpo se había vuelto una prisión de la que no sabía si podría escapar. Internamente clamaba a su madre para que trajera a su hermana de vuelta, no sabía que más hacer. El no saber qué hacer la carcomía y la hacía temblar ¿Y si su hermana no despertaba nunca? ¿Y sí no había nada que hacer y todo estaba perdido?
Desfilaron unos tras otros los posibles desenlaces, uno peor que el anterior y sin poder contenerse rompió en llanto tomando desprevenido a Matt, quien no dudó en aparcarse a un lado de la calle para intentar calmar a la muchacha. Él más que nadie entendía por lo que estaba pasando, por ello le ofreció su hombro para que se desahogara.
#1808 en Paranormal
#8177 en Thriller
#4601 en Misterio
fantasma y misterio, muerte odio, codicia asesinatos terror psicolgico
Editado: 13.05.2022