Malhumorado estoy, ya perdí el control al ver que todo cuan luché porqué viniera al final fácilmente se fué.
Se fué la fé.
Se fué mi hermana.
Se fué el amor de mi vida, y con ella el recuerdo, no sé cómo llamarla.
Se fué la tranquilidad que evoqué un tiempo atrás.
Se fué mi amigo.
Se fué mamá.
Y pese a qué no tengo gran cosa te lo regalo todo.
A veces siento el Yerro en las palabras de esos que se fueron y que alguna vez hermanos llamé, ví su traición tal cuál cómo lo sospeché.
Me advertí de ésto, les serví cómo alimento para saciar su hambre, hablaron de humildad y yo defendí sus nombres.
Acaso se fué la fé hacia las personas?
se fué el amor y por concilia llegó el asco, asco a lo que nunca perdono, a lo que nunca olvido cómo el amor que un día soñé, el error fue mío tal vez, mi arrogante corazón habló de orgullo, al querer tener algo que por defunción del universo jamás sería suyo.
Se fué un día cualquiera, ya sabía que lo haría, total la felicidad es pasajera, sabía que se iría cómo ya lo había hecho algunas veces, cada vez dolió menos ¿cómo sentir dolor de perder algo que es ajeno?
Tal vez me obligó a sentir cosas por cosas que he dicho y amar por amar, solo sea otro capricho.
Y tal cómo madre lo dijo, hijo nunca pierdas la fé.
Y tal cómo murió mi amigo, la perdí al instante, y gracias pues al final le recordé.
Y así cómo el amor lo hizo, Johan también se fue.