“¿Quién eres?, ¿Qué haces aquí?”
“¿Yo?... yo soy… soy… no lo sé”
“¿Uh? ¿Cómo no lo sabes? ¡Se supone que estas viva! Dime ¿Cuál es tu pecado?”
“¿Mi… pecado?... supongo que… estoy mal ¿Verdad?, ¡No estoy bien! ¡Me gusta la sangre, sentirla en mis manos, jugar con ella! Se siente tan… ¡Satisfactorio!, eso no es normal ¿Verdad? Dime ¿Quién soy? Y ¿Por qué soy así?”