'Jaque mate'
Jason.
—La guerra va a intensificarse. —digo, frente a todos en la reunión del Consejo. No hay nadie grabando así que puedo decirlo. —Propongo un ataque a West Plate. No podemos dejar que el comunismo gane la partida. Tenemos que atacar la ciudad. Hay que matar a Saller Duponte.
—No veo la necesidad de violencia.
—Estamos en una guerra. Haber cuando les entra en la cabeza a usted y su partido hippie de la paz. —gruñe mi padre.
—No podemos dejar que el comunismo tome gran parte del país como son Castilla y Cala Verde. —espeto. —Hay que matar al alcalde y rápido.
—Pero solo al alcalde. —repone mi padre. Sé a lo que se refiere y sé que lo dice por Anders. —Yo, como rey del país, acepto el ataque. Espero que todos los miembros del Consejo estéis de acuerdo.
Todos dicen que sí.
—Bien, —me acerco hasta la pizarra, agarrando el rotulador negro frente a todos los miembros del consejo de East Plate. —el ataque consistiría en ir... —me pauso mirando a mi padre, que me escudriña con la mirada. —a por el alcalde de Castilla, Saller Duponte. Matarlo y recuperar el país. Simple.
—¿Cómo pretenden hacer eso, monarcas? —repone uno de los consejeros.
—Simple. —contesta ahora mi padre. —Iremos en barco, llevaremos soldados, atracaremos en algún lugar apartado y tomaremos West Plate.
—¿Cuando planean hacerlo?
Mi padre y yo nos miramos con complicidad.
—El 30 de marzo. —contesto. —El 30 de marzo de 1881 les daremos un jaque mate.
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—Ya te he dicho que no atacaremos al capitán. —me riñe mi padre. —Deja de insistir. Sería darle bola a la guerra y no queremos eso.
Me bajo el coche andando a la puerta del Palacio Real.
—¿Acaso no quieres vengar la muerte de tu hija?
—No me vengas con manipulaciones inoperantes. La muerte de Ebrah es otra cosa que no tiene nada que ver aquí.
—Ah, claro. Porque la mataron tus soldados y no Anders, ¿verdad?
Al oírme, se queda quieto en medio del camino hacia la puerta del Palacio. Lo alcanzo y me pongo en frente de él.
—¿Qué hemos hablado de creer a la prensa, Jason?
—No es la prensa. Yo sé que fue así. Mi hermana murió de un disparo desconocido y estoy seguro de que fue obra de un soldado, no de Anders.
Se queda mirándome unos segundos y de repente me encuella violentamente.
—Te dije que eso era mentira...
—Demuestramelo y te creeré, papá.
Me quedo esperando a algo, alguna prueba que demuestre que Anders trataba mal a mi hermana, que él la mató, pero jamás llega.
—Atacaremos West Plate el 30 de marzo. Y mataremos a Saller Duponte. La próxima vez que me digas algo parecido, creyendo a la prensa antes que a tu familia —habla firme, soltándome. —estarás destituido como Príncipe.
—¡Pero papá...!
—¡Pero nada!
—¡Contigo siempre es lo mismo! —me quejo. —¡Siempre evitas los temas!
Me ignora por completo y entra al Palacio Real sin dar ningún tipo de respuesta.
Suspiro con la rabia recorriendo mi anatomía. Paso mis manos por mi cabeza tratando de calmarme, pero mi teléfono suena interrumpiéndome.
—¿Sí? —contesto.
—Hola, hijo. Necesito que vengas a casa. —es Drake, mi abuelo.
—¿Para qué? —contesto, molesto.
—Necesito ir a hacer unos recados y necesito que te quedes un poco con Puntresh.
—¿Dónde tienes que ir? —pregunto.
—A Wilsor. —dice, Wilsor es una pequeña ciudad que queda saliendo de East Plate.
—Pues trae al niño al Palacio. —ordeno. —Luego vienes por él.
—Mmmm, vale.
Cierro la línea y entro al Palacio Real tratando de evitar a mi padre por completo.
Llego a mi habitación y me encierro un rato, tumbándome para tratar de descansar mis neuronas hasta que mi abuelo y mi sobrino llegan.
La puerta de mi cuarto se abre despertándome con la voz del niño pequeño que se sube a mi cama.
—¡Tiooooooooooooo! —me abraza.
—¡Hola, bonito!
Lo abrazo también, a los pocos segundos Drake aparece por la puerta.
—Hola, abuelo.
—Hola, hijo. —mira su reloj. —Bueno, me voy ya de ya. Me va a coger la tarde, aquí te lo dejo. Sobre las 18:30 pasaré por él, ¿vale?
Asiento con la cabeza despidiéndonos de él.
El niño vuelve a subirse a la cama y un pequeño destello de luz que atraviesa mi ventana me permite fijarme en algo en sus ojos.
—Puntresh, Puntresh. —lo llamo, deja de jugar y viene hasta mí. Lo agarro de los hombros. —Estate quieto, quiero mirar algo.
—¿Q-qué...?
—Tranquilo, —río, se ha asustado. —no es nada malo.
Me fijo en que, sino le da el sol, sus ojos son del tono marrón de mi hermana Ebrah. Pero si les da el sol...
Frunzo el ceño al ver que sus ojos al sol son de un tono verde intenso, que se me hace muy familiar. Pongo las manos en su cara, el niño me mira extrañado y sigo analizando sus ojos hasta que un deja vú me ataca.
Miro su cabellera; marrón claro, parecido al café, esos ojos verdes...
—¿Estás listo para las pruebas de manejo del barco? Son este viernes. —su mirada verde expresa chulería y la rabia me invade ante esa aura de altivez y grandeza que desprende Anders Hemsworth.
Suelto de golpe al niño que en silencio, se vuelve hacia atrás jugando con el coche de juguete que jugaba hace segundos.
<<¿Puntresh es hijo de... de Anders?>> <<No puede ser. Eso lo convertiría... en... en...>>
Siento que me falta el aire. Puntresh es menor, el heredero de Guiena, si mi padre se retira antes de que Puntresh cumpla la mayoría de edad, Anders quedaría como rey representante de Guiena al ser el padre y tutor legal del verdadero heredero.
Es decir, si Isaac se retira del reinado cuando Puntresh tenga menos de 18, que es lo que tiene pensado, Anders sería el representante monárquico de Puntresh al ser su padre, lo que le convertiría en rey consorte hasta que Puntresh tenga los dieciocho.