Los días habían pasado y no encontraba más pistas o respuestas sobre esa extraña carta, aunque creo que debería de dejarlo así. Quizá solo me querían jugar una estúpida broma y ya me estaba empezando a dar igual, lo que poco a poco dejaba de darle vueltas en mi cabeza, y más ahora que los trabajos de la universidad me están sofocando tanto. Al menos sé que dentro de un par de años ya podría ser una persona normal con un trabajo normal y un buen salario aunque sea y si tengo suerte quizá pueda de hacerme de alguna familia; lo malo es que soy pésimo tratando con chicas y eso me decepciona.
Ahorita mismo son las siete de la mañana, y la verdad es que ya voy tarde para mi primera clase, no tuve tiempo para desayunar ya que me levanté tarde. Aveces, desearía solo quedarme en casa descansado sin hacer completamente nada, ya parezco un esclavo del estudio con tanto encima aún cuándo pude organizar bien mi horario. Hace frío así que llevaré abrigo y escuchando el reporte del clima parece que estará así todo el resto de la semana y puede que llueva, lo que es genial, amo ese clima frío, ya que al menos puedes calentarte. Salgo de mi casa con la mochila puesta y un abrigo un poco más grueso que dos camisas, pero aún así sería mejor despertarme un poco; pasaré a una cafetería que queda de camino.
Abro la puerta de la casa y un fuerte viendo golpea mi cara y despeinandome por completo, no le tomo importancia; cierro la puerta con doble llave y camino un poco apresurado para llegar a la parada. Me encanta ver el cielo nublado, además de que no ves tantas personas en la calle y el viento me refresca y hace parecer que el aire está más puro acá en la ciudad. No hay muchas aves ahora y las pocas que se ven están en los árboles unas con otras, pero en sí escondidas, evitando el frío. Aquí es cuándo me pongo a contemplar la vida en su máximo esplendor a hacerme tantas preguntas como ¿Cual sería nuestro motivo de que existamos? Ya que cada persona en el mundo es un milagro por porcentajes indefinidos de que su existencia haya sido posible. Me encanta saber de que yo ahora por lo menos podría cambiar el mundo y muchos serían testigos de esto y yo, el protagonista de está historia, eso sería genial es muchos aspectos. Lavanto la mirada y ya he llegado a la parada y no duró mucho en llegar el autobús, no hay muchas personas en el, observo rápidamente a los que se encuentran aquí y una chica, llama mi atención, nunca la había visto pero llamó demasiado mi atención. Sigo mi camino y me siento dos asientos detrás de el de ella, y contemplo por veces en el reflejo del vidrio sus ojos, son un verde muy hermoso, es como una combinación entre las hojas de los árboles en invierno junto con pequeño riachuelo por denotar un poco un color azul a sus lados. Doy un suspiro de tristeza al saber que si llego a cruzar palabra con ella no creo nisiquiera hacerla sentir bien y sería todo un desastre.
El bus no duró mucho en llegar a la universidad, me bajé y traté de seguir a la chica para quizá saber su nombre pero cuándo baje no logré encontarla, es como si se hubiera esfumado. Bueno no importa, voy a la cafetería y hago fila, miro el reloj un poco desesperado y apenas marcaban las siete con cuarenta, faltan todavía veinte minutos para que empezará mi clase así que no importa. Llega mi turno y ordeno un café fuerte y un pan dulce para desayunar, no esperé mucho hasta que me entregarán mi orden; busco una mesa sola hasta que al lado de la salida una se encontraba sola. Apresuro el paso para evitar que alguién tome ese lugar pero de nada sirvió, ya que en medio camino unos chicos entraron y se sentaron sin pensarlo. Pongo una cara de disgusto y maldigo en voz baja por mi suerte. Escucho la voz de una chica decir algo pero no sabía si se refería a mi por lo que volteo a ver a mi izquierda.
- Si quieres... Puedes sentarte aquí. - Me dice la chica que observaba en el autobús. Mientras ella solo me miraba apenada. Yo solo asiento con la cabeza y le correspondo con una sonrisa muy tímidamente, estaba nervioso. Ya que de todas las posibilidades de encontrarla y de que ella me hablara eran muy mínimas. Coloco mi comida en la mesa y me quito el bulto y mientras lo coloco en el suelo y me siento no dejo de verle a los ojos, creo que debería de hacer eso, si no quiero incomodarla.
- Persona si te molesto... Pero gracias... Además, me gustan tus ojos. - Mierda, que idiota como le voy a decir eso, parece como si le estuviera diciendo en la cara que me gusta. ¡La cagué!
- No pasa nada y gracias. Solo que ví que no habían asientos ni mesas solas y me dio pena que no tuvieras dónde sentarte. - Se veía muy calmada pero su voz podia escucharse nerviosa. Debe de hacer sido por haber dicho algo tán directo. - Por cierto, me llamo Jade. ¿Tu como te llamas? -
- Emm hola... Me llamo Logan. Es un gusto en conocerte. - Hasta su nombre es hermoso, que chica tán fabulosa.
- Por cierto, no quiero incomodarte pero, una persona me dijo que si podía hacerle un favor, era de darte esto. - Ella levanta un folder y debajo había un sobre, azul. Lo desliza por la mesa hasta ponerlo frente a mi café. - Me dijo que no te dijera quién era y lamentablemente n tengo varias razones por las cuales no romper mi palabra, espero entiendas. -
Yo solo asenti con la cabeza. Y justo cuándo pensaba que nada interesante podía pasar hoy, sucede esto. Que día tán casual.