¿Que hago aquí? Depronto estaba en medio de un bosque y me invadía una gran calma, el brillo del sol que se asomaba por las extensas ramas y hojas de los árboles, junto con el sonido tranquilizante que producía el viento al mecer de los hojas y el cantar de las aves. El césped era ligero y pastoso, de un verde claro muy ligero, casí amarillo pero era hermoso. Cerré mis ojos para poder sentir mejor el medio en el que me encontraba y mi mente permanecía en blanco, y una sonrisa decoraba mi rostro; mi pelo se mecia al susurro del viento el beso que me daba en la mejilla. Extendia mis brazos para poder abarcar más brisa en mis brazos y sentirme uno con el bosque. Abriendo mis ojos empecé a caminar, no sabía hacía dónde me dirigía pero era lo que más necesitaba, a lo largo observe como una nube de humo subía y debajo de ella una cabaña. No estaba lejos así que decidí iré hacía allí. Por cada paso que daba adoraba más el estar allí, veía las flores y diferentes colores tan bellos y como los insectos se acercaban a ellas para obtener se néctar o polen. En el cielo, las aves se veían tán libres y el sol me incadilaba y al poco que podía distinguir una nubes oscuras se acercaban. Apresure mi paso atravesando pequeñas quebradas y campo, mientras trataba de guardar todo en un solo recuerdo. No había pasado mucho y a la cabaña que se encontraba a lo lejos ahora estaba frente mío. Grite preguntando si había alguién pero no hallé respuesta por lo que entre. Era de madera de roble, decorada con flores en sus ventanas, ese estilo le hacia ver tán perfecta para un descanso. Estaba a tiempo, justo la brisa de la nubes se había tornado violentas y empezaba a soplar con fuerza. Pasé por la sala, decorada con dos sillones grandes con alfombra en medio y su chimenea encendida, en las paredes cuadros pero no les encontraba forma alguna, está daba a la cocina y me asome. En ella una mujer de pelo negro estaba cocinando y no se había percatado de mi presencia. Empecé a acercarme hasta ella pero no era normal que no se percatara sí mis pasos se escuchaban al pisar de la madera. Justo cuándo le iba a tocar el hombro un estruendo se escuchó de la sala, se había empezado a incendiar, fué un estallido grite pero la chica seguí inmóvil ante la situación. Busqué otra manera de salir de allí y la única era rompiendo las ventanas. Voltee donde la mujer y le grite para que reaccionara pero no hizo nada. En mi desesperación la tomé de la muñeca y esto hizo que me volteara a ver asustada, parecía estar en otro mundo, fuera de sí misma. Tomé una banca de la cocima y rompí una de las ventanas que allí de encontraban y emoece a quitar rápidamente los restos de vidrios. La mujer empezó a llorar desesperada y me señalo unas escaleras y entre sollozos me dijo - Dentro está mi hijo, ayudalo por favor. - Mientras se tapaba la boca y suplicaba por mi ayuda. Le ayudé a salir a ella y rápidamente volví, las escaleras aún no estaban en llamas por lo que corría desesperado a buscar a su hijo. En una cuna logré ver un bebé que lloraba por la ausencia de su madre y presencia del peligro.e tomé entre brazos y corrí hasta la cocina de nuevo, a como pude le pasé a su hijo. Mientras le pasaba escuché el sonido de otro niño llorando por lo que me instinto me hizo empezar a buscarlo. Busqué en la primera planta a lo que podía ver a través del humo pero era inútil, subí al segundo piso en busca y ahí estaba, un niño llorando en una esquina. Me acerqué a él y cuándo iba a tomarle se puso de pie y se volteó, empujandome se reía a carcajadas ¿Pero que carajos? Mi cuerpo se paralizó en ese instante y solo podía ver como se desvanecía. El techo cayó sobre mí sobre mis piernas, dejándome malherido mientras el fuego me consumía lenta y dolorosamente, mis gritos de dolor no se hacían esperar. A como pude, traté de quitarme un trozo de madera en llamas pero eso no era todo, estaba empezando a quedar inconciente por el humo y el dolor. Me acerqué a un mueble viejo y dentro un tubo de metal, lo suficiente para poder levantarlo y poder salir. El calor había calentado el tubo y me quemaba, pero mis ganas de vivir eran más fuertes. Mi pierna estaba rota y solo ví la ventana como última fuente de supervivencia, por lo que caminé hacía ella y me tiré sin importar si me iba a volver a lastimar.
Estaba completamente agotado y antes de agotar mi vida escuché una voz diciendo: - Vive, para mí porque te necesito. - Su voz, era como la de Jade... También te necesito.