Por muchos años hemos dedicado nuestras vidas en busca de la verdad absoluta, esa información crucial que creará una diferencia significante a nuestro mundo. Es obsesivo, la necesidad de saberlo todo nos ha destruído por generaciones. Pero jamás aprendemos, ¿verdad? Es una competencia agobiante, poco a poco nos consumirá hasta que no haya nada.
Y lo gracioso en esto, es que, la verdad real que tanto anhelamos, siempre ha estado con nosotros, avanza cada día, y su nombre es tiempo.