Matricidio

CAPITULO: 6

REBECA

Regrese a mi habitación, mis suegros y mi padre en realidad creían que habíamos tenido sexo… por Dios. Cerré la puerta con seguro necesitaba pensar.

Vi que Cristian había olvidado su traje en mi cama, por inercia mis manos tomaron la camisa y la lleve a mi nariz, tenía su perfume en ella y era tan embriagador. No sé en qué momento me quede dormida abrazando su camisa en mi pecho.

Desperté aferrada aun a la camisa, la mire detenidamente y una sonrisa boba se dibujó en mi rostro; debería dejarlo libre y que sea feliz no puedo atarlo a mí “no lo merece”. Es un gran amigo que puede encontarr a su pareja perfecta.

Me levante e hice mi rutina diaria, mientras pensaba como podía romper “el compromiso”, él merecía ser feliz.

Estaba desayunando cuando un mensaje llego a mi celular

Prometido

“Te estoy esperando, cariño”

Sonreí y termine mi jugo. Salí para encontrarme a él en el lado del piloto con una gran sonrisa.

-. Hola - saludé

-. Hola – puso en marcha el auto, bueno es ahora o nunca

-. Sabes – tome aire ¿Por qué es tan difícil? – No quiero arruinar tu vida, no tienes que hacerlo sino quieres – solté de un tirón

-. ¿Te estas arrepintiendo? – sonaba decepcionado, de seguro ideas mías

-. Es que tú mereces ser feliz no quiero obligarte a perder tu vida por dos años y… - me toma de la mano haciendo que me detenga

-. No me estas obligando - su tono era suave – lo quiero hacer, ese tiempo me servirá para aclarar mi mente

-. Gracias – él solo sonrió, y eso me quito un peso de encima

-. Quita esa cara, no quiero que piensen que te hice algo – apretó mi mano y eso logro que esbozara una sonrisa

-. Quedarías con una pésimo prometido – nos miramos por unos segundos y reímos

-. Llegamos – beso el dorso de mi mano

-. Gracias – sonreí – a la salida, tu madre vendra por mi, para ir al centro comercial – mis mejillas comenzaban a quemar

-. Suerte con eso – estaba conteniendo una risa, no me pregunten porque me desabroché el cinturón y le di un corto beso y salí como alma que lleva el diablo.

CRISTIAN

Pensaba que tal vez no pegaría el ojo en toda la noche; me tumbe en la cama y en mi cabeza pasaba las escenas de ella y yo juntos.

“Demonios, ¿Qué me pasa?; es mi amiga... pero tambien es una mujer muy atractiva y bueno yo no soy de palo; recordar su respiración, sus caricias, su agitación y sus besos.... Dios será que ella siempre me ha gustado y no lo había notado ”

Y sin más me quede dormido, desperté y aún tenía la ropa de mi suegro puesta, mi terno estaba en la habitación de Rebeca. Me vestí con un traje azul marino hecho a la medida ya que al medir casi dos metros (bueno media 1.87 m) no podía comprar así no más.

Fui a recogerla esperando que no esté enojada, porque créanme que puede ser una bendita diabla y podría cometer homicidio a la menos provocación.

Llegue y le envié un mensaje, salió con una falda tubo roja y una blusa negra, con zapatos rojos de taco agua; le sonreí y ella me devolvió una pequeña sonrisa... al menos estoy a salvo.

Me toma por sorpresa su declaración, quiero pensar que en verdad está preocupada por mí y que le importo; pero de seguro solo no quiere verme infeliz como amigo.

La tranquilizo y aunque quería decir más no lo hago, intento contar algún chiste y para mi suerte me sale bien y le robo una sonrisa.

Llegamos a su trabajo y ella me sorprende regalándome un beso. Salió corriendo esa actitud infantil fue capaz de colocar una sonrisa en mi rostro por el resto del día.

“Pequeña me tienes confundido, siento una calidez que me hace feliz y acelera mi corazón”

REBECA

En el trabajo tenía una sonrisa pintada en el rostro y me pareció que cada problema que había le encontraba una solución más rápido que antes.

Llegue a mi oficina y al recordar el beso que le robe a Cristian, mi corazón latía cada vez más rapido.

“No me puedo enamorar, él debe ser feliz y conmigo no podrá”

El día se me pasó demasiado rápido, era ya hora de salida; debía ir con mi suegra al centro comercial y dejar que me compre un conjunto de lencería sexy.

Al salir ella está esperándome en su auto, al verme sonríe y me llama con la mano, se la ve tan emocionada.

-. Querida – me salude en bien entro en su auto

-. Hola señora Liliana – estaba comenzando a subir la sangre a mi cara

-. Oh! Vamos solo Liliana, hija – eso me toma por sorpresa, ella será mi madre porque la mía ya no está

-. Gracias – mi voz suena rota, pero es que mi corazón parece que... esta tratando de volver a sentir, siempre habíamos sido papá y yo hasta que se volvió a comprometer y me sentí dejada a un lado por un momento.

-. ¿Estás bien? – Me mira preocupada – quisiera llamarte así, porque sé qué harás muy feliz a mi hijo

-. Recordé que mamá no estará ese día conmigo – en parte era verdad, aunque lo último había logrado que las lágrimas salieran sin control – lo intentare

-. Tranquila, hija – toma mi mano – ella siempre está contigo aquí – toca mi pecho donde se supone esta mi corazón y yo solo sonrió – claro que lo harás feliz; desde el día de su compromiso él no deja de sonreír – eso me toma por sorpresa y ella lo ha notado ya que mis ojos están demasiado abiertos

-. Hare lo posible – limpio mi rostro

-. Tranquila – limpia una de mis mejillas – mi hijo escogió bien – solo asiento y pone en marcha el auto.

Llegamos al centro comercial y no voy a negar que estoy nerviosa, Liliana será una excelente suegra. Llegamos a la tienda y ella se dirige de inmediato al área de baby dolls y escoge tres un rojo, negro y morado.

Me lleva al vestidor y ella me espera afuera, para ya salir de este trance me pruebo el negro primero salgo y ella me guiña un ojo mientras hace un ok con las manos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.