La tarde transcurrió tranquila, en la habitación de Benjamín sus hijos conversaban y reían con él, era el remedio perfecto para mejorar y recomponerse.
Allison no volvió aparecerse, ni siquiera se presentó al comedor. No quería tensar el ambiente con su presencia, además consideró que ellos también tienen el derecho de compartir con su padre.
Le dijo a Katia que estuviera al servicio de los hermanos. Mientras ella, pasó toda la tarde en su taller de pintura.
Concentrada en terminar el cuadro que estaba pintando, no se dio cuenta de la hora.
—¡Es tardisimo! ya debo ponerle el medicamento a Benjamín—. Exclama. Termina de organizar y se va directo a la habitación.
Benjamín dormía tranquilo, se le notaba otro semblante, la compañía de sus hijos fue reconfortante para él, tenia varios días que no dormía, ni siquiera con medicamentos podía descansar. Allison sonrió al verlo así.
Dejando todo en orden y sáliendo de la habitación con pasos silenciosos para no despertarlo, choca contra un torso firme y musculoso, ella tambalea, da un paso hacia atras, para ver la figura que tiene frente a ella. Maldijo para sí.
—¿Dime cuanto quieres, para que te alejes de mi padre?— le pregunta Joseph con el ceño fruncido, temblando de cólera en sus labios.
«Hay vamos otra vez!» pensó ella.
—Todo en esta vida tiene un precio, tú tambien lo tienes— dice, acercando más su rostro frío y serio frente a ella.
—¡No me voy alejar de Benjamin! y yo no tengo precio porque no soy un objeto que se compra o se vende.
—jajaja—bufó —No me vengas con cursilerías baratas, ¿crees que no se cuanto pagó mi papá por ti?
Ella abrió los ojos, mirándolo atentamente, ni siquiera ella sabía, como es que él...
—cien mil pesos!— le decía con humillación —yo... estoy dispuesto a pagar el doble— cada vez la tenia mas cerca, podía sentir su respiración —Te doy el dinero pero no quiero tus servicios, ¡puta! Solo quiero que desaparezcas de nuestras vidas.
—No quiero tu sucio dinero idiota, vete a la mierda!—le dijo con furia, irritandolo mas a él.
Intenta alejarse pero no puede sus miradas llenas de furia se encuentran, pero mas que furia lo que reviven es una mirada de deseo mutuo, una atracción, que ni joseph ni ella habian sentido antes, estaban a punto de besarse cuando un ruido en el piso de abajo los hace reaccionar, Allison sale corriendo a su habitación.
—¿Cien mil pesos? maldito Pedro, te vas arrepentir de tus asquerosas acciones! —y tu!— señalando hacia la puerta, —eres un estupido engreido que vino a perturbar mis emociones.
Habia algo en él que la atraía, una sensacion de placer que jamas habia sentido, ¡por Dios! pero que ojos negros!, que boca tan sensual, que altura y que cuerpo! que hombre tan bello en todas su faciones.
De pronto... recordó que no tenia puesto el anillo de bodas.
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Al dia siguiente, Chantal le daba el desayuno a Benjamin, mientras que Allison le aseaba el cuerpo y le retiraba los apósitos de una pequeña abertura que tenia en el cuello.
Joseph no se acercó a la habitación, sabía que Allison estaba allí, no quería verla, su presencia lo confundía, necesitaba pensar con claridad y se fue al despacho.
El despacho le resulto familiar y le trajo recuerdos de su infacia, tenia tan solo 8 años cuando sus padres se divorciaron, su infancia feliz se derrumbó, esa figura paterna desapareció por completo, a él le tocó crecer y defenderse por si mismo. Alzando su ojos admira un hermoso cuadro que esta en la pared. Un Caballo blanco al galope.
—Me lo llevare, se ve mejor en mi oficina—. decia bajandolo de la pared. Le entra una llamada de su amigo Xander.
—Xander! Amigo! me estoy volviendo loco!— decia bajando el tono de voz, —esta mujer es malditamente sexi! me esta provocando con su cara de angel, sus labios sensuales y su cuerpo tonificado.
—Cuantas cirugias se ha hecho?.
—No creo hermano, no parecen cirugias, todo es natural— Joseph conoce a las mujeres plasticas, ha salido con muchas mujeres y sabe cuales han pasado por el quirofano. Desde el primer dia que el reparo a Allison. Le costaba aceptarlo pero todo en ella era natural.
—Joseph cuidado con lo que haces, no vallas arruinar los planes!
Joseph meditaba en la conversación que tuvo con su amigo. si cometia un error sus planes se irian por la borda.
Prefirió mantener la distancia lo mas que podía, cuando vio que su padre estaba solo se acercó a él.
—Padre, tienes un bonito cuadro en tu despacho, me lo voy a llevar para ponerlo en mi oficina.
—Hijo mio, querido hijo, te lo puedes llevar, todo lo mio es tuyo! Siempre recuerdalo.
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Pasada la noche Allison bajó por agua en el cocina, al llegar se encuentra a Joseph con un pantalón piyamero y sin camisa, tenía en su mano una copa de vino, él no podía conciliar el sueño.
—Disculpa, no sabia que usted estaba aquí— dice ella, queriendo devolverse, pero joseph no se lo permitió.