[Mauricio Carlisle estaba en su despacho cuando recibió una llamada de un número desconocido, atendió pensando en Hoa y la voz distorsionada al otro lado de la línea le indicó que debía recibir al mensajero que estaba a punto de llegar a buscarlo, le entregarían un sobre y tenía que encender un teléfono que el hombre le entregaría, le colgaron sin que tuviera tiempo de responder.
Pasados unos minutos le avisó su asistente de que había una entrega personal para él, permitió el acceso y entró un joven desgarbado con un sobre que contenía un teléfono móvil, el mensajero no emitió ni un sonido, una vez que le entregó lo que llevaba giró sobre sus talones y salió del despacho del ministro.
Mauricio solo pensó que esos hombres eran osados y por consiguiente peligrosos, al atreverse a enviar a alguien a plena luz del día a su oficina. Lo primero que hizo fue abrir el sobre que contenía varias fotografías en las cuales aparecía él con Hoa el día anterior cuando se encontraron en la entrada del restaurante, luego cuando conversaban dentro del local, otras con imágenes anteriores donde se ven los dos hablando y riendo.
Finalmente, fotos de Hoa atada y apoyada de una pared muy sucia, está recostada en el piso, amordazada y parece desmayada ya que tiene los ojos cerrados con el cabello cubriéndole parte de su rostro. No tiene zapatos y la manga de su camisa se ve rasgada, así como parte de su falda, apretó los puños al pensar que posiblemente haya sido víctima sexual de sus raptores. Encendió el teléfono y de inmediato recibió una llamada:
–Mauricio Carlisle, el flamante ministro de Justicia, que se cree intocable.
–¿Quién es usted?, ¿qué quiere para dejar libre a la chica?
–¿Dejarla libre?, tu novia es la garantía de que vas a hacer lo que yo pida, de lo contrario recibirás una parte de ella cada día, hasta que cumplas, mientras más rápido actúes, más probabilidades tienes de volver a verla viva y completa.
–Hoa no es mi novia, estás equivocado.
–Si no es tu novia, te importa mucho, porque la frecuentas todos los días, así que no querrás que le pase nada, ¿o sí?
–¿Qué diablos es lo que quieres?, habla de una vez –inquirió con rabia el ministro.
–Calma estimado ministro, calma. Te haré llegar mis demandas, revisa tu correo en 10 minutos.]
***
[Hoa se despertó y se sentía mareada, un olor nauseabundo la rodeaba, con la poca luz que se filtraba por una diminuta ventana situada casi pegada al techo del lugar donde estaba, se dio cuenta de que era una especie de celda, tenía una puerta al centro de una pared, trató de llegar hasta ella, pero se encontraba atada de pies y manos, el suelo estaba inmundo con muchas manchas oscuras, se negó a pensar que era sangre seca, pero eso fue lo primero que le vino a la mente, ella estaba acostada sobre un cartón muy delgado que dejaba pasar el frío del piso.
Gritó para llamar la atención y al poco rato se abrió la puerta dejando pasar a tres hombres, uno de ellos con la camisa abierta luciendo varias cadenas en su peludo pecho, fumaba un cigarrillo negro, la miró sonriendo y mostrando una dentadura dorada que le daba mal aspecto, le habló desde la entrada:
–Te aconsejo que no gastes energía gritando porque nadie, aparte de nosotros, va a escucharte, acostúmbrate a tu nueva morada porque si tu querido ministro no hace lo que le pido te quedarás aquí mucho tiempo.
–¿Mi querido ministro?, ¿cuál ministro?, yo no tengo nada que ver con ningún ministro, está loco.
–Mauricio Carlisle el joven ministro de Justicia vive y muere por ti, así que tú eres mi garantía de que él cumplirá mis demandas, si quiere volver a verte viva. Te traerán algo de comer, consúmelo porque no te quiero muerta… aún.
Uno de los hombres salió y regresó enseguida con un sándwich envuelto en papel y un vaso desechable con un líquido amarillo, le soltó las manos y apuntándola con un arma le ordenó que comiera, ella obedeció asustada, al terminar con la bebida sintió mucha pesadez en los ojos, apenas notó que volvían a amarrarle las manos y perdió la consciencia.]
***
[Mauricio escuchó voces alteradas fuera de su despacho y antes de incorporarse para salir a averiguar qué sucedía, la puerta se abrió abruptamente y apareció Gaspar Davis con cara de pocos amigos, se acercó a él y lo tomó por las solapas de su elegante traje azul marino, haciendo que se levantara de su silla, al mismo tiempo que le decía:
–Tienes un segundo para decirme en qué mierda estas metido para tener problemas con la mafia y poner en peligro a Hoa.
–Cálmate Davis, no tengo problemas con la mafia. Además, ¿cómo te enteraste?
–¿Cómo me enteré?, ¿acaso no pensabas contarme que Hoa fue secuestrada por culpa tuya?
–Suéltame por favor y te explico, esto es muy delicado, alguien me llamó, me advirtió que recibiré un correo con sus demandas, creen que Hoa es mi novia y por eso la están usando para presionarme.
–Ya mismo vas a decirle que Hoa no es nada tuyo.
–¿Crees que no se lo dije ya?, no le importó, sabe que estoy muy interesado en ella y que haré todo lo que esté a mi alcance para que no le hagan ningún daño.
#2846 en Novela romántica
#689 en Novela contemporánea
papa soltero, historia familiar con rasgos de humor., familia contemporánea
Editado: 22.05.2024