El funcionario intervino para que Fionna abandonara la sala, ya que se mostraba muy alterada después de que le mencioné a los Carbone, llegó otra persona, una mujer con un traje sastre muy elegante y me sugirió que me mantuviera en ese lugar con los niños hasta que ella estuviera lo suficientemente alejada del edificio, agradecí todas esas precauciones y esa última persona me sonrió y me felicitó por la buena educación que habían demostrado mis hijos en todo momento.
Me extrañó su comentario porque ella no estaba en la sala, así que asumí rápidamente que había cámaras y nos habían visto desde alguna sala de control, pensé preguntarle si ella tenía que ver con los mensajes y cuando iba a hablarle, llegó el funcionario con Octavio y mis escoltas para sacarme de allí.
Afuera estaban algunos agentes policiales reteniendo a Fionna, por una parte, lamenté que mis hijos la vieran así, pero también sentí alivio de que se mostrara tal cual era, a mi paso vociferaba:
“Gaspar Davis no te saldrás con la tuya. ¿Quién te habló de los Carbone?”
Ese apellido la había vuelto loca, una vez en el automóvil le comenté a Octavio que la sola mención de ese apellido la había alterado tanto que tuvieron que sacarla de la sala de reunión. Octavio propuso hablar con Lucio y sus amigos para averiguar más de ellos y de ser posible descubrir cuál es la relación que tienen entre sí.
***
[Durante el viaje a casa Gaspar notó el semblante sombrío de su hijo Bastián, por lo que le acarició la cabeza y le preguntó qué le pasaba.
–Mi mamá no me quiere, no nos quiere a ninguno –respondió cabizbajo y liberó las lágrimas que luchaban por salir de sus ojitos.
–Yo no quiero a la señora Fionna, yo quiero a Hoa –añadió Archer.
–Papito lindo, ¿de verdad ella es mi mamá?, me habló muy feo –dijo Aitana haciendo un puchero.
Gaspar subió a sus piernas a Archer y con cada uno de sus brazos rodeó a sus otros dos hijos, guardó silencio porque ninguna de las frases que venían a su mente le parecía apropiada para expresarla delante de los niños, pero el desprecio que sentía por Fionna, era inmenso.
Bajo ningún concepto volvería a exponer a sus hijos a su presencia, ahora solo deseaba que desapareciera de sus vidas y estaba dispuesto a todo, el trabajo no le asustaba y si tenía que entregarle el 100% de su empresa a cambio de que firmara el divorcio y no volver a verla, lo haría, sus hijos valían eso y más.]
–Llevemos a los niños a casa, luego vamos por Hoa al restaurante y finalmente a la oficina –le indicó Gaspar a Adán.
–Como usted ordene jefe.
–Octavio le comentó a Archer sobre el videojuego de Sonic y pronto estuvieron todos envueltos en una conversación muy animada sobre el personaje favorito del pequeño, pero muy conocido por sus hermanos ya que han jugado con él muchas veces.
Sonreí oyendo la conversación de mis hijos con Octavio, admirando y agradeciendo la gran capacidad de los niños para recuperarse de sus pesares con solo nombrarles algo que los apasione, por eso necesitaba ir al restaurante y ver a Hoa, ella es mi oasis de tranquilidad, al ver sus ojos me recuperaría de la horrible experiencia con Fionna, aunque lo que más lamentaba fue su actitud con mis hijos. Le entregué los niños a mis padres, sin entrar a la casa, volví al interior del vehículo y Octavio volteó a mirarme.
–¿Qué? No me digas que vas a declararme tu amor –le dije bromeando.
–Hablé con Rodrigo para avisarle que íbamos por Hoa…
–¿Y? –pregunté capcioso por su pausa y con un mal presentimiento creciéndome en el pecho.
–Ellos la llevaron a la estación de autobuses, pero no saben el destino.
–¿Qué mierdas dices? –exclamé exaltado–, ¿dónde está Rodrigo?
–En el restaurante aún.
–Vamos para allá, a mí si me va a decir bien adónde fue Hoa.
[Octavio miró a Adán y asintió, no pensaba discutir con Gaspar en ese momento, aunque estaba seguro ya de que Rodrigo no tenía idea de donde estaba Hoa.]
***
Apenas llegamos, me bajé del automóvil sin esperar el protocolo, poniendo a correr a mis hombres, entré al restaurante como un huracán, buscando con la vista a Rodrigo, al ubicarlo me dirigí hacia él con el ceño fruncido, los puños apretados y mirándolo como si quisiera fundirlo, pero fui interceptado por Cham.
–Señor Davis, señor Davis.
–Sí dígame –le respondí apenas mirándolo, porque no quería perder detalle de Rodrigo quien se había puesto de pie y caminaba hacia mí.
–Hoa dejó esto para usted –me dijo el señor Cham con un sobre en la mano.
Me giré totalmente hacía el señor Cham y bajé la mirada para ver su mano extendida con un sobre blanco. Lo tomé, lo abrí y saqué una hoja que desplegué y comencé a leer en silencio:
Amado Gaspar
Tal vez esta sea la forma más cursi de nombrarte, pero fue lo primero que llegó a mi mente cuando decidí escribirte. También pienso que esta manera de decirte lo que siento es la más dramática. Sin embargo, estaba muy segura de que si veía tus ojos no iba a poder hacer nada de lo que me había propuesto. No es impulsividad, te juro que lo analicé bastante y tú sin querer me diste el empujón final, ya que al avisarme que irías con los niños a una reunión conciliatoria con Fionna, me convencí de que lo correcto era separarme de ti para que puedas ver todo con más claridad. Ella es una mujer arrepentida, quiere estar contigo y con sus hijos, yo no puedo estar en medio, seguramente orillándote con mi presencia a que tomes la decisión de divorciarte. He pensado que si no lo hiciste en todos estos años es porque en el fondo tenías la esperanza de que ella regresara y, ahora que lo ha hecho, debes darle una oportunidad a tu matrimonio, sobre todo por tus hijos que seguramente la extrañaron mucho. Bastián al menos me lo dijo así y yo no quiero ser la persona responsable de que él no viva con su madre.
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papa soltero, historia familiar con rasgos de humor., familia contemporánea
Editado: 22.05.2024