[Un par de días después los niños daban francas muestras de mejoría, el salpullido estaba desapareciendo y habían pasado 24 horas sin fiebre, Gaspar los animó para salir al jardín y jugaron casi toda la mañana al aire libre, aunque sin agitarse mucho, también almorzaron en el jardín.
Lucio le hizo una video llamada en la tarde y le pidió que fuera a su despacho ya que tenía algo importante que debía decirle lejos de los niños.
Gaspar entró al despacho y bromeando le dijo:
–Ya puedes confesar tu oscuro secreto Lucio.
–Tu abogado vino a buscarte con el certificado de defunción de Fionna, tuvo un accidente automovilístico y el universo nos libró de ella.
–¡Mierda!, eso si no me lo imaginé nunca. Debo pensar si se lo digo a los niños o espero un tiempo.
–Dafne me dijo que en los exámenes no salía nada para un diagnóstico por lo que, si seguimos pensando como tu padre, respecto a una reacción física debido a lo que vivieron con esa mujer en el tribunal, mejor es no decirles por ahora, no vaya a ser que recaigan.
–Fionna está muerta Lucio.
–¿Cómo te sientes amigo?
–Tengo una extraña sensación de alivio.
–Te entiendo, porque hasta yo sentí que me quitaba un peso de encima.
–¿Qué dijo Leonel sobre el sepelio?, ¿tengo que hacer algo yo?
–Inmediatamente cremaron lo que quedó de ella y las cenizas se las entregaron a sus padres esta mañana. Se acabó Gaspar.
Gaspar se despidió de Lucio y salió de su despacho para reencontrarse con sus hijos, Aitana corrió hacia él al verlo y la esperó con los brazos abiertos, la alzó y recibió muchos besos de ella, quien de repente se separó y se quedó mirándolo, a lo que Gaspar le dijo extrañado:
–¿Qué pasa?, ¿por qué me ves así?
–Algo ya no te preocupa, ¿verdad?
Gaspar tensó cada músculo de su cuerpo, a la vez que un escalofrío recorría su espalda, la intuición de su hija lo dejó mudo, solo pudo abrazarla muy fuerte, hasta que la oyó decir:
–Papito de mi cielo azul, por favor afloja que me exprimes.
–Te amo inmenso mi princesa.
–Lo sé papito lindo.
–Vamos a llamar a tus hermanos, ya es tiempo de entrar a la casa y que descansen un poco, ¿vemos una película?
–Sííí, quiero ver al Capitán América –gritó entusiasmada corriendo hacia la casa.
Cuando Gaspar llegó a la sala de cine con Bastián y Archer, ya Aitana se había apoderado del control y estaba esperando junto a Dafne para darle play a una película de su héroe favorito. Apenas la película terminó los llamaron porque estaban por servirles la cena, pero los niños se reunieron alrededor de Gaspar para hablar con él, Archer inició diciendo:
–Bastián y yo hemos conversado, estoy seguro de que Aitana estará de acuerdo también –agregó señalando a su hermanita–, ya nos curamos, tienes que ir a convencer a Hoa de que regrese.
–Claro que estoy de acuerdo chicos –dijo Aitana cuando oyó a su hermanito hablar.
–Si no te sientes capaz de convencerla, yo puedo ir en tu nombre, al fin y al cabo, soy el culpable de que se haya ido –señaló Bastián.
–Bastián deja de culparte por la ida de Hoa, ella lo decidió así por su propia cuenta, pero es cierto, ya están recuperados y puedo irme tranquilo, mañana viajaré a Montana para hablar con ella y espero regresar acompañado.
–Ya sé, dile que no puede faltar a mi fiesta, en 9 días es mi cumpleaños.
–Vayamos a cenar, luego coordinaré todo para mi viaje y llamaré a sus abuelos para que los visiten durante mi ausencia.
Luego de cenar quisieron ver otra película y él se los permitió porque tenían licencia en el colegio por enfermedad. Aprovechó el tiempo para llamar a sus padres y contarles el último acontecimiento.
–Hola madre
–Hola hijo, ¿cómo están los niños?
–Jugando desde que te fuiste esta mañana. ¿Dónde está papá?
–Aquí hijo –respondió su padre–, te ves diferente –dijo apenas lo vio a través de la pantalla.
–Sí papá, te pareces a Aitana, hoy la cargué después de recibir una noticia y me dijo que veía que algo ya no me preocupaba.
–¿Cuál noticia fue esa? –quiso saber su madre.
–Fionna falleció en un accidente automovilístico.
–¡Justicia divina! –exclamó su madre–, ay perdón hijo, era la madre de los niños –agregó seguidamente disculpándose.
–Te ves realmente aliviado hijo –señaló su padre–, eso no es malo, no te mortifiques. ¿Hablaste con los niños?
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Editado: 22.05.2024