Segunda semana, segundo día, martes.
Me encontraba en una banca exiliada del resto, era una banca que estaba al final de las canchas de fútbol, veía a todos los chicos del equipo jugar en el recreo, no eran guapos, eran normales, para alguien como yo, que tenía serios problemas de todo.
Esperé con ansias mi escena de la pelota cerca mío y que un chico guapo y popular la fuera a buscar, pero no pasó. Eran buenos, tan buenos que nunca lanzaban a cualquier lugar la pelota, así que me resigné a verlos jugar mientras comía un paquete de galletas, claro, ellos hacían deporte y yo la gorda comiendo galletas y viéndolos más encima.
Así que así pasé mis recreos, seguia dandome un poco de vergüenza que me vieran sola, pero era mejor a estar mal acompañada, como el dicho ese.
Cuando sonó el timbre para entrar a clases del último recreo, respire hondo, por fin la última clase y nos íbamos, no había visto ni en pintura a Clara y a Alex ese día. Eso era bueno, porque si veía a alguno de esos dos seres me caeria de vergüenza y caerme sería más vergonzoso así que hubiera pasado una doble vergüenza, pero como andaba sola, hubiera sido una triple vergüenza, ¡Uf! Menos mal que no pasó chiquitos.
Pude ir a mi última clase sin pasar ninguna triple vergüenza y tomar atención.
Esa clase era inglés, así tomé todos los apuntes que pude. Y yo no malgasto mi tiempo recordando las clases, pero esa fue especial, aquí vamos.
La profesora había hecho una actividad, si quieres ganarte décimas debías salir adelante y decir una oración completa en inglés, ¡claro! Ya me conocen, no tenía en mis planes pasar y no pasé, pero si despues de como cinco compañeros pasó mi ex amiga del año.
Obviamente le tomaría atención porque ya no era mi amiga, ni se juntaba conmigo, pero la conocía y ya. Así que la escuché, como la coqueta y divertida que era, pasó adelante entre risas y bromas con sus amigas, se puso recta con las manos atrás y una sonrisa divertida, miró todo el salón.
-Comience Almendra - dijo la profesora y en ese momento, los ojos café de mi ex amiga del año se posaron en mí, mi respiración se detuvo, miré a mi lado, no había nadie, miré atrás no había nadie, me reprendí porque como estúpida miré hacia atrás y yo me sentaba al final, volví mi vista a ella, soltó unas risitas y cerrando los ojos habló.
-Don't care nothing about you, i love you the same way, just the way you are - su acento fue casi perfecto y abrió los ojos al terminar, la profesora la felicito y no sé si me miró, porque mi vista estaba pegada en mis manos que estaban encima de la mesa jugando con un lápiz.
Me dieron ganas de llorar, porque era una cobarde y llorona chica de última año.
-A final del mes será la prueba para pasar de año, a la universidad, así que estudien. Que tengan buen día.
El timbre sonó y a paso de tortuga guardé mis cosas, cuando miré mi alrededor me di cuenta que estaba sola. Ya se habían ido todos.
Me colgué mi mochila y di tal vez unos tres pasos hasta que una Almendra con la respiración agitada llegó abriendo la puerta bruscamente y metiendo la mitad de su cuerpo buscando algo y lo encontró, se metió y cerró la puerta, sin seguro solo la cerró y se paró frente a mí.
Almendra a diferencia de las demás chicas era alta, ya lo había dicho creo, pero me ganaba como por una cabeza, tuve que levantar mi vista para verla directo a sus ojos mieles.
Me dio una pequeña sonrisa.
-Lo que dije era para tí. - colocó sus manos en los tirantes de su mochila, yo junté mis manos a la altura de mis pechos para tronar los dedos y jugar con ellos, estaba nerviosa.
-No entendí - le respondí en un susurro.
Rodó sus ojos - Si lo entendiste, se te da bien el inglés.
Sonreí al saber que ella recordaba eso.
-Igual debes apre…
Me callé al sentir sus brazos a mi alrededor, saqué mis manos de entremedio de nuestros cuerpos y me aferré a ella.
Lloré en su pecho y lloré más cuando la escuché.
-Esta vez no me iré.
No se fue, no me tiró, me abrazó con fuerza y parte de toda la pena que sentía en mi interior la boté con ella, fue mi muro en ese momento y ¡joder! Se sintió increíble.
Nos separamos después de un rato, mi cara debía de estar totalmente pegajosa por las lágrimas, pero no me importó, mi ex amiga del año me miró con una hermosa sonrisa plasmada en su rostro, sus ojos que siempre han sido pequeños, estaban entrecerrados haciéndolos ver más pequeños, puso sus manos en mis hombros y me sacudió graciosamente.
-¿Por qué te fuiste? - solté sin filtro.
Yo, Valeria había tenido la valentía de preguntar algo sin guardarlo, me sentí en ese instante con la suficiente confianza, Almendra era una chica que no se guardaba nada, así que tarde o temprano hablariamos de eso y preferí temprano, ya saben, para no quedar con la sole de nuevo sin razón alguna.
Almendra me miró con arrepentimiento.
Y yo por supuesto sin escuchar lo que tenía que decir sobre abandonarme en el baño en un mal momento para mí, le sonreí.
-No importa - tomé su mano - Mereces estar en una manada de verdad.
Su risa no escandalosa, si no que decente me hizo reír también aunque no sabía de qué se reía.
-¿Manada? - apretó mi mano. - ¿Crees que cambiaría a alguien como tú por una "manada"? - dijo haciendo comillas con su mano libre, soltó una risita al final. - Valeria yo… - detuvo su risa y mantuvo una pequeña sonrisa mientras me miraba, mi respiración se agitó cuando su mirada quedó pegada a la mía. - no me importa lo demás, no me importa si te gusta Alex, y me fui porque no podía pensar estar al lado de alguien que le gustaba… Alex.
No sabía qué responder, quería pellizcar mi brazo para poder creer que eso estaba pasando. Nunca en toda mi corta vida había pasado algo como eso, eso solo pasaba en las películas, en la vida real, en mi vida real nadie volvía a mí, nadie me pedía perdón, nadie decía que me aceptaba como fuera y no hablo solo de cosas como la orientación sexual, pensamos tanto en que el mundo debe aceptar a las persona que le gustan lo mismo que tienen, que no nos damos cuenta que debemos aceptarnos tal y como somos aunque seas heterosexual, a veces te discriminan por tu piel, por tu religión, por un defecto tal vez, pero chiquitos, debemos aceptarnos como personas, tal cual somos.