Mi corazón se acelera rápidamente y miro horrorizada a Peter mientras él me devuelve una sonrisa.
-Estás loco- digo negando con la cabeza- Realmente loco, no puedes privarme de mi libertad, tengo derechos- digo muy segura.
Peter pone ambas manos en su nuca y cierra los ojos ligeramente.
-¿Entraras por las buenas o por las malas?- pregunta con tranquilidad.
-No puedes encerrarme- digo más para convencerme a mí que a él- Tu padre no lo permitiría... ni tu hermano- digo ahora un poco más tranquila ante su mención.
Peter aun sin abrir los ojos sonríe.
-Lo que yo diga se hará quieran o no, tienen que atenerse a lo que diga sin reprochar siquiera, así que te vuelvo a preguntar pequeña Violeta ¿Entraras por las buenas o por las malas?-
No le doy una respuesta, simplemente abro la puerta con rapidez aprovechando que tiene los ojos cerrados y comienzo a correr al bosque en dirección a mi casa.
Siento la adrenalina correr por todo mi cuerpo y mi vista se nubla levemente como si esto fuera tan solo un sueño; siento como mis pulmones duelen de la respiración agitada y fuerte que estoy haciendo.
-¡No puedes escapar de mi Violeta!- escucho gritar a Peter a lo lejos pero lo ignoro y sigo corriendo.
Comienzo a divisar mi casa a lo lejos después de lo que me parece a mí una eternidad y una sonrisa se dibuja en mi rostro sintiéndome casi a salvo, hasta que tropiezo con una rama y caigo al suelo de bruces dándome un fuerte golpe en la cabeza.
-Pero que torpe- escucho burlarse a Peter a mi lado para mi gran sorpresa y lo miro horrorizada.
Peter está tan impecable como siempre, parado justo a mi lado y negando con la cabeza con reprobación.
No tiene signos de haber corrido tanto como yo, ni siquiera una rama atorada en su cabello, ni siquiera la respiración agitada, nada.
Peter se agacha a mi lado mientras trato de retroceder pero me detiene agarrándome de la muñeca y acercándome a él tan rápido que parece un parpadeo.
-Te lo dije- dice acariciando mi cabello y sacando las ramas atoradas en él- No puedes escapar de mi-dice con suficiencia.
Me toma en brazos como si fuera un costal de papas como aquella noche que me subió a mi habitación y siento la adrenalina y desesperación de ver mi casa tan cerca y no poder hacer nada para liberarme.
-¡AUXILIO!- Comienzo a gritar con todas mis fuerzas lastimándome la garganta- ¡ALGUIEN AYUDEME!- sigo gritando mientras Peter ríe.
-Nadie va a escucharte princesa- me dice muy seguro pero no le presto atención.
-¡AYUDA!- sigo gritando.
-¿Qué es todo este alboroto?- escucho a alguien más preguntar y mi corazón se acelera de la felicidad y el alivio.
Kendall.
Kendall se encuentra parado a nuestro lado tan perfecto como solo Kendall puede serlo y alza una ceja en dirección a nosotros.
-No te metas en lo que no te importa Ken- se molesta Peter y sigue caminando mientras yo lo miro desesperada.
-Kendall ayúdame, Peter es un monstruo, casi mato a un hombre y hace juegos mentales con las personas, quiere encerrarme... ¡Se ha vuelto loco y ha perdido el sentido común! Ve a pedir ayuda ¡Llama a la policía!- digo desesperada mientras Peter comienza a reír entre dientes.
Kendall suspira resignado y comienza a caminar a nuestro lado mirándome culpable.
-Lo lamento Violeta- dice mientras se acaricia el cabello frustrado- No puedo hacer nada por ti- asegura.
Niego con la cabeza sin podérmelo creer al comprender sus palabras por completo.
Kendall sabe lo que su hermano es y... ¿No ha hecho nada?
-Kendall...- murmuro mientras las lágrimas caen por mis mejillas.
-Tranquila Violeta- dice resignado mientras salimos del bosque- Peter no te dañará de ninguna forma, no te preocupes esto no será tan malo como tú lo crees, no llores- trata de consolarme.
Una idea pasa por mi mente casi como un rayo.
¿Cuántas veces esto ha sucedido con diferentes chicas? ¿Cuántas chicas han pasado por esto? Al ver la tranquilidad de Kendall puedo darme cuenta que más de una.
Toda esperanza que albergaba en mí de que Kendall o su padre pudieran hacer algo para detenerlo se desvanecen.
Peter abre la puerta entrando conmigo en brazos y Kendall a unos cuantos pasos de nosotros.
-Solo voy a decírtelo una vez Violeta- dice un poco harto Peter mientras subimos las escaleras- Vas a quedarte en tu cuarto sin renegar, harás todo lo que yo te pida que hagas y si te portas bien te dejare volver a tu vida normal ¿Entendido?- Hemos llegado a una habitación alejada de todas las otras en el tercer piso, Peter me deja en la cama y evalúa mi golpe en la cabeza mientras suspira- Fue un leve golpe- me tranquiliza acariciando mi cabello y yo lo aparto de un manotazo mientras él frunce la boca- Bien, te quedaras aquí hasta que aprendas a comportarte como es debido, eres una niña malcriada Violeta- gruñe como siempre.