EPISODIO 5 - Tiempo
Llegar a casa de mi madre me demoro más de lo esperado pues había mucho tráfico en la ciudad. Escucho la radio hasta que esa canción suena…, esa canción que escuchaba para torturarme constantemente, porque era masoquista, porque no tenía manera de drenar todo el dolor y sufrimiento que me aquejaba.
Por supuesto que escucharla eriza mi piel, es como tele-transportarme sin querer a aquellos años en los cuales sentía que me iba a caer en un hoyo profundo. Que sin esa pequeña manito que tomaba mis dedos no me sostenía… ya no sé qué más decir.
Es aquella cancion de Christian Daniel, titulada "Ahora que te vas". El nudo en mi garganta hace tamblar mis labios.
FLASHBACK
Un retrato de Sam adorna mis manos, y lágrimas empañan mi vista. Lulu está dormida y yo estoy encerrado en el baño de mi cuarto con la radio al lado por si ella despierta.
—Sam, si me escuchas quiero que sepas que quiero verte en mis sueños. Por-por favor aparece en ellos —mis dedos acarician el que fue el vida el rostro más bello que tuve la dicha de admirar.
—Hoy Lucille dio sus primeros pasos…, 1 añito y dos meses tiene nuestra nena. Debes saber que, siempre he procurado mostrarle tus fotos para que reconozca a su hermosa madre. Aunque eso ya deberías saberlo porque sé que siempre estas a nuestro lado. Yo… yo creo que estoy en una terrible pesadilla que a su vez es maravillosa. Tengo a nuestra Nuez pero no te tengo a ti.
—Mi mama me dice que ya es tiempo de dejarte ir, que debo dejarte descansar en paz. Pero, joder Samantha…—suspiro—, no-no sabes cuán difícil es darse cuenta de que todo fue real —seco brusco el destello de lágrimas de mi rostro para empezar a susurrar;
Mi garganta se sulfura y duele, mi cuerpo tiembla en muestra de absoluto y puro dolor en su estado más impávido.
¿Han sentido este dolor alguna vez? Yo estoy tratando aun de saber el porqué. Me comunico y hablo con Dios constantemente, con la esperanza de encontrar mi tan ansiada respuesta… pero nada llega. Todo sigue en silencio… yo… estoy destruido.
En mi vida he podido contar con los dedos de una mano las veces en las cuales me he sentido derrotado. Pero ahora… ahora desde hace año y dos meses, exactamente la edad de mi hija. Puedo decir que me siento derrotado, todos y cada uno de los días que han transcurrido de mi perdida.
Me siento destruido y no se… no sé qué más hacer para arrancar este sentimiento de mí, el silencio cuando la nena está dormida se me hace terriblemente asolador… yo solo me siento yo mismo cuando estoy con ella y sus dulces balbuceos llenan mis oídos.
Pero en estos momentos, mi cabeza repite como disco rayado, el día como hoy en el cual te perdí. Hoy nuestra niña dio sus primeros pasos… y hoy hace año y dos meses la perdí.
La perdí a ella…, pero me dejo a mi nuez.
¿Debo agradecerte, Dios? ¿Debo agradecer que la quitaras de mis brazos? ¿¡Debo acaso agradecer el feo destino que preparaste para mí!? ¿¡La felicidad que le quitaste a parte de mi vida!?
Cuando ya he drenado lo suficiente me levanto del sueño del baño con el retrato aun entre mis manos. Lo coloco frente a mí y empiezo a lavar mi rostro.
Hay veces que me da miedo, ¿acaso nunca lo superare? ¿No dejara de dolerme así? ¿Toda mi vida sentiré el alma desgarrada?
Mis manos se aferran al borde del tocador y la asilo fuerte entre mis manos, tanto que la punta de mis dedos se vuelven blancas y mi espalda se tensiona.
Sé que lo superare, solo quiero…, y necesito tiempo para hacerlo.
FIN DEL FLASHBACK.
Los últimos acordes de aquella melodía suenan en la radio a la par que vuelvo a la realidad de haberme inmiscuido en ese recuerdo.
Joder, sí que dolía.
Hoy, puedo decir que con mucho esfuerzo y amor por parte de mi terremoto he salido de aquel hoyo en el que yo solo me hundí.
Pero, solo aquellos que han perdido a un ser que considerabas indispensable saben de lo que estoy hablando. Nunca es fácil, pero tampoco imposible.
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Editado: 10.10.2021