Médium. Espada de hueso (libro 1)

Amenaza

Capítulo 3: Amenaza

 

El color que Simone ha elegido para su boda es el durazno por lo que me he medido como seis vestidos en esa tonalidad pero ninguno me ha gustado, a ella tampoco. Han sido escasas las ocasiones en las que hemos compartido. La chica que nos está atendiendo ha recogido los vestidos para regresarlos a su respectivo gancho e ir por algún otro modelo que pueda ser de mi agrado.

—Has estado muy abstraída —dice Simone sus bonitos ojos verdes me escudriñan queriendo saber que ocurre dentro de mi cabeza. Si ella supiera todo lo que he descubierto en las últimas horas. Aun no puedo creer que Jhosep haya permitido la muerte de un niño, a la edad que él tenía era bien sabido todos los riesgos que conlleva hacer un ritual de invocación. Hasta el nigromante más experimentado pone en peligro su propia vida al convocar una entidad desconocida, nunca se sabe que pueda exigir a cambio. Lo que hicieron no fue un accidente como lo han hecho ver, todos estaban tan consciente de lo que ocurría como yo en este momento eligiendo un  vestido.

 

Simone es una linda chica de cabello rizado en un tono castaño claro, un rostro blanco salpicado por pecas y unos ojos verdes. Una chica alta y delgada.

—Algunos problemas en el trabajo —digo sin darle mucha importancia para que no pregunte sobre ello pero hoy precisamente Simone está muy interesada en mi cotidianidad laboral más de lo que ha estado interesa mi vida en mucho tiempo. Me sorprende porque ella no es como mi familia que siempre encuentra la manera de juzgarme, pero siempre se ha mantenido al margen. El tema de los muertos no es bien llevado en la sociedad.

—Supongo que es sobre esa chica sacrificada, y que ahora anda caminando por allí como si nada —suena tan simple en sus labios—. Lorenzo me ha dicho que debo tener cuidado con un no muerto. Aún no he visto uno, y espero no tener un en frente nunca en mi vida pero si he escuchado que han visto no solo a uno si no varios por la isla.

—En parte esa chica tiene algo que ver pero la realidad es que han surgido otros inconvenientes —mientras esperamos a que la chica regrese con otro vestido le comento un poco sobre lo que está sucediendo sin entrar en los detalles importantes, se siente bien hablar es un desahogo.

Cuando salí del cementerio y subí al auto estuve tentada a llamarla y cancelar la elección del vestido pero Asier insisto en que viniera para que me distrajera un poco además, no tengo idea de cómo voy a probar que la muerte de Daniel no fue un accidente sino más bien un sacrificio, y que son los hermanos Hidalgo los responsables. Es un tema muy delicado, hay que abrir el caso de nuevo y exponer pruebas que aún no tengo en contra de una de las familias del linaje de la ilusión. Por los momentos Asier debe estar reunido con su abuelo en busca de una manera de comprobar que la familia Hidalgo hizo uso de sus habilidades para ocultar un delito.

—Si existe un desequilibrio entre lo que tu llamas los dos mundos, y tú no vio ha visto a los fantasmas en el cementero porque no te aprovechas de la situación para que ese niño declare ante el cabildo su propia muerte, así como hizo para mostrártelo a ti—. Sugiere tomándose muy enserio mis problemas—. Quizás hasta pueda estar en el juicio, ser el mismo quien haga justicia por su temprana muerte. Aunque para mí todo esto sigue siendo muy ilógico.

Me reprocho el no haberlo pensado antes. Toda esa verdad me tiene un poco agobiada, ella tiene razón. Bajo las circunstancias Daniel puede presentarse ante el cabildo y exponer lo que realmente sucedió. Simone no es muy de involucrase en con mi vida y los fantasmas, es mas siempre ha estado en desacuerdo en que Lorenzo se involucre en mi trabajo, pero hoy ha sido diferente.

—Tienes razón —digo con una sonrisa—. Gracias, de verdad que no había pensado en eso.

—Bueno ya tienes una solución a uno de tus problemas, ahora a elegir un vestido que me caso dentro de dos semanas y el tiempo se pasa volando —dice a tiempo que regresa la joven con dos vestidos.

Me levanto y voy al vestidor, uno de los vestidos me queda muy ajustado al cuerpo siento como si me impidiera respirar con normalidad en cambio el otro es perfecto: de encaje en el torso y sin mangas, con un escote en la espalda en v y una fluida falda que cae a mis pies. Me encanta. La elección está hecha.

Simone está feliz, y yo tengo el resto de la tarde libre.

***

—¿Hoy tampoco me puedes atender? —alzo la vista del teléfono y cuelgo la llamada. No tengo mucho tiempo que llegue a la oficina, y vine aquí directamente porque no logre comunicarme con Asier y no quise llegar a su casa sin avisar, además no sé si estén en el cabildo o fuera en busca de Román. Pero la señora Devana plantada en la entrada de la oficina ha impedido que realice una importante llamada.

Este momento iba a llegar tarde o temprano, lástima que haya sido más temprano que tarde.




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