Ricky se encuentra hospitalizado, al parecer esta enfermo, aunque nadie sabe que tiene, ni siquiera podemos ir a verlo ¡Maldición! Mi corazón va a explotar de tanta angustia.... ¡Por favor Dios! Ojala y se mejore pronto. Quiero verlo, darle un largo abrazo y saber que esta bien, quiero hablar con él y poder seguir disfrutando de su compañia, lo extraño.
- Lindura, me encanta tu cuerpo, esas piernas esbeltas con ese grandisimo y lindo trasero, además tus tetas también son grandes y hermosas. En serio me encanta estar dentro de ti - Dijo mientras apretaba mis senos en la posición del típico perrito.
- ¡Ahh...! ¡Que.. biii...en...! - Dije apretando las sabanas con mis puños.
Todos son unos babosos... Los clientes... El Jefe... Todo lo que puedo hacer es... Tan solo mantener una asquerosa bola de grasa en mi... Demonios ¡Odio esto!
Ya es domingo, esta semana ha pasado rápido.
- Liss, ya es hora de salir.
- Hola, Simón, no te preocupes, no quiero salir hoy.
- ¿Ocurre algo?
- Ricky no ha vuelto, ya ha pasado una semana y no se nada de él. Ni siquiera podre ir a verlo si salgo de aquí...
- Vistete, a él no le gustaría que te quedes en cama el único día de la semana que se te permite salir.
- No quiero.
- Es una orden del Jefe, así que te estaré esperando en el estacionamiento con el auto.
Ni siquiera éste día lo puedo pasar como a mi me plazca.
Una vez afuera pasamos nos detuvimos en un hospital, sin bajarnos del auto.
- Aquí tienen a Ricky, solo el Jefe puede pasar. Él está vigilado las 24 horas por hombres de la mafia.
- Entonces no está enfermo...
Después de eso fuimos a comer helado, compramos algunas cosas y al llegar a casa Simón y las muchachas cocinaron. Yo me fui a dormir en mi cuarto.
- Ricky, espera... No te vayas... ¡Ricky! - Se escuchaban los gritos, Ricky corría mientras un hombre de negro le disparaba a la distancia. La bala le atraveso y la sangre salpico a la chica que gritaba.
¡Ricky! Gracias a Dios fue un sueño. Claro, él está en el hospital y yo en mi habitación, aunque si la mafia está involucrada probablemente pudo haber pasado algo como eso.
Ya es hora de trabajar. Que molestia... Ojala y la noche pase rápido.
- ... Ella tenía un sombrero que la hacía ver tan linda...
- Mmm... Que linda.
- ¿Estás bien?
- .... Si..
- Siempre vengo contigo porque podemos hablar... Seguro que no eres tan real como puedes serlo fuera de éste lugar, pero siento que no eres tan falsa como las demás.
- Estoy bien...
- Ven aqui - Dijo, mientras me sostuvo entre sus brazos y me recoste en su pecho.