Capítulo 5
―Tal vez se le complicó, sabes que algo se le ha de haber atravesado, así que deja de enojarte, además ella solo vino a descansar y lo sabes. ―comento su madre al verlo tan molesto, solo levantando todo lo que estaba tirado por la fiesta.
―Sí, pero ella me engaño ― solo metiéndose en su recamara y aventando la puerta muy enojado, sin siquiera despedirse de Cloe, que se había quedado acompañándolo.
―Bueno señora, ya me voy, ya es tarde ―comento Cloe, despidiéndose de la madre de Matteo.
―Sí hija, no te preocupes por él, es que Matteo no entiende que mi hija tiene otras cosas que hacer, que venir a divertir a chicos de secundaria, vamos te acompaño para que cruces la calle.
―Sí, gracias ―contesto, solo tomando su bolso, para irse a su casa.
―ﷻ―ﷻ―ﷻ
Annell estaba con Darío y no quería pensar en nada, ni siquiera quería pensar en decirle quién era ella, pero era tan hermoso que alguien se hubiera fijado en ella, por ser ella y no la cantante famosa que solo se dijo así misma. ― Es mejor así. ≥
―¿En qué piensas? ―pregunto, sin dejar de besar su piel expuesta.
―Que no quiero irme, me quiero quedar aquí ―dijo, solo depositando un beso en el pecho de Darío.
―No te vayas, quédate a dormir conmigo ―hablo Darío, solo besando a Annell con devoción tratando de convencerla de que no se fuera.
―Pero… ¿Podemos hacer eso? ―pregunto con cara de borrego a medio morir.
―Claro que sí, te repito soy el dueño, te puedes quedar hoy, mañana, pasado y las noches que quieras. ―susurro Darío, en el oído de Annell muy seductoramente.
―Oh si, lo dijiste ―solo estremeciéndose con cada caricia que Darío le estaba haciendo.
― Anda mi bella, solo duerme, que mañana cuando despierte lo primero que quiero es verte descansando en mi pecho. ―comento acurrucándola en sus brazos para dormir.
―Mmm eso estará bien ―solo cerrando sus ojos, aspirando el aroma que expedía el cuerpo de Darío, que en verdad su fragancia era deliciosa.
―Espero y te quedes a desayunar conmigo, porque no quiero dejarte ir ―comento Darío apretándose con su cuerpo.
―No sé si pueda, ya que, rayos se me olvido. ―dijo, levantándose para buscar su bolsa 50 llamadas perdidas y el reloj decía las 2 de la madrugada, Annell comenzó a buscar su ropa como loca, para comenzar a vestirse.
―Pero… ¿Qué pasa? ¿Estás bien? Dime ―pregunto Darío, al verla que comenzaba a vestirse para irse, cuando había dicho que se quedaría.
―Es que, se me olvidó que tenía que llegar más temprano a mi casa y mira la hora. ―comento, mordiéndose un labio con cara de culpabilidad.
―Entonces… ¿No te vas a quedar conmigo? ―pregunto, solo mirándola con angustia
Annell al ver a Darío la cara que puso, solo pensó que ya era demasiado tarde, que pensó que quizás ya no habría nadie en su casa esperándola. ―¡Ay qué remedio, está bien me quedaré! Aunque créeme mañana terminaré pidiendo perdón.
―Es mejor pedir perdón, que permiso, anda vuelve a la cama siii ―comento Darío sonriéndole.
Annell sonrió y regresó para acurrucarse a sus brazos, total ya estaba ahí que no quería que nada empañara su pequeña felicidad, que no sabía que tanto iba a durar.
Unas horas más tarde, desayunaron en la cama y después…
―¿Qué vas a hacer hoy? Me gustaría verte de nuevo ―Mirándola a los ojos, que con el lugar iluminado por la luz que entraba a esa habitación podía apreciar más el color de sus ojos en tono gris azulado―. Annell, yo no quiero que esto sea solo de una noche, de verdad me gustas mucho y quiero conocerte, estar contigo, solo dame esa oportunidad que prometo que no te vas a arrepentir. ―comento Darío acercándose a ella, para abrazarla―. Dime dónde puedo verte y yo iría hasta el fin del mundo por ti.
Annell ante esa súplica solo sonrió, pero cayó en la cuenta de algo. ― A mí también me gustaría, pero tu mundo y el mío son tan diferentes que…
―Ah no, no me digas eso ―dijo negando con su cabeza, para posar su frente con la de ella―. ¿Cuál mundo? Si es necesario, yo vendría cada fin de semana para estar contigo, solo dime que sí, que yo pondría todo de mi parte para estar junto a ti.
―Bueno, te parece que, si voy a mi casa y nos vemos hoy de nuevo en la noche, para platicar sobre ¿cómo hacer para seguir viéndonos? ―dijo Annell, sin poder creer que Darío quería seguir frecuentando y que quizás pensaba en una relación con ella.
Darío le dio un pico en los labios. ―Está bien, te estaré esperando.
―Aquí…
―Sí, aquí a las seis ―dijo Darío con impaciencia.
―Tan temprano ―comento Annell, sonriendo.
―Sí, aún no te vas y ya te extraño ―dijo tomando sus manos, para entrelazarlas con las de él.
―Bueno está bien, te veo al rato, pero ya suéltame que, si no, no me voy a querer ir. ―dijo con voz de reproche, pero más que nada para sí misma ya que igual ella no quería irse.
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Editado: 28.12.2022