E

E de existir.

—¿Cuánto más escaparás de ellos, Eliot?

Merly entró a su habitación. Me pareció raro no escucharla tan animada como siempre, así que alcé la mirada con el fin de ver que le pasaba.

—Te ves horrible. —Su rostro está pálido, los pasos que daba hacia la camilla eran pesados y arrastraba junto consigo todo mal humor que me era imposible decir que se trata de ella realmente.

Sus tratamientos y sesiones de terapia sí que deben de ser algo, demasiado, duros.

—Lo sé, mis eternos dieciocho pasaron a ser 'eternos veinte'.

Diría treinta, pero no quiero irme antes de tiempo por los problemas que seguía teniendo con el doc. Este sigue creyendo que su reducción de sueldo fue mi culpa.

¡Qué descarado! Como si fuera el culpable de que mi padre se molestara con él por el hecho de que yo huyera y no esté presente el día de su visita.

—William sigue buscándote como loco. —Agregó con una sonrisa—. No me sorprendería que imprimiera carteles de 'Se busca' y en ellas, tu cara junto a una recompensa.

—¿Crees que diría 'vivo o muerto' en ellos? —Continué el juego.

—Conociendo a Will... —Se detuvo a pensar—. Sí.

Callé varios segundos, esperando que diga que es broma, se riera y dijera que el doc no llegaría a esos niveles. Pero...

—É-él no lo hará, ¿verdad? —Tartamudeo un poco, estaba temblando y la sensación aumentó por la sonrisa que recibí de respuesta—. ¿Verdad?

—Mejor pasemos a otra conversación. —Cambió de tema a propósito

Mi situación actual no puede empeorar más de lo que está. Y no, no creo que la culpa sea solo mía, el doc tuvo que renunciar a cuidarme desde la primera vez que escapé de mi habitación. Ahora por sus decisiones, más por las mías, seremos como el nemesis del uno del otro.

—¿Has hablado con tu papá?

Ya estoy acostumbrado a dejar de navegar en mi mente por sus preguntas inoportunas, como esta. En serio, es molesto que lo haga y más si se refiere a mis padres

—La respuesta es obvia. —Dije.

—¡¿Sí?! —Preguntó ansiosa, creyendo en algo imposible ahora.

—No. —Respondí, a la vez que me sentaba el lado de la cama.

—¿Por qué? —Hizo énfasis en el 'e', alargándolo más de lo debido.

—Porque no quiero hablarles.

¿Acaso no es evidente?

—Oh, vamos, ya ha pasado una semana desde que tu padre te vino a visitar. —Arrugó el ceño—. Por lo menos envíale un mensaje diciéndole que estás bien y lo mucho que lo quieres.

¿Se le olvidó que no quiero verlos, ni mucho menos, tener contacto alguno con él?

—Merly, Merly, Merly, mi no tan querida Merly. —Repetí su nombre—. Así no funcionan las cosas en la familia Flamcourt.

—¿Qué?

—No podemos hacer lo que tú dices. —Aquí venía otra declaración innecesaria—. Si lo hago, solo demostraría hipocresía en mis acciones. Y yo no quiero hundirme más en ello por mi orgullo.

—Pero por algo se empieza. —Parece que su humor sigue decayendo—. Los acusas de huir del pasado, pero tú eres igual al no querer tener ningún contacto con ellos. —El tono que usó, hizo que recordara que Merly necesitaba dormir—. ¡Deja de hacerlo! —Levantó la voz.

—Creo que debes de tener cierta idea de cómo soy. —No era necesario comenzar una discusión, así que respondí calmado—. Si alguien no tiene las suficientes agallas de retarme, yo tampoco lo haré...

—Eliot. —Interrumpió molesta—. No pongas excusas, ni mucho menos que sean mentiras. Quieres hablarles, pero algo dentro tuyo no te lo permite.

—Uy, ¿desde cuándo tanta seriedad? —Respondí sarcásticamente—. Y si miento, ¿qué? Ellos lo hacen, además, ¿por qué debo acercarme si huyeron dejando solo a su único hijo?

No es lo que quise decir, la respuesta como la actitud anteriores son meras defensas que pongo cuando estoy acorralado. Incluso, sé que Merly se dio cuenta por el silencio que los segundos esperaron y callaron.

—Encontré tu problema: no superas el pasado, por eso prefieres resaltar que tus padres tampoco lo hacen, ya que así te sientes menos cobarde. —Presionó los labios—. Estás siendo el único que no quiere superarlo, por lo menos tu papá quiere verte, pero tú...

—¡¿Puedes cerrar la boca?! —Grité involuntariamente—. ¡No sabes nada de lo que pasa!

—Es por eso que quiero conocer más de ti. —Contestó de inmediato—. Siento que así podré ayudarte.

—¿En qué me vas a ayudar? —Desprecio en mi voz se hizo notar—. En primer lugar, nunca quise estar aquí contigo. —Dije la verdad—. Y en segundo, a personas despreciables como yo, solo les espera que las personas los abandonen. —Apreté el puño—. Tarde o temprano te irás, así que no vengas con más hipocresía del montón. —Gruño, para evitar soltar insultos—. Solo harás que te odie más.

De nuevo, su silencio es poderoso. No sé que responderá, pero estaba preparándome para la paliza mental que recibiría.

—Me he dado cuenta que no eres capaz de ver algo bueno en ti. Sientes que eres menos, no lo niegues, siempre me hablas que eres mala persona o haces referencia de que eres incapaz de realizar actividades sin ni siquiera intentarlas. —Sus palabras son correctas—. Tu desprecio hacia los demás, al pasado, tus padres, a William y a mí, son producto del odio que te tienes hacia ti mismo.

—¿Qué con eso? —Mi cabeza daba vueltas en ella, en su afirmación—. Estás hablando de más.

—¿Sabes algo, Eliot? En todo el tiempo que llevamos con este trato, nunca me has dicho un carácter bueno de ti, ni siquiera has presumido algún talento que tienes.

Merly intentó, por enésima vez, acariciar mi mejilla con su mano. La respuesta que di fue la misma que veces anteriores: aparté su mano con la mía; sin embargo, esta vez no esperé que agarrara mi brazo y empezara a presionarlo.

—Mira. Te estoy tocando, esto demuestra que existes. A tu existencia dale sentido, empieza a valorar la vida que tienes o mejor, comienza a vivir de nuevo. —Su mirada penetraba en la mía como bala de francotirador en casco de militar. Potente y mortal—. Y estar vivo no significa andar por ahí, sino mucho más.