Mezcla Perfecta

En algún momento iba a pasar...

Aunque llegamos antes de las doce, eso no nos libró del castigo que Jordan nos tenía preparado. Los tres nos vimos obligados a entregar los aparatos electrónicos por todo el fin de semana restante, además de tener prohibido ir a cualquier lugar que no fuera la casa o el instituto la semana siguiente, fue duro, pero no imposible.

Fue más llevadero gracias a Isaac quien empezó a llamarme todos los días desde que empezó mi encierro, sin falta a las diez de la noche me llamaba para saber cómo estaba y a contarme todo lo que había hecho. Se volvió una rutina, una que me gustaba mucho porque me gustaba su compañía así fuera por llamada.

E iba a extrañar que pasara, porque hoy era viernes lo que significaba que nuestro castigo terminaba a media noche y Isaac dejaría de llamar.

– ¿Por qué parece que estuvieras sufriendo? Es viernes – Aksel me codea mientras caminamos por los pasillos del instituto en busca de nuestros amigos.

– no es nada – murmuro sin querer explicarle los motivos de mi falta de ánimo.

– tú cara no opina lo mismo, ¿Qué pasa? – pregunta, me detiene para que no siga avanzando parándose frente a mí – no nos vamos hasta que me digas.

Tengo un debate interno si contarle todo lo que pasa o simplemente quedarme callada e ignorar mis pensamientos. Necesito decirle a alguien lo que he venido sintiendo hace ya un tiempo, pero me da miedo admitirlo. Y todo eso me está volviendo líos la cabeza.

Me quedo por un rato mirando la expresión de confusión de mi hermano, antes de soltarlo todo.

– ¿te pueden gustar dos personas a la vez? – es lo primero que digo antes de decirle lo que pasa, Aksel me mira con las cejas levantadas antes de hablar.

– sí, pero siempre va a gustarte una persona más que la otra – responde mirándome fijo a los ojos – ¿alguien te gusta? – pregunta señalándome con su dedo – ¿Quién es?

– ¿Qué? No – niego, nerviosa empiezo a jugar con mis manos intentando no mirarlo a los ojos– solo estaba preguntando – murmuro bajito.

– Dakota…– Aksel levanta mi rostro – sabes que puedes contarme lo que sea, ¿verdad?

– es que…– intento decirlo– tengo miedo de decirlo en voz alta, porque si lo hago se hará real.

– no ocultes lo que sientes, solo estas retrasando lo inevitable – dice con una sonrisa triste en la cara – y mientras más tiempo lo ocultes más complicado será decirlo después.

– no sé qué hacer – agacho la cabeza triste, intentando ocultar las lágrimas que se acumulan en mis ojos.

– Asumo que Alan sale de esta ecuación, ¿verdad?

La mención de Alan me golpea el pecho de una manera realmente dolorosa, porque hasta ahora que lo menciona ni siquiera había pensado en él y eso me hace sentir una mala persona. Pero, no puedo hacer nada para controlar esto que está surgiendo en mi pecho, lo intento, pero cada vez Isaac logra colarse un poco más en mi sistema.

– soy una persona horrible – digo ahogada, Aksel niega e intenta darme un abrazo, pero me aparto porque si lo hace voy a empezar a llorar.

Esta por decirme algo cuando la voz de Isaac inunda el pasillo, no quiero regresar a ver, pero sé que en cuanto mire sobre mi hombro veré al chico que está revolucionando mis sentimientos. Así que como toda una persona madura y que le encanta enfrentar sus problemas, miró presa del pánico a Aksel.

– Dakota…– no dejo ni que termine de hablar, paso por su lado más rápido que el rayo McQueen. No les doy chance a que me alcancen y aunque mi clase no quede en esta dirección me niego a regresar y cruzarme con esos dos.

Intento no escucharlos, pero Isaac grita demasiado fuerte mi nombre llamando la atención de todos los estudiantes que van caminando por el pasillo. Los ignoro a todos, tengo un solo objetivo en mente y es alejarme de Isaac.

Cuando llego a mi clase, mi corazón está por salírseme por la boca y tengo que apoyarme en una mesa para recobrar el aliento. Debo verme muy mal porque siento una mano en mi espalda que me hace pegar un salto en mi lugar. Cuando regreso a mirar a la persona, me topo con la mirada angustiada de Luisa, mi compañera de laboratorio.

– ¿Te encuentras bien? – pregunta preocupada.

– pensé…que…que llegaba tarde – logro responder mientras me ahogo por la falta de aire.

– estás pálida – murmura e intenta acercarse a verificar mi estado, así que intento enderezarme y recuperar el aliento antes de hablar.

–  corrí desde el estacionamiento – le explico con una sonrisa para intentar tranquilizarla – y respire por la boca, solo es eso.

Ella asiente no muy convencida antes de ayudarme a llegar a nuestros asientos, me derrumbo en la mesa del laboratorio y dejo que el frio de la mesa calme mis pulsaciones.

Mi bolsillo vibra y mi pulso se acelera nuevamente, me regaño mentalmente por alterarme por un mensaje. Pero ignoro mi regaño porque en cuanto leo el mensaje siento que puedo vomitar en cualquier momento.

ɪᴍʙéᴄɪʟ 🚫

® ¿Acaso estabas huyendo de mí?

Voy al cambio de hora, tenemos que hablar



#5460 en Joven Adulto
#16565 en Otros
#2496 en Humor

En el texto hay: mentira y secretos, romance drama, romancejuveniel

Editado: 28.09.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.