Soy torpe
27 de enero, 2017
Elliot
Y allí estaba de nuevo, mirándola, como el tonto enamorado que soy, deseando su cercanía, deseando sus labios, deseando su sempiterno amor, deseando su calor, deseando todo de ella.
Y ella estaba allí, tan cerca, pero tan lejos de mí a la vez. Yo estaba en un complicado dilema, amarla y no amarla. Sin embargo ya no había vuelta atrás, ya la amo, y no hay ninguna medicina para esta hermosa enfermedad.
Mirándola, como se ve tan hermosa, al leer alguno de sus libros favoritos, acostada en el sofá, mientras sus hermanos juegan en el patio. Ella sabe que la miro, de eso no tiene que tener duda y no se molesta en interrumpir sus asuntos para prestarme atención a mí, parece ser que ya está acostumbrada, y se siente tan bien que confié en mí, que no cambie su manera de ser cuando la miro.
Pero, no me presta atención y ese el problema, no soy alguien importante en su vida, soy alguien más que quiere estar en su mundo, pero que no lo logra, por el siempre echo que ella no me quiero, no me quiere en la misma manera en la que la quiero a ella, no me ama, no tiene sentimientos por mí, porque lo están ocupando una persona que no los merece, pero ¿Que puedo hablar yo de merecer? Es como que pelee por la última rosa en el mundo teniendo de enemigos a muchos otros mejor que yo. Así que no tengo el derecho de merecerla, sabiendo ella que irrumpí en su privacidad, en su intimidad, en su mundo.
Sin derecho alguno de tener una oportunidad de tocarla, de acariciarla, de besarla, de quererla como yo lo quiero hacer, sería egoísta si yo la enamorara, sabiendo por todo lo que ha pasado, sabiendo que aún tiene trozos de su bello corazón por curar.
Y lo que más duele es saber que quiere a esa persona que la ha hecho sufrir mucho, demasiado, y que la persona dañina en su vida, no para y seguí dañando su mundo, su vida y su entorno.
-¡Elliot! - grita fastidiada la pequeña Alice.
La miró alarmado y ella entorna los ojos, hace una seña para que me levante de la silla, le obedezco y toma una manta que estaba debajo de mi hace un instante.
Noah me mira mientras mueve su cabeza de un lado al otro, achica los ojos y lleva sus dedos índice y corazón a sus ojos para luego apuntar en mi dirección. Este niño da miedo cuando se lo propone.
-Deja de mirarla tanto - dice por último y se va, me deja con las palabras en la boca.
Vuelvo a tomar asiento, miro a mis padres y a los padres de Eli como conversan y hacen la barbacoa. Cómo conviven tan bien estando todos juntos, es agradable estar en un ambiente como este.
-Hijo ¿Qué haces aquí afuera? Ve con Elizabeth y conversen un poco - me alienta mi papá.
Lo pienso unos cuantos minutos, pero me doy cuenta que no tengo que pensar nada para poder ir a hablar con Elizabeth, me golpeo la cabeza con la mano mentalmente.
Asiento en respuesta y me levanto de la silla para enfilar me hacia la sala, en donde se encontraba Eli leyendo una novela.
En los pocos metros que tengo que recorrer pienso que decirle, algo como "¿Qué tal, Eli?" o "¿Qué me cuentas, Eli?", ¿Por qué me complico tanto la vida?
-Hola Elliot ¿Como has estado? - su mirada relaja y su voz calma mis nervios, pero aún hay inseguridad en mi.
-¿Qué tal, Eli?¿Que me cuentas, Eli? - preguntó indeciso.
Miro como Michael se golpea la cabeza con su mano debido a mi torpeza, Eli suelta una risita divertida y me mira con sus ojos encantadoramente brillantes.
-Todo está muy bien, Elliot, y no tengo nada que contar, tú sabes todo - responde con diversión.
Palmea el asiento al lado de ella, tratando de decirme que me siente con ella y le obedezco. Me acomodo en el sillón y ella posa su cabeza en mi piernas, miró a Noah el cual esta justo al frente de nosotros y vuelve a hacer esa señal con sus dedos.
-No me has respondido ¿Como estas? - se muerde los labios y vuelve a reírse.
Le divierte mucho mi torpeza, que tierna. Sonrió y ella se queda mirando mis labios. Trago fuerte.
-Mmm... Pues estoy bien ¿Y tu? - tartamudeo.
Escucho como Michael se vuelve a golpear la cabeza, volteo a mirarlo, lo veo entornar los ojos y negar con la cabeza. Cometí otra estupidez. La risa de Eli se escucha por lo bajo.
-Elliot, estoy bien - susurra divertida.
Si mi torpeza la hace reír de esa manera tan bonita y delicada entonces siempre seré torpe por ella.
-Eli, esta torpeza es parte de los efectos que haces en mi - susurro tan bajo que no creo que ella me haya escuchado.