Mi ardiente glaciar

Niñita Pija

Siempre he vivido rodeada de lujos normal viniendo de una de las familias mas ricas de todo Nueva York, esto no quita que en un acto de rebeldía decidí estudiar literatura inglesa a mas de empresariales como quiso el gran Henry Harris alias mi padre.

Nunca pensé que terminaría ejerciendo de empresaria y mucho menos siendo la gran jefa pero hace dos meses mi padre falleció en un accidente de coche, que paradojas tiene la vida al final su gran amor fue el que se lo llevo.

Al ser la mayor de las tres hermanas me toca a mi ponerme al mando así que ahora mismo estoy conduciendo mi deportivo negro hacia la oficina donde tengo mi primera reunión para presentarme oficialmente a los inversores o colegas como solía llamarlos mi padre, llego un poco justa ya que me he cambiado varias veces de atuendo hasta que he encontrado el adecuado que a sido un traje de falda color beige acompañado de unos tacones del mismo color según mi madre el pelo siempre lo debo llevarlo recogido ya que la gran primera regla de un empresario es que se sabe cuando se entra al despacho pero no cuando se sale.

Llego a tiempo a la reunión y repaso mentalmente el discurso que prepare la noche anterior en definitiva darles a entender que puedo ser tan buena como mi padre, veo algunas caras conocidas nada mas entrar por la puerta la primera es de Logan White el hijo mayor del socio de mi padre el señor White.

Logan se precipita hacia mi para tenderme una mano a modo de saludo el cual yo le devuelvo, sigo a mi acompañante un poco mas adentro de la habitación y veo la gran mesa de reuniones donde solía jugar de pequeña usándola de pasarela de modelos, una sonrisa se me escapa de los labios y no pasa desapercibida por mi acompañante el cual me observa largo y tendido, me preocupo pensando que algún mechón rubio se haya escapado del moño así que sutilmente me miro en uno de los ventanales y por suerte todo esta bajo control.

Después de dos horas de reunión en la cual todo el mundo hablaba sobre el nuevo proyecto del cual yo tengo que dar mi aprobación, termino yéndome a tomar un café para poder recargar las pilas pero mis deseos se ven frustrados cuando choco contra un torso fibroso del cual chorrea una sustancia negra esta termina dejando unas cuantas marchas en el traje de marca.

Ahogo un grito mientras me separo de la persona la cual termina siendo un chico de mas o menos mi edad es decir unos treinta años, el chico es bastante normal salvo por unos brillantes ojos azules como el mar de California.

Estoy dispuesta a decirle cuatro cosas cuando el chico se da media vuelta y sale casi disparado hacia la recepción del edificio yo siempre he sido una persona curiosa y ademas no he terminado de hablar con el mas bien ni siquiera he empezado, llego a recepción y Marie la señora que suele estar debe haberse tomado un descanso así que perfecto para mi.

Le doy un ligero toque en el hombro al chico se lo doy ligero porque no quiero mancharme las manos de grasa la cual me fijo que tiene por todo el mono de trabajo que lleva puesto, con este atuendo desentona un poco entre tantas personas con traje y con maletines, el chico se gira y une su mirada con la mía.

Me dedica una sonrisa picara cosa que me causa mas enfado creo que al menos me merezco una disculpa y se lo hago saber.

-Cuando una persona se choca con otra pide perdón.

Después de decirle eso el chico se da la vuelta y decide llamar al timbre de mesa que tiene Marie puesto al lado del ordenador, la señora asoma la cabeza a traves de la puerta de la cafetería y la veo cambiar la expresión al verme, Marie viene corriendo hacia su mesa lo de corriendo es relativo ya que la señora ya tiene una edad y la pobre está en baja forma sumándole que lleva tacones.

El chico le indica a Marie que quiere hablar con un superior la señora le responde que tiene que pedir una cita ya que todos su superiores están ocupados , el chico no se da por vencido y justo cuando estoy apunto de irme dando por perdida esta batalla el chico dice una frase que me cabrea mas profundamente.

-Esto pasa cuando ponen a una niñita pija al mando de una multinacional.

Los ojos de Marie se abren como platos y me dedica una mirada cómplice, me aclaro la garganta llamando la atención del chico el cual me vuelve a mirar sonriendo con esas sonrisas de superioridad que tantas veces he tenido que ver en este mundillo.

-¿Tu que eres una becaria?

Me dice mientras se pone uno de los mechones de su pelo castaño detrás de la oreja.

-Yo soy la niñita pija, encantada

Le tiendo la mano pero la retiro al recordar las manchas de grasa en sus manos, el chico me examina de arriba abajo y su estúpida sonrisa se le borra pero aun así puedo notar su ego a kilómetros, después del escáner completo el chico recupera la compostura y vuelve a ser el mismo impresentable que hace unos segundos.

-Vengo a quejarme de que el nuevo proyecto el cual han aceptado joderá a sus trabajadores

Que yo sepa no he autorizado ningún proyecto pero para no parecer una niñita asustada le digo al chico que mañana se pase por mi despacho para poder hablar mejor del tema, el chico se niega diciendo que no puede perder el tiempo así que le digo que seré yo misma la que me pasare por su puesto de trabajo porque como solía decir mi padre no hay nada mejor que ver el problema desde la raíz así que estaría bien poder ver el resto de trabajadores afectados.

Justo cuando el chico va a salir por la puerta gira un poco la cabeza para poder decirme una ultima frase.

-Por cierto soy Dallas Smith a su servicio señorita Harris.




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