Mi arrogante volador redimido

CAPITULO 8

 

 

A Sonia se le fueron las fuerzas, por lo que sintió que las piernas no la sostenían y que el suelo llegaba hacia ella, pero no cayo, pues Brett la tomo en sus brazos y con ella en brazos salió del teatro seguido por el tío George, ya en la limusina ella recobro el conocimiento.

-primero iremos a que te cambies, y mientras lo haces yo me encargare del resto. – dijo Brett con determinación

 

            El tío George abrazaba a Sonia, que con sollozos que agitaban todo su cuerpo decía con voz entrecortada.

-que voy a hacer sin ellos, tío? Que voy a hacer?

-nos tienes a nosotros hija, a mi como tu tío y a Brett como el hombre que te ama, no estás sola. – le respondió el senador, tratando de consolarla.

 

            Sonia volteo a ver al hombre que callado sufría el dolor que ella estaba sufriendo y tomando su mano, él le dio un pequeño apretón, con el cual ella supo que no tenía de que preocuparse, y se sintió reconfortada.

 

            Brett se hizo cargo del funeral de los padres de Sonia, cosa extraña, ellos que jamás tuvieron amistades ricas, que siempre fueron modestos, tuvieron un funeral de gran lujo, donde se dieron cita congresistas y senadores y lo más selecto de la sociedad de California, eso pensaba Sonia, era un homenaje a sus viejos, que aunque humildes, sabían más y valían mucho más que muchos de los que se encontraban dándoles el ultimo adiós; Brett siempre a su lado, en todo momento sosteniéndola, como el amante esposo o como el padre de su hijo, también el tío George con solo su presencia, la madre de Brett se acercó a ellos y dándole un beso en la mejilla dijo:

-no estás sola, tienes a este par, pero si ellos te llegan a fallar, me tienes a mí, no soy la misma presumida de antes y siempre tendrás los brazos abiertos de mi parte. –

-gracias – respondió Sonia, Brett paso el brazo por los hombros de la chica, la madre de Brett vio la forma posesiva de ese acto y sonrió para sus adentros.

 

            Varias horas después, cuando ya todo había terminado, ya solos y de regreso en la casa del senador Brett la noto cansada y muy triste por lo que dijo.

-ven, vamos a que descanses querida, estos días han sido demasiado pesados para ti. – le ordeno Brett.

 

            Ella se acercó primero al tipo George y le dio un beso en la mejilla, luego acercándose a Brett lo obligo a bajar la cabeza para darle un beso en los labios, fue un roce, pero con eso él sabía que al fin había vencido su resistencia.

-tengo algo que preguntarles a los dos, pero será después de que duerma un poco, y no se les ocurra irse a ningún lado, los quiero a los dos aquí.- Dijo ella seriamente, pero con voz cansada.

-aquí estaremos. – dijeron los dos hombres, ella sonrió y salió  de la sala rumbo a su habitación.

-de que querrá hablarnos tío? – pregunto Brett intrigado

-me lo imagino, pero no adelantemos. – contesto el tío George.

-pero yo necesito estar preparado, pues con ella,  no se sabe cómo va a reaccionar, la lógica no funciona con ella, tiene una forma de reaccionar que hay que tener cuidado. – le decía Brett a su tío un tanto nervioso, pues había aprendido a conocerla.

-mira estoy casi seguro de que preguntara sobre la relación que hay entre tú y yo? – le respondió

-Dios¡¡¡ y qué le voy a decir?- Pregunto Brett paseándose de un lado a otro del despacho.

-pues yo te aconsejo que le digas la verdad, pura y simple. – le respondió su tío sonriendo.

-pero y si la pierdo?

-no, no la perderás. – le dijo su tío tratando de animarlo.

 

            Varias horas después, tras haber dormido Sonia bajo a reunirse con los dos hombres, y durante la cena, ella sin dar señales de estar molesta pregunto:

-de quien fue la idea de que yo viniera a trabajar aquí?

-vez, te lo dije; su lógica es imposible. – dijo Brett a su tío riendo nervioso

-porque? O es que tenía que preguntar sobre el complot tramado entre el tío y el sobrino sobre mi persona? – pregunto ella con picardía

-hablare yo primero, veras Brett vino y me conto todos los hechos y pidió mi ayuda, para que no pasaras problemas, pues aunque no estuvo de acuerdo con lo hecho por su padre, no quería dejarte a la deriva; un detective le mandaba un reporte mensual sobre ti, así supimos que estabas embarazada, te juro que si lo ayude, fue porque estaba arrepentido y yo por medio de los reportes y las fotografías, empecé a conocerte y a respetarte, por lo tanto, fui a la universidad y mi amigo, el rector fue de gran ayuda, no te parece? – explico el senador en tono serio pero cariñoso.

-y por supuesto fue muy convincente. – dijo ella muy seria. Brett estaba callado, sentía como si lo hubieran sentado en la silla de los acusados.




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