Mi Cielo en tu Mirada

CAPÍTULO 6

ALEXANDER  

Me encuentro en el aeropuerto, acabo de llegar a Texas para ver a mi abuelo. Después de que me enteré de que estaba grave lo primero que pensé fue en ir con Alicia y fue extraño que sin darme cuenta ya estuviera abriendo la puerta de su habitación, esa noche, al ver como se preocupaba por mí, solo hizo que algo en mi cambiara; hablar con ella me convenció que lo mejor era venir a ver a mi abuelo. Cuando mi padre se enteró lo único que hizo fue encerrarse en su oficina, entiendo su reacción, mi abuelo es su mayor inspiración y aunque mi padre y yo tengamos algunas diferencias, eso no quita el hecho de que me duele ver como sufre en silencio. 

- El abuelo ya está en casa, ayer por la noche le dieron el alta – dice mi padre cuando estamos en camino, no pasa desapercibido el alivio con la que lo dice 

- Me alegra eso – contesto aliviado - ¿todos están aquí? - hago referencia a mis tíos y primos  

- La mayoría - contesta mientras abraza a mi madre que se encuentra dormida, algo que debo admitir es que mis padres siempre han sido muy unidos, rara vez discuten y siempre he visto como se apoyan mutuamente - ¿Cómo estás? - me sorprende su pregunta  

- Estoy tranquilo al saber que está bien – sonrío un poco - ¿y tú? - pregunto 

- Me siento aliviado – muy pocas veces hemos tenido conversaciones como estás así que a veces no sabemos cómo hablar entre nosotros – ya casi llegamos – despierta a mi madre mientras el auto se estaciona  

- Qué bueno que llegaron – dice mi tía Marie cuando nos abre la puerta – el abuelo a estado preguntando por ustedes – dice con un tono triste  

Antes de pasar a ver al abuelo pasamos a acomodarnos en nuestras habitaciones, aprovecho para avisarle a Ali que había llegado y saber si ya estaba en su casa, hoy le daban el alta. No puedo describir todo lo que la ojiazul provoca en mi con solo una mirada, no sé realmente que es lo que siento por ella, solo sé que su sola presencia me da paz y que solo basta con un “hola” ´para hacerme sonreír como idiota. Después de acomodar las pocas cosas que traje, ya que solo nos quedaríamos unos días, decido bajar a la sala donde se encuentran todos. 

- Así que el doctor recomendó que hiciera reposo absoluto y le recetó otros medicamentos – concluye mi tío John  

- Si quieren pueden pasar a verlo, solo no le provoquen emociones fuertes o que puedan alterarlo – dice mi tía. Mis padres y yo nos dirigimos a la habitación de mi abuelo, una vez escuchamos un claro “adelante”, abrimos la puerta  

- Que alegría verlos – dice con emoción, ahora se encuentra mucho mejor que hace un par de días y eso me hace sonreír  

- Casi nos matas del susto Antony – dice mi madre mientras le toma la mano, el abuelo ríe y fija su mirada en mi padre y luego en mí 

- ¿Cómo estas hijo? - le dice a mi padre con una sonrisa 

- Eso debería de preguntarte yo - finalmente mi padre se acerca y se sienta a su lado - ¿Cómo te sientes? - pregunta mientras la voz se le rompe un poco 

- Estoy bien, tu madre aún no me extraña lo suficiente – dice mientras los ojos de ambos se cristalizan, mi padre abraza suavemente a mi abuelo, quien le corresponde  

- ¿Cómo está mi nieto favorito? - me dice mi abuelo una vez mis padres han salido de la habitación - no le digas a tus primos que dije eso – bromea mientras siento mis ojos cristalizarse – ven y cuéntale a este viejo como ha ido tu vida – me acerco y lo abrazo sin lastimarlo  

Le cuento sobre cómo es mi vida en Los Ángeles, sobre la escuela, el equipo y antes de que pueda mencionarla mi abuelo me interrumpe  

- Cuéntame de ella – me sorprende lo que dice y antes de que pueda contestar agrega – y ni se te ocurra negarlo, sé que hay alguien, lo veo en tu mirada - sonrío y me sigue sorprendiendo esa habilidad que tiene para saber cuándo oculto algo 

- Se llama Alicia, es hija de los Jones – mis padres le habían contado de ellos – es hermosa – recuerdo su mirada – tiene unos ojos azules como el cielo, es amable, algo torpe – ambos soltamos una risita – es...perfecta - mi abuelo me sonríe cálidamente  

- Te gusta – no pregunta, lo afirma – te enamoraste de ella – niego inmediatamente  

- Nos conocemos no hace mucho ¿en verdad es posible enamorarse en dos meses? - sé que me gusta, pero ¿enamorado?, eso si que hace líos en mi cabeza 

- El amor no se basa en tiempo, solo pasa – dice como si fuera lo más obvio del mundo - engañar al corazón es matarse a sí mismo – repite las palabras que la abuela solía decir - ¿alguna vez te conté cómo conocí a tu abuela? - asiento, desde que era pequeño solían contarme su historia, se conocieron en el supermercado y desde ahí se volvieron inseparables – le pedí a tu abuela que comenzáramos a salir después de conocernos una semana – eso no lo sabía y mis ojos se abren un poco gracias a la sorpresa – y gracias a eso pasé las mejores décadas de mi vida - sonrío al recordar a mis abuelos juntos, mi abuela había fallecido hace unos años, pero el que más sufrió fue mi abuelo – ¿ahora entiendes? - esta platica me había hecho aceptar que me había enamorado, estaba perdidamente enamorado de Alicia Jones, esa pelirroja que me hace sonreír aun cuando siento que mi mundo colapsa, la que pinta de colores el cielo gris y aquella que me hace perderme en su mirada una y otra vez  

- Gracias abuelo – lo abrazo – creo que tengo algo pendiente al regresar - él asiente, mientras soltamos una risita – espero que algún día puedan conocerse – le digo sincero  

- Espero que la siguiente vez que nos veamos entres de la mano de esa muchacha – me sonríe  

- Esperemos que todo salga bien – continuamos hablando y al poco rato me fui a mi habitación, entre el viaje y la plática con el abuelo, sentía que mi cama me pedía a gritos. Antes de dormir decido marcar el número de Ali 

- ¿hola? - contestan del otro lado 




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