ALICIA
Hoy me daban el alta y también hoy Alexander iría a Texas a visitar a su abuelo. Mis padres no se despegan de mí y los entiendo, los tres seguimos preocupados por lo que me pasó. Estoy terminando de arreglarme cuando me llega un mensaje de Alex diciendo que ya había llegado y pregunta cómo estoy, una sonrisa se pinta en mi rostro y es que despertar con semejante chico a mi lado era una sensación perfecta, esa mañana los rayos de luz se colaban por la ventana y chocaban en su rostro, ese mismo día acepté una hermosa realidad y es que estoy completa y perdidamente enamorada de Alexander Foster, todo de él me encanta, su cabello azabache, sus hermosos ojos azulados y las sensaciones que despierta en mí con su sola presencia. Estoy sumergida en mis pensamientos cuando mis padres entran en la habitación.
- ¿ya estas lista? - pregunta mi madre
- Más que lista, juro que un día más y caía en la locura – todos reímos mientras mi padre se acerca con la silla de ruedas y me ayuda a subirme
- ¿has sabido algo de Alexander? - pregunta mi madre una vez estamos en el carro
- Hace rato hablamos por mensaje y me dijo que estaban en el aeropuerto de Texas – digo con una pequeña sonrisa
- Esperemos que todo esté bien – dice ella – tenemos una charla pendiente – me susurra pícara
- ¡¡¡Mamá!!! - alzo un poco la voz y ella se ríe de mis mejillas coloradas
Después de toda una montaña de trámites y una eternidad en el tráfico, llegamos a casa, pero vaya sorpresa que nos llevamos al ver a dos personitas afuera del portón.
- ¿qué hacen aquí? - pregunta mi madre una vez estamos frente a la puerta de la casa tratando de no sonar grosera
- También me alegra verte hermana – dice mi tía en tono sarcástico
- No estoy para tus jueguitos Sara – mi madre comenzaba a enojarse
- Creo que lo mejor es que entremos – dice mi padre, ambos me ayudan a entrar y me ayudan a subir a mi habitación
- ¿todo bien? - pregunto antes de que salgan de la habitación
- No te preocupes cariño - responde mi madre y me da un beso en mi frente
Escuchaba las voces en la sala, pero no sabía exactamente que decían, en medio del aburrimiento decido marcarle a Daph
- ¡¡¡Imbezil!!! - dice apenas contesta la llamada
- Stupida casi me dejas sin tímpanos – ambas reímos
- ¿Cómo estás? ¿ya estás en tu casa? ¿ya puedo ir a visitarte? - me bombardea de preguntas
- Calma, calma, estoy bien, llegue hace ratito, claro que puedes venir – respondo sus preguntas mientras río por lo ocurrente que es mi mejor amiga
- No se diga más, llego en 10 – no espera a que responda y cuelga, Daph vive cerca de mí así que eso facilita el que nos visitemos mutuamente. Estoy dibujando cuando unos toques en la puerta me interrumpen
- Adelante – digo
- Hola... - es mi prima Lisa - ¿puedo pasar? - dice tímida
- Claro Lisi - sonríe cuando escucha el apodo que usaba cuando éramos pequeñas - ¿Cómo has estado? - le pregunto una vez se sienta en la orilla de la cama
- No me puedo quejar – dice mientras sonríe levemente - ¿Qué ha sido de tu vida Ali? - pregunta mientras comienzo a contarle sobre lo que ha pasado desde que llegue a Los Ángeles, le cuento de Daph y sobre mi accidente
- Oh por Dios ¿estás bien? - pregunta preocupada
- Todo está bien ahora, solo que la policía cree que no fue un accidente y que estaba planeado ya que el carro evito todas las cámaras de seguridad – digo preocupada
- Espero que encuentren al culpable – dice seria, pero bueno, dejemos de hablar de eso, mejor cuéntame ¿hay algún chico? - y esa era la Lisa que recordaba
- Mmm pues... - estoy a punto de contestar, pero en eso mi puerta es abierta y Daph me mira con una sonrisa hasta que su mirada cae en la chica a mi lado
- Ups, no sabía que había alguien – dice apenada
- No te apures, ella es mi prima Lisa, Lisa ella es mi mejor amiga Daphne – las presento y ellas solo sonríen
- Bueno, las dejo que tengo que ir a hablar con mi madre – dice Lisa mientras se pone de pie y yo asiento con la cabeza
- Perdón por lo voy a decir, pero no me da buena espina – dice Daph mientras se tumba a mi lado – y eso que solo la saludé - suelta
- Pues lo único que puedo decir es que no nos veíamos desde hace años - digo
- ¿neta? ¿y llegaron así de la nada? - pregunta curiosa. Le había contado cuando las vimos afuera de la casa
- Sip, la que creo que se alteró más fue mi madre, ella me había contado que de chicas eran muy unidas pero que se separaron cuando mi tía se casó – respondo
- Bueno demasiada plática sobre las perdidas – me río por la forma en que las ha llamado - ¿Qué onda con Alexander alías el papucho que no sale de los pensamientos de mi querida mejor amiga? - dice pícara mientras yo río
- Me gusta – suelto de pronto
- Deja de negar lo que sientes, desde... espera ¡¡¡¿QUÉ?!!! - se sentó rápidamente en la cama – ¡¡¡POR FIN!!! Juro que estaba a nada de darte unas cachetadas para que te dieras cuenta – ambas reímos - ahora cuenta ¿cuándo te diste cuenta?
- El día en el que platicamos en el jardín - ya le había contado de ese día y su única respuesta es “te he perdido”
- ¿y apenas me lo dices? Que mala amiga – hace un puchero
- Es que quería estar segura de que en verdad me gusta y que no solo es algo pasajero, creo que me enamoré de Alexander – creo que si no tuviera un brazo roto Daphne ya estaría encima de mí. Continuamos platicando hasta que saco la pregunta ganadora
- ¿y Andrew? - sus ojos se abren como platos - ¿creíste que olvidaría al chico que te trae cacheteando la banqueta? - rio y ella me mira mal
- Pues...todo está...normal - con su “normal” sé que pasó algo más
- Ya suelta la sopa – digo mientras le pongo pausa a la música
Editado: 12.05.2021