En ese instante, Steven se preocupa un poco, y entra a la oficina. Cuando encuentra a Ernesto viendo por la ventana, y le dice:
— Buenos días jefe.
En seguida, Ernesto se da vuelta, y le contesta:
— Buenos días Steven, ya solucioné el inconveniente con Arturo.
— Gracias, estaba pensando mucho en ese impase. De verdad que me sentí un poco apenado con eso.
Ernesto se pone aún más comprensivo con Steven, y le expresa:
— Nadie más como la misma persona es la que sabe que quieren. Si realmente ese carro no te conviene, entonces no te conviene.
— Si, tienes razón... ¿me necesitaba para algo en especial?
— Si.
En ese momento, Ernesto coge una prensa del periódico el Espectador. Y se la da a Steven, diciéndole:
— Este periódico nos lleva mucha ventaja, ¡mira el encabezado principal!
Steven lee el encabezado detenidamente, y dice:
— Tienen razón, el virus ha mutado otra vez. Y ha cogido fuerza.
— Mientras nosotros estábamos cerrando Milenio por miedo a que se propague el virus, el Espectador se lleva la atención de todo. Haciendo buenas investigaciones. Yo me preguntó. ¿Qué tenemos nosotros?
Steven piensa en Lía por unos segundos, y luego le responde a Ernesto:
— No se preocupe jefe, nosotros nos vamos a encargar de poner en lo más alto a esta empresa.
— Eso espero Steven.
— Bueno, voy a trabajar.
— ¡Espera Steven!
— ¿Sí?
— ¿Te sucede algo?
— ¿Algo como qué?
Ernesto se sienta en su silla favorita, y le expresa a Steven:
— Te veo resplandeciente, alegre, como si estuvieras enamorado.
Steven se sonríe bastante, y le responde:
— Puede ser. Todo puede ser.
De inmediato, Steven sale de la oficina de Ernesto y se va al lugar de trabajo. Cuando Steven enciende el computador, y piensa:
"Tengo presente a Lía en cada momento. ¿En dónde estarás en estos momentos?"
6 pm, Steven se prepara para irse a su casa. Cuando Margaret le dice:
— Pensé que ya te habías ido.
— ¿Necesitas algo?
Simón, Óscar y Yensy, se despiden de Steven y Margaret.
En ese momento, Margaret saca un celular nuevo de su bolso y se lo muestra a Steven, diciéndole:
— ¡Mira!
— No, ya tengo uno.
— Si, yo sé.
— ¿Entonces para que me lo muestras?
— Ernesto me dio bastantes de estos para vender.
— Ah, ¿quieres que te ayude a venderlos?
— Sí, la verdad es que se los acepte. Porque me dijo que un familiar se los había dado con el compromiso que los vendiera en el periódico.
Steven ve hacia la oficina de Ernesto, y dice:
— A mí no me mencionó nada de eso.
— ¿Qué dices? ¿Me vas a ayudar a vender?
— Tengo una mejor...
De inmediato, Steven coge el celular y lo saca de su caja. Cuando le expresa a Margaret:
— Voy a quedarme con este.
— Qué bien. Ahí mismo viene la Sim card con su respectivo número telefónico.
— ¿Cuánto cuesta este Xiaomi?
— Ochocientos mil pesos, pero lo puedes pagar por cuotas.
— Está bien, mañana te doy la mitad.
— Trato hecho...
Minutos después, Steven se baja del taxi. Cuando vea a su mamá en la puerta de su casa y se asusta, diciéndole:
— ¿Pasa algo?
— No hijo, ¿es que no te puedo visitar de vez en cuando?
— Es que pensé que le había pasado algo a mi papá.
— Él está bien. Mejor abre la puerta.
Steven mira hacia varias partes para ver si vea a Lía. Y luego abre la puerta, y le dice a su mamá:
— ¡Sigue!
Clemencia entra y le echa un vistazo a toda la casa. Y acariciando el perro, le dice a Steven:
— ¡Oye hijo!
— ¡Si!
— Tengo una curiosidad.
— Dime.
— ¿Qué ha pasado con la joven que estuvo en la noche de navidad con nosotros?
— Eso mismo me pregunto, no sé qué pasa con ella.
— ¿Lía es que se llama?
— Si.
Clemencia se acerca a su hijo, y le dice:
— No quiero que estés más solo, eso no es bueno.
— Yo no estoy solo mamá, Timy me acompaña.
— Tú sabes a qué me refiero, busca a Lía y cásate con ella.
Steven se sonríen poco, y piensa:
"¿Volverme a casar?... no es mala idea"
— ¿En qué piensas?
Steven pone la caja del celular que le dio Margaret en la mesa, y le responde:
— En nada en especial, ¿me quieres ayudar a preparar algo de comer?
— Claro. Voy a ver que tienes en la nevera.
Mientras Clemencia va a la cocina, Steven ve por la ventana y con la esperanza de que aparezca Lía, dice:
— ¿Por qué me haces esto? Estoy deseando verte...
En ese instante, Steven ve llegar a Santiago a su casa. Cuando Clemencia le dice:
— No tienes tanto mercado. ¿Qué quieres que te prepare?
— Cualquier cosa mamá.
— Bueno, me llama la atención que llegaste en taxi... ¿qué pasó con el carro?
— Lo entregué, todavía no voy a meterme con esa clase de deuda.
— Entiendo.
El día siguiente, Steven sale a trabajar y cierra la puerta. Cuando se da vuelta y ve a Lía a tres metros de él, y le dice:
— Te estuve esperando...
#7867 en Thriller
#4419 en Misterio
angeles caidos, virus y naturaleza, angeles demonios secretos misterio
Editado: 10.04.2023