Mi estúpido niñero

Capítulo 26

Mi pobre padre, con aspecto cansado, asiente con un 
movimiento de cabeza. No puede hablar por la cinta que le 
cubre la boca. Lanzo una mirada asesina a Nick y Luke, 
quienes lo sueltan, avergonzados. 
—Lo siento mucho, tío Edward —se disculpa Nick, 
haciendo una mueca. 
—No queríamos secuestrarlo a usted, señor Donnet —le dice 
Luke—. Buscábamos a Tyler. 
Tyler los mira como si estuvieran locos. Me acerco apenada 
a quitarle la cinta de la boca a mi padre. 
—¡Despacio, hija! —se queja haciendo una mueca de dolor. 
—No puedo creer que hayan secuestrado a mi padre — 
exclamo negando con la cabeza. 
Mi padre comienza a estirarse y a frotar la parte donde 
estaba la cinta haciendo una mueca de dolor. Bajo la mirada. 
Ni siquiera sé qué decir. Todos estamos en silencio esperando 
que nos abronque por hacer semejante estupidez, pero en vez 
de eso, comienza a reírse y nos quedamos todos sorprendidos. 
—¿Por qué se ríe? —pregunta Luke confundido. 
—Creo que está llorando… —dice Nick llevándose una 
mano al mentón.

—¿Así reacciona cuando está enfadado? —me pregunta 
Caroline, que juega con un mechón de cabello mientras 
observa la escena. 
—Quizá está teniendo un brote psicótico —sugiere Daniela 
con los brazos cruzados. 
—Espero que no —contesto haciendo una mueca. 
Mi padre niega con la cabeza al tiempo que palmea los 
brazos de Nick y Luke. 
—No se preocupen. No estoy enfadado ni teniendo un brote 
psicótico —esto último lo dice mirando a Daniela. Ella se 
encoge de hombros con una pequeña sonrisa—, pero si hay 
una segunda vez, no me reiré, chicos —les advierte 
poniéndose serio. 
—No volverá a pasar, tío Edward —le asegura Nick. 
—Lo sentimos, señor Donnet —dice Luke. 
Papá asiente con la cabeza, comprendiendo que son 
estúpidos y que, si normalmente no son capaces de conectar 
dos neuronas, menos las iban a conectar para una cosa así. 
Acaricia mi hombro al pasar junto a mí. Estoy segura de que 
mi madre se reirá mucho cuando se lo cuente. 
Una vez que mi padre se va, nuestras miradas se centran en 
Tyler, que no ha dicho nada en ningún momento. Nos observa 
apoyado en la barandilla de las escaleras. Yo sabía que iba a 
enfadarse. Yo había votado por taparle los ojos y ya está. 
—Ustedes planeaban secuestrarme —nos dice dolido. Bajo 
la mirada—. Definitivamente están enfermos. 
—Nosotros… —empieza a decir Nick. 
—No, Nick, no —le interrumpe Tyler—. Déjame terminar. 
—Hace una pausa. Mi primo no vuelve a interrumpirlo—. Están enfermos… y por eso los quiero, chicos. 
Levanto la mirada sonriendo. Tyler está mirándome. Y 
también sonríe. Solo estaba fingiendo estar enojado con 
nosotros. Puedo ver el alivio en el rostro de los demás. 
—Eres un estúpido —le digo negando con la cabeza. 
—Lo dice la psicópata que quiso secuestrarme —me 
contesta acercándose a mí. 
—No, yo voté por taparte los ojos —me defiendo levantando 
el dedo índice. 
—Tiene razón —dice Luke—. Nosotros somos los culpables 
—señala Nick y a sí mismo. 
Fue una idea genial alquilar estos inflables. Ya había olvidado 
lo divertido que es saltar en ellos. Caroline y yo estamos 
riéndonos como estúpidas mientras saltamos. Volvemos a 
sentirnos como niñas de siete años, cuando lo primero que 
hacíamos en todas las fiestas de cumpleaños era ir corriendo a 
saltar a los castillos inflables. Por un momento nos olvidamos 
de todo lo que está pasando y de todo lo que nos falta por 
vivir. 
—¡Observen al rey! —exclama Nick. 
Todos lo miramos. Está en la parte más alta del inflable, a la 
que hay que llegar subiendo por una pequeña escalera. Saltar 
de allí arriba y caer de pie es imposible. Ya lo hemos intentado 
todos y no lo hemos conseguido, no sé si porque ya somos 
demasiado grandes para hacerlo o porque es imposible. 
—Primero quiero decirles que soy el mejor del mundo, 
porque saltaré y caeré para… 
Luke aparece detrás de él y lo empuja. Nick rueda hacia 
abajo como si fuera una bolsa de patatas. Me río tanto que no me doy cuenta de que está viniendo en mi dirección. El 
resultado es que choca conmigo, golpeándome un poco con el 
peso de su cuerpo. 
—Ay, eres idiota —me quejo masajeándome la parte en la 
que he recibido el golpe. 
—Eso te pasa por ser malvada y reírte de las desgracias de 
los demás —me dice Nick al tiempo que se pone de pie 
manteniendo una sonrisa en su rostro. 
—No me río de las desgracias de los demás, solo de las tuyas 
—contesto con el ceño fruncido. 
Tyler viene hacia mí. Me ayuda a levantarme dándome una 
mano, la cual acepto al instante, y me levanto de un salto. Al 
hacerlo, el inflable me impulsa hacia él y nuestros pechos 
chocan haciendo que nos riamos. 
—¿Sabes? Creo que si me abrazas unos segundos más 
acabarás formando parte de mí y, como nadie te verá —me 
susurra Tyler con tono divertido—, podrás venir a Inglaterra 
conmigo. 
—Te odio por haber estado evitándome toda la semana —le 
digo sin soltarlo—. Si no hubieras sido tan estúpido, ahora no 
te echaría tanto de menos. 
Tyler no me contesta. Puedo sentir cómo su respiración 
comienza a volverse más pesada. Escucho que su corazón late 
con rapidez. Sus manos se posan en mis brazos, separándome 
de él y lo miro confundida. 
—Te quiero, Sam —me dice mirándome fijamente. 
Me río levemente. Me asusté por unos segundos, creí que 
tendríamos una discusión o algo así. 
—Yo también te quiero, tonto —le respondo con una pequeña sonrisa—. Eres mi casi mejor amigo. 
Tyler frunce el ceño y niega con la cabeza. 
—No, Sam. No lo entiendes. Yo… —intenta explicarme 
nervioso. Arqueo una ceja, comenzando a ponerme nerviosa 
yo también—. Te quiero como algo más que una casi mejor 
amiga. 
Ahora mi corazón parece volverse loco. Quiero sonreír, 
abrazarlo y besarlo de felicidad, pero no. Comprendo qué 
quiere decirme, pero voy a jugar con él un poco para que sufra 
lo que yo he sufrido las dos veces que he estado a punto de 
confesarle que lo quiero. 
—Sé a qué te refieres —digo esbozando una sonrisa. 
—¿Ah, sí? —Parece aliviado. 
Asiento con la cabeza. Tomo sus manos hasta levantarlas a la 
altura de nuestros pechos. 
—Me quieres como una mejor amiga —le digo contenta. Él 
pasa la lengua por sus labios, nervioso. 
—No, Sam. Yo… 
—No te preocupes. Caroline no va a enojarse si me quieres 
de esa forma —le interrumpo. 
—Sam… 
—Ella perdió ese derecho al estar embarazada de Nick — 
vuelvo a interrumpirlo. 
—Samantha… 
—Tyler… 
Antes de que pueda volver a interrumpirlo, deshace nuestro 
agarre y coloca una mano a cada lado de mi cara para 
acercarme a la suya y besarme. El roce de nuestros labios provoca cosquillas dentro de mi estómago. Cuando nuestras 
bocas se unen, puedo sentir que las cosquillas se convierten en 
ráfagas eléctricas que recorren todo mi cuerpo. Nos separamos 
lo suficiente para mirarnos. Sus ojos marrones ahora parecen 
oscuros, muy oscuros. Nuestras respiraciones están agitadas y 
puedo ver de reojo que varias personas nos están mirando mal, 
pero no nos importa. Acabamos de arriesgarnos y ha dado 
resultado.



#1730 en Joven Adulto

En el texto hay: adolescentes, drama, niñero

Editado: 07.01.2024

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